Castroverde de Campos - Zamora

Copio y pego un artículo publicado en lavozdigital.es que no tiene desperdicios.



«A España hay que hacerla cada día y si no, se muere», lamentó ayer en Cádiz el periodista y escritor José María Carrascal durante su ponencia ‘Cataluña y Gibraltar’ con el que quedaba inaugurado el ciclo organizado por LAVOZy ABC (y patrocinado por la UCA, Fundación Cajasol, Ayuntamiento de Cádiz, E-ON y Esic) ‘Cádiz, punto de encuentro’. En plena efervescencia independentista catalana y con el enésimo resurgimiento de la crisis entre los gobiernos español e inglés por el Peñón como marco, el autor de ‘La Batalla de Gibraltar’ detalló durante su intervención las relaciones entre ambos territorios, y abogó por la unión de todos los ciudadanos para no dejar a España desaparecer por inanición. El periodista madrileño, que en los años 60 del siglo pasado narró la pugna diplomática en la ONU por la descolonización de la Roca, tiró de historia para remarcar la alianza entre Cataluña y Gibraltar. Un lazo que empezó a tejerse hace 300 años con la Guerra de Sucesión española como telón de fondo, los acuerdos alcanzados en el Tratado de Utrecht con el que se daba por terminada la contienda y la posterior implantación de los decretos de Nueva Planta.

Amigos en la Diada

Tres siglos después, los dos ‘amigos’ han reforzado los contactos. Un ejemplo de su buena avenencia son las últimas invitaciones de la Generalitat a representantes de la colonia inglesa a que participen en los actos de la Diada. Para Carrascal, esa camaradería no esconde más que la intención de la nación, que no estado catalán, de erigirse en un enorme Gibraltar, de obtener beneficios de un ambicioso pacto fiscal que al final ha derivado en el deseo de una total independencia. «A Más y Picardo les ha pasado lo que al aprendiz de brujo, que son víctimas de su propio invento.No quieren estar en España. Quieren lo mejor de los dos mundos. Estar dentro para servirse de sus beneficios, pero fuera para librarse de sus obligaciones», apostilló el conferenciante. Para el famoso periodista y escritor, Gibraltar es «una sanguijuela, un parásito» que ha sabido aprovechar la «debilidad» de España para ir ganando beneficios territoriales y económicos.

De negocio se habló mucho en la ponencia que abre el ciclo ‘Cádiz punto de encuentro’. José María Carrascal sofocó las voces independentistas catalanas que aprovechan el devenir de la historia para dejar a su nación como víctima de la España unificada. «En 1778 se declara la libertad de todos los españoles de poder comerciar desde los puertos españoles con América y los historiadores recogen cómo los catalanes fueron los que se aprovecharon de esa medida. Si Cataluña perdió una serie de derechos e instituciones, que por otra parte eran medievales, en cambio ganó un desarrollo industrial que de otra forma no hubiera obtenido. Así que, desde un observatorio imparcial y práctico, el cambio no fue tan malo», apuntó el escritor. Citó también a Ramiro de Maeztu para tratar de explicar el supuesto origen del desapego de Cataluña, al igual que el del País Vasco, para con España. «Desde allí –Cataluña y el País Vasco– se ve el resto de España como una enorme meseta árida para vender sus productos», adelantó Maeztu. De cosecha de Carrascal fue la siguiente afirmación: «En ambas comunidades, el desarrollo industrial creó un sentido de superioridad, mientras su hecho diferencial, sobre todo en elPaís Vasco, adopta un comportamiento violento».

España como un gran cliente. Así la ve Cataluña y así, según subrayó en su discurso, también lo hizo Gibraltar, aunque de forma ilegal, y erigiendo en uno de los mayores paraísos del contrabando.

Pero llegó el «milagro». Un giro inesperado. Una gran victoria diplomática contra todo pronóstico, que sin embargo, y a las portadas de los periódicos de este verano se remitió Carrascal, jamás se materializó. Habló en ese punto el conferenciante de aquella resolución de la ONU de 1967 que dejaba a España a las puertas de recuperar el Peñón pero que, por la falta de coincidencia de las políticas externas de los sucesivos gobiernos españoles, no ha llegado a traducirse.

Insistió Carrascal en el paralelismo de la cuestión gibraltareña y el ansia independentista catalana. «Cataluña se ve como un enorme Gibraltar, pero no puede consentirse. En el mundo futuro no habrá Gibraltares, ni grandes ni pequeños». Y apuntó la principal baza con la que juegan los dirigentes de la Generalitat para saciarla. «Ellos confían en la división de los españoles. Que el PP tenga que pedir su apoyo para gobernar y, con él, un precio. Pero si es el PSOE el que gana las próximas elecciones y se alían con los nacionalistas e IU, ellos le darían lo que quisieran sin pedirle nada como hicieron en el pasado. Veo mucho indignado incluso entre los votantes del PP. Pero en otro caso habría más gibraltares en España», sentenció.

Ante las preguntas del público asistente, que llenó el salón del Parador Atlántico, el escritor madrileño manifestó su opinión a cerca del futuro del proceso independentista catalán. Dijo ser de difícil resolución porque, argumentó, «hay dos generaciones alimentadas e instruidas en el falso mito catalán». En este sentido, pidió al presidente Rajoy, no ceder al «chantaje» de la Generalitat y «hacer valer los principios legales y jurídicos». Aunque como en aquella dura pugna librada en la sede de la ONU en Nueva York, José María Carrascal confía en un cambio de timón, en un golpe de suerte, en un nuevo rumbo en la historia. «Creo en los milagros, y todos los que creen en España, no como un viejo país en el que nada cambia, deben de saber que España hay que hacerla cada día y, si no, se muere. Lamento terminar con esta reflexión pero es la realidad que tenemos delante», concluyó el periodista, que recibió un cariñoso aplauso al concluir la conferencia con la que se inaugura ‘Cádiz punto de encuentro’.

Fantástico.
Saludos.