Castroverde de Campos - Zamora

Reconozco que ir al Mesón el Labrador en Castroverde es lo más parecido a pasar un día en familia, y además entregarme con pasión a los placeres gastronómicos más auténticos. Y aún siendo un riesgo atreverme a hacerlo en verano (pues su cocina de invierno, la de caza, la de legumbre, es de una contundencia aplastante) hemos disfrutado de lo lindo. Para empezar, una pipirrana natural aderezada con esturión ahumado, germinados y huevas de trucha. Siguiendo un escabeche (marca de la casa) de bonito de temporada sabroso y sutil, sápido y suave. Un más allá de huevos con trufa, aire de boletus y espuma de bianchetto ( el principio del infinito) que siempre justifican un viaje. Y de plato principal, una caldereta de lechal (que ahora es época de corderos) a la zamorana en leve ajoarriero para, literalmente, chuparse los dedos. De postres, una tabla de quesos de Ruben Valbuena (ays, que locura de tocar el cielo con esos azules y los de pasta blanda !!!) y un compartir helados de la casa ( plátano, mango, frambuesa y leche de oveja merengada). Mi complicidad con Ramón en el tema vino suele pasar, casi necesariamente, por los rosados de Prieto Picudo locales, siguiendo por el tinto de la casa (fermentado en barrica) que disfruto a tope vendimiando en su majuelo ( por cierto, que este año está rico, rico!). Gracias una vez más a Luis Alberto Lera Collantes por su buen hacer en la elección de este banquetazo.
Concha Jambrina