Bilbao - Vizcaya

La Tierra, un lugar de purificación



La ley Absoluta eterna es la meta de vida del alma y la existencia de los seres espirituales. Tan diferente es la manera en que cada hombre percibe el mundo y lo acoge en sí, como diferentes son también las cargas del alma. Por eso no se puede decir de forma general cuánto tiempo permanece un alma en la rueda de la reencarnación hasta que vuelve a tomar otra vez un nuevo cuerpo terrenal. Por el aumento de la densidad de población en el mundo, reconocemos que en tiempos anteriores las fases de encarnación han sido más largas para las almas. Ahora las fases entre muerte y reencarnación se vuelven cada vez más cortas; esto lo vemos por el constante aumento de la cifra de población en la Tierra, porque cada vez más almas ansían encarnarse al presentir que se está acercando el final de esta posibilidad para ellas.

En la Tierra queda todavía sólo un corto espacio de tiempo en el que las almas muy cargadas puedan encarnarse. Después ya no habrá magnetismo suficiente para ellas, porque la Tierra se volverá cada vez más fina. Entonces ya no se podrán encarnar, porque en la Tierra habrá encarnadas sólo almas más luminosas, es decir, la Tierra en su substancia sustentará a hombres que serán de substancia más fina y radiante. Y éstos a su vez atraerán también sólo a almas más luminosas.

La humanidad vive actualmente en un poderoso cambio de era, en un tiempo de transformación como nunca ha existido. Los hombres espirituales que viven con ideales y valores superiores, reconocen que el materialismo se va derrumbando y que la materia, la sustancia densa, se transformará paulatinamente, asimilándose a fuerzas y formas superiores.

Precisamente en este poderoso tiempo actual de transformación, el Espíritu eterno, Dios, nuestro Padre, está concediendo una vez más Su misericordia a Sus hijos-almas, para que durante los años de vida terrenal purifiquen como hombres en la Tierra su parte pecaminosa, lo que en el Más allá no es posible en tan corto espacio de tiempo.

En la Tierra los hombres son conducidos para encontrarse, a fin de resolver y purificar juntos lo que el uno ha causado al otro, o ambos entre sí. El mismo principio rige también los ámbitos de las almas, sin embargo, en fases muy largas. También allí se encuentran las almas para purificar juntas lo que han causado en la Tierra siendo hombres. Que el alma en el Más allá o como hombre aquí en la Tierra reconozca y enmiende o no lo que se le presenta en imágenes o acontecimientos, dependerá únicamente del libre albedrío del alma y del hombre.




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