Villalón de Campos - Valladolid

No entiendo la actitud de muchos villaloneses hacia los que no han nacido en el pueblo pero viven en él. Me estoy refiriendo a las personas que continuamente tachan de FORASTER@S. No intento decir que no sea la palabra apropiada pero, cuando se utiliza, creo que encierra algo más. Tengo la sensación de que incomoda la presencia de dichas personas, considerándolos como intrusos que han venido a apropiarse de lo que no les pertenece.
Mi opinión es que muchas de las personas que no han nacido aquí se implican mucho más en el bienestar del pueblo que algunos de los nacidos en Villalón.

Pero que muchos, muchos ,muchos.... mas y mucho, mucho, mucho ...mas.

Estoy contigo Hijaundemonio,esa palabra Forasteros deja mucho que desear,hay gente,vecinos que llevan muchos años en el pueblo y han echo mucho,más que los nacidos,cuanto más forasteros(como dicen) más vida tiene el pueblo,por favor admitir a la gente de fuera,siempre podremos aprender de ellos.(siempre y cuando no sean mala gente)

El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
?no fue por estos campos el bíblico jardín
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.