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11-08-12 09:31 #10414820
Por:No Registrado
EL EURO
Entrevista a Pedro Montes
Salir del euro, la mejor opción

Miguel Riera
El Viejo Topo


Empiezan a oírse voces entre los economistas que plantean, como única salida realista –y dolorosa– a la crisis, el abandono de la moneda única. Pedro Montes fue de los primeros, si no el primero, en advertir de las graves consecuencias que arrostraría España tras la adopción del euro y la forma exclusivamente mercantil con que se estaba construyendo la Unión Europea; y a la vista está que Europa constituye el nudo de la cuestión de la compleja crisis española. La entrevista tiene un carácter polémico indiscutible, pero también muy necesario.

Hace años, en una entrevista publicada en esta revista, aseguraste que España se encaminaba bien al caos, o bien a la catástrofe. Utilizabas también en un artículo por aquellas fechas la expresión “callejón sin salida”. Me pregunto qué piensas ahora al respecto. ¿Caos, catástrofe, callejón sin salida?

No hace tantos años, Miguel, era marzo de 2010, lo que sucede es que la crisis económica es voraz y va muy deprisa. Traté de decir en aquella ocasión que, teniendo en cuenta la evolución de la economía española tras la creación del euro, cuando ya se había incurrido en un déficit enorme de lo que se llama la balanza de pagos por cuenta corriente y, por tanto, se había acumulado una deuda exterior insostenible, el país se enfrentaba a un dilema: o se mantenía en el euro y se encaminaba al desastre o asumía el paso convulsivo de desligarse de la moneda única. Caos y catástrofe, o catástrofe y caos. Decir entonces que el país se encontraba en un callejón sin salida era una forma de resaltar la angustiosa situación, bien entendido que las sociedades siempre encuentran una salida, por dramáticas que a veces sean las soluciones. El dilema sigue vigente, pero la perentoriedad es más aguda y también todo se ha clarificado. En mayo de 2010, como todo el mundo sabe, Zapatero dio un giro radical a su política, con recortes y ajustes, una reforma laboral y la deleznable reforma de las pensiones, que contó, no debe olvidarse, con el respaldo de las direcciones de CCOO y UGT. Posteriormente, y en apenas pocos meses, burlándose de los ciudadanos, el gobierno del PP ha emprendido un conjunto de reformas que, aparte de acentuar la política del PSOE, son de una agresividad, y se podría decir crueldad, que han dinamitando el pacto social surgido de la transición tras la muerte del dictador. Ha sobrevenido un desastre económico, social y ya también político, de modo que la disyuntiva en estos momentos es si continuamos directos por el camino al infierno, Grecia ya está en él, o recuperamos una moneda propia y un banco central propio para afrontar la crisis. La UE nos ha trazado una siniestra ruta que de aceptarla implicaría una especie de suicidio colectivo.


Estamos no en el borde, sino cayendo por un precipicio cuya profundidad no se conoce. No es posible hacer pronósticos sobre el tiempo, así que todos los anuncios de brotes verdes son mentiras. Ahora bien, tengo la convicción de que nuestro país no puede sobrevivir en el euro, y que, con independencia de lo que quiera el centro derecha y piense mayoritariamente la izquierda y muchos de sus dirigentes, la desvinculación de la moneda única es inexorable. Cuándo y cómo se producirá, no lo sé. Ya he dejado de discutir si la alternativa mejor de la izquierda es procurarse una Europa que corrija los principales defectos y carencias de Maastricht. La unidad construida no es reformable y las consecuencias que ha comportado no son superables. El tiempo, pronto creo, dirimirá la cuestión.


La economía española no puede generar los recursos para hacer frente a su posición deudora exterior, ya te he indicado que sería necesario registrar superávit de la balanza de pagos. El Estado a duras penas corrige su déficit y cada vez le resulta más difícil encontrar financiación para taponar los muchos agujeros que debe cubrir para que el país no sea declarado en bancarrota (ahí está el caso de Bankia y los 23.000 millones, o más, para rescatarlo). Las emisiones de muchas comunidades autónomas están valoradas como bonos basura.

El sistema bancario está en quiebra. La calificación de las emisiones de los bonos y acciones de las empresas importantes se rebaja cada día. La morosidad crece y los desahucios también. Este es el cuadro actual, pero lejos de ser estático tiende a empeorar por la recesión y porque la desconfianza que suscita la economía española es completa, dentro y fuera del país. La prima de riesgo de la deuda pública crece incontenible y con ella todos los tipos de interés aplicados a las empresas y entidades españolas, que son las que soportan la mayor parte de la deuda externa. De los 2,3 billones que he citado, 2 billones corresponden al sector privado.

Con esta perspectiva, los defensores de permanecer en el euro, entre ellos la cúpula del gobierno –para Rajoy el euro es irreversible, para el ministro de Hacienda, Montoro, la solución es más euro y más Europa– buscan desesperados en Europa y ya también en Washington fondos para sostener la situación. Se muestran renuentes a utilizar la palabra rescate, pero en el fondo saben que cualquier aportación financiera significa estar intervenidos y someterse a las directrices que emanen de los prestamistas. De hecho, desde mayo de 2010 la política económica depende de las instituciones europeas y las presiones de los mercados, y todo indica que se acentuará en lo inmediato. Ser rescatados no es fácil por la enorme cantidad de euros que se requieren, pero haciendo de la necesidad virtud, es posible, con el argumento de que España es demasiado grande para dejarla caer, que transitoriamente se evite la catástrofe.

La palabra “rescate” es engañosa, o más duro, falsa. Ahí está otra vez Grecia como caso pionero. Cuando “rescatan” a un país no lo salvan de su precariedad y angustia, sino que “le echan el guante”, lo maniatan, lo aprisionan y lo someten a todo tipo de humillaciones y barbaridades, incluida la de pasarle por encima y despreciar a las instituciones democráticas. Siempre amenazados, continuamente vigilados, los países rescatados se van hundiendo económica y socialmente en un abismo que no parece tener fondo. No tendrá que ser diferente en el caso de España y cabe añadir un matiz a esta degradación.

Lo mejor para nuestro país, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, sería desvincularse del euro y recuperar soberanía e instrumentos de política económica.

El país “rescatado” no se libera de sus deudas sino que estas aumentan y se hacen más onerosas. Por así decir, el “rescate” implica una agonía sin fin. La otra alternativa, la de desligarse del euro y recuperar muchos de los resortes con que ha contado la política económica históricamente para llevar a cabo las políticas necesarias que reclama la sociedad, conmocionará sin duda alguna al país.

Es muy difícil calibrar todas las consecuencias que desatará esa salida, pero frente al rescate, tras un período difícil, muy difícil y complejo si se quiere, no hay que engañarse, abre todas las oportunidades para recuperar y rehacer el país. Algún lector avispado preguntará inmediatamente: ¿y qué pasará con la deuda externa que además se elevará considerablemente en términos de nuestra nueva peseta tras la devaluación que tendrá lugar? Por mi parte, no puedo afirmar otra cosa que la salida del euro lleva aparejado inevitablemente el impago de la deuda, con los matices que puedan incorporarse. Palabras mayores, un grave problema, pero irresoluble de otra forma.

Creo que lo mejor para nuestro país, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, sería desvincularse del euro y recuperar soberanía e instrumentos de política económica. Confío además en que esto sucederá inevitablemente y sería muy conveniente que Izquierda Unida y los sindicatos mayoritarios adoptaran como estrategia esa alternativa. La sociedad tiene mucho miedo, la opinión pública está muy manipulada, al punto de que, a pesar de los grandes sufrimientos que ya padecemos y las amenazas que se ciernen en el horizonte, todavía se siente pánico ante la idea de abandonar, no Europa, sino la unión monetaria. Pasa aquí y está pasando en Grecia.

Con todo, las encuestas hablan ya de casi un tercio de la población que culpa al euro de la crisis y quisieran desvincularse de él. Nadie representa políticamente a esa significativa minoría que podría ampliarse con facilidad con una buena explicación de lo sucedido y si se trabajase con seriedad en esa alternativa. Todos estamos opinando de la crisis europea cuando, en las circunstancias actuales, sería conveniente y legítimo dedicarse a pensar, aunque fuese como hipótesis improbable, en el escenario de no permanecer en el euro. Quiero añadir que el tiempo es un dato de la situación que hay que tomar en cuenta. Cuanto más se prolongue la caída en esta fase destructiva del tejido productivo, de la desaparición de empresas, de ruina económica, de acumulación de paro –un terrible problema en todos los órdenes– y de degradación social, será mucho más difícil y complicado recuperar el país y rehacerlo desde todos los puntos de vista. Ahora bien, como verás, esta es una versión española, considerando lo más deseable para nuestro país y nuestras gentes. Pero cabe preguntarse qué piensa Europa de la crisis del euro, de los peligros que entraña España y de lo que convendría hacer. Hay mucho ruido, propuestas, ocurrencias, disputas y controversias, lo cual prueba que hay también mucha desesperación y pocas ideas claras.

Querámoslo o no, la unión monetaria la conforman un conglomerado de países, con fuerza distinta, intereses contrapuestos, situaciones económicas, sociales y políticas muy diferentes y todos, en general, con problemas serios, cuyas sociedades reclaman a sus gobiernos soluciones que respeten en lo fundamental los intereses nacionales. Añádase que hay reglas, compromisos, pactos y casi una constitución para comprender que no todo es posible y que algunos cambios que se reclaman contradicen la esencia del proyecto de Maastricht, que es una unión monetaria sin fiscalidad común.La aparición de Hollande ha acentuado los contrastes existentes y la división potencial entre Francia Alemania, si bien podemos estar de acuerdo en que la quiebra del euro sería un gran fracaso de la burguesía “europea” que lleva apostando por este proyecto de Europa más de 30 años.

Sorprende, desde luego, el silencio cómplice que han mantenido muchos expertos y analistas ante lo que ha ocurrido, así como el pánico que se ha instalado en la sociedad. Hay una cobardía manifiesta, como si no se quisiera afrontar la realidad y se prefiriese descender a los infiernos antes que pararse y ver si hay otra alternativa. Todos los que componen el orden establecido –las tertulias son un buen exponente– hablan de la necesidad inevitable de los ajustes y la reducción del déficit público como si fueran obligaciones impuestas por la naturaleza, como si el mundo acabase donde ellos alcanzan a ver, cuando sólo basta mirar un poco y comprender que cabe otra opción que consiste en volver a la situación previa al euro tal como la conocíamos hace sólo 14 años.

Mi confianza es que la lucha y la necesidad de ofrecer una alternativa acaben por hacer evidente que romper con la unión monetaria es inevitable. Estamos en la barbarie

No es la vuelta a la edad media ni a la autarquía. Puedo reconocer que los cambios producidos complican esa vuelta, pero no al punto de que la sociedad se condene a un período indefinido de sacrificios y desolación por no querer rectificar unos pasos en falso. La complejidad técnica de ello es innegable, pero del mismo modo que las dificultades técnicas no impidieron adoptar el euro tampoco ahora podrían impedir implantar la peseta. La nueva moneda tendría que sufrir una significativa devaluación y el Banco de España podría recuperar su prestigio perdido volviendo a sus viejas tareas de emitir y distribuir la moneda nacional. Si tiene suerte Grecia, siempre podrá servirnos de modelo.
Puntos:
11-08-12 12:42 #10415320 -> 10414820
Por:No Registrado
RE: EL EURO
La frase que incluyo, formo parte de la entrevista que antes se ha publicado. Considero que, como el contenido anterior, es una verdad como un templo de esta España nuestra.


Las capas dirigentes no son propicias a reconocer errores y menos a desaparecer cuando se equivocan tan radicalmente. Otro motivo está implícito en lo que acabo de comentar: ¡que maravilla de proyecto! Una década imponiendo políticas regresivas en lo económico y lo social para cumplir las condiciones de convergencia y poder formar parte de la zona euro desde el principio, luego la necesidad imperiosa de practicar recortes para no perder competitividad y ya con la crisis el sueño hecho realidad, con el PP a por todas librando una guerra económica contra los trabajadores y las capas sociales más desfavorecidas con ribetes fascistas.
Puntos:
20-08-12 16:39 #10441518 -> 10415320
Por:No Registrado
RE: EL EURO
Reino unido (Libra esterlina), Bulgaria (Lev), Lituania (Litas), Suecia
(Corona sueca), Dinamarca (Corona danesa), Rumania (Leu), Hungría
(Florín húngaro), Letonia (Lats), Polonia (Zloty), República Checa
(Corona checa), son miembros de la Unión Europea, pero sus monedas NO
SON EL EURO,,, jajaja España Nacion de inteligentes ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡. Mas inteligentes aún si pensamos que Rajoy es el mas inteligente. jajajaja.
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