Olmedo - Valladolid

LOS LADRONES
HOTEL PIÑERO BAHÍA DE PALMA
C/ Trencadors Nº 74. Llucmajor. Mallorca
(Trencadores, en castellano rompedores…de ilusiones)

Corría el octavo y último día de las vacaciones con mi familia en el HOTEL PIÑEDO BAHÍA DE PALMA, allá por el mes de septiembre del 2009 que, para descartar supersticiones, era 12 y no 13 y era Domingo y no martes, como “predican” ciertas costumbres por aquello de la mala suerte.
A pesar del desencanto del hotel y de la poca o desacertada atención del personal, incluida la gerencia o, tal vez también por su culpa, el cansancio acumulado era más que notable y una cierta desilusión, se había plasmado en los rostros de mi mujer, de mi hija y en el mío propio. En consecuencia, aprovechamos al máximo el descanso mínimo que, resignados, nos otorgaba la hostería por la cual habíamos apostado, económicamente hablando. (No cabe esfuerzo describir tal habitáculo dado que, visitando su página Web, solo hay que imaginarse lo contrario que en las fotos exponen).

Como esta “película” no es contra de la infraestructura del citado hotel, aunque, no viene demás, hacer alusión a ciertas deficiencias, proseguiré con los hechos acaecidos en tal lugar.

Nos levantamos la familia al completo, en la mañana del octavo día y, después del correspondiente aseo en un baño casi tercermundista, (aquí, no quiero faltar a la consideración que esa desafortunada gente me merece, solo hago un símil que aporte una idea genérica de la imagen que el lugar ha cuajado en mis recuerdos), hicimos las maletas y dejamos la habitación tan adecuada, cuando menos, a como la encontramos, (hay cosas que no se pueden mejorar y yo, aunque constructor, estaba de vacaciones).
Posamos las maletas preparadas y bien candadas, encima de la cama. Salimos de la habitación, dejando tras de nosotros, la ventana y la puerta cerradas ¡CON EL CARTEL DE NO MOLESTAR! (que llevaba puesto desde la noche anterior), de tal modo que, tan solo, con la llave pudiese abrirse y si no, hubiese de ser forzada.

Tranquilos, por la seguridad que las cosas bien hechas nos daba, nos dirigimos por el pasillo de la planta cuarta, en busca del ascensor que nos llevase al comedor. Eran pasadas la 14h de la tarde y el tiempo cuadraba con la hora de ir al aeropuerto.
En esos momentos, por aquel corredor, simplemente deambulaba una mujer, conduciendo, penosamente, el carrito con la ropa sucia de las habitaciones que, imagino, andaba aseando aunque, la verdad sea dicha que, prisa, mucha prisa, lo que se dice mucha prisa, no se daba. Nos saludamos al paso y, así quedó todo.

Rondaban la tres de la tarde, cuando regresamos al dormitorio. Abrimos, con nuestra llave, como no podía ser de otra forma, la puerta que, poco tiempo atrás, dejamos bien cerrada. ¡SORPRESA!, ¡NUESTRAS MALETAS!, ¡ESTÁN FORZADAS!... Sensaciones inequívocas e indescriptibles, por aquello de mal sonantes, invadieron, instantáneamente, los pensamientos y toda mi mente. Injurias, blasfemias y juramentos, proferí en airadas palabras. ¡ME HAN ROBADO!... ¡SI LA PUERTA ESTÁ CERRADA! Una contrariedad, que me turbaba la claridad, de un robo por parte ajeno a la empresa. Cierta sospecha escalofriaba todo mi cuerpo.


Profiriendo descalificaciones, aunque indignado, en un tono más sosegado acudí, aceleradamente, a presentar mi reclamación a la gerencia como, pienso, cualquier persona hiciese en mi caso. Expuse: ¡ME HAN FORZADO LAS MALETAS! ¡ME HAN ROBADO! Y ¡LA PUERTA NO ESTABA FORZADA! Acto seguido relaté, raudo y concreto, pues el tiempo ya apremiaba y corría peligro el regreso en avión a mi casa: tenía, en diferentes compartimientos y tamaños, la cantidad de 1.400 euros que, celosamente había guardado.

El oportuno de turno, mostrando un mínimo interés en mi causa, me atendió jocosa, tediosa y penosamente. A sabiendas del poco tiempo del que yo disponía, (esto, lo deduje después más tranquilamente), me retó a llamar a la policía y hacer la correspondiente denuncia. Cosa que así hice, relatándoles, apresuradamente, el asunto. Haciendo especial hincapié, en que la puerta de la habitación no estaba forzada, ni había cristales de la ventana rotos y que nada más me faltaba. Les cité a la trabajadora, que en el pasillo había visto y les emplacé a que la investigaran así, como al personal del hotel que, cobrando de nuestro dinero, tan mal se habían portado con nosotros.
Hice mi queja, por escrito, al hotel. La denuncia, con todos mis datos, a la policía. Cogimos las maletas, como pudimos y llegamos a tiempo de coger el avión.

Ya en mi casa y tras un tiempo, la denuncia llegó a la cadena SOLTOUR que, aunque nada tengo en contra de ellos, a través suyo, contraté mis “generosas” vacaciones. Responsabilidad, lo que se dice responsabilidad, no creo que tengan alguna pero, sí pienso, que deberían mirar más los hoteles que ofertan. Total, bien es cierto, que miraré mejor por otro lar, mis próximas vacaciones.
SOLTOUR, al recibir la notificación de la denuncia que había hecho en Mallorca, se puso en contacto conmigo y me leyó literalmente: En base a los datos obrantes en nuestros archivos, no existe ningún tipo de responsabilidad, por parte del hotel, en relación a los hechos denunciados y así mismo, se lamentaban de no poder atender mi reclamación.

¡PERO BUENO! ¡PERO CUANDO LA POLICÍA SE DIGNARÁ A ATENDER MI DEMANDA! Aunque….Mejor no aludir más a ciertos poderes…

En vista de lo cual:
• Por la distancia existente entre Mallorca y Valladolid, que impide personarme, asiduamente, por las dependencias policiales y proseguir con la reclamación pertinente.
• Por la complicidad que el hotel tuvo en atenderme tediosamente.
• Por el agravio y el padecer sobre mi familia que el personal del hotel me hizo.
• Por la substracción económica de mis maletas, que estaban en la habitación, ¡BIEN CERRADA! y ¡CON EL CARTEL DE NO MOLESTAR!, de la cuarta planta del hotel Piñero.
• Por la dejadez del hotel e indiferencia del director por mi causa.
• Por, también y por que no, el poco hacer policial que, a estas alturas, aún no me ha notificado nada.
• Por la impotencia que siento de ser objeto de un delito sin aclarar.
• Por la indignación que todo esto me causa

Por todo ello digo, escribo y publicó esta crítica al:

HOTEL PIÑERO BAHIA DE PALMA EN LLUCMAJOR MALLORCA
C/ Trencadors Nº 74. Llucmajor. Mallorca

gracias por tu relato, para tenerlo en cuenta.