Nueva Villa de las Torres - Valladolid

Quizá me falta recordar detalles, pero éste si lo recuerdo.
Cuando llovía, la labranza se retardaba o mejor, se entorpecía.
No me acuerdo muy bien cuál era la "labor" propia del mes de febrero, pero sí que todo se ralentizaba y la gente acudía a los bares a pasar la tarde. Los asiduos de este establecimiento, no perdonaban su café, copa y puro y el resto de usuarios, descansaba su antebrazo en la barra haciendo corro sobre alguna de las conversaciones ya iniciadas por otros.
Chicos, quizá deberíais ser vosotros los que contarais estas cosas, para deleite del resto de personal ávido de leer cosas como ésta.
Mi recuerdo de Nueva Villa con lluvia, es de calles llenas de barro (las puchas, que decía mi madre). Calles que se resistían a ser cruzadas por la cantidad de barro que acumulaban. Algunas madres, ponían cartones encima del lodo, lo que permitía cruzar de un lado al otro. Obviamente, este sistema no tardaba en desmoronarse.
Pero también tengo un recuerdo imborrable del momento en que la lluvia cesaba, bien por agotamiento de las nubes o bien porque se tomaba un respiro; no sé, pero dejaba una paz que no se me borra de la mente, y si a esa calma sumabas el olor a "tierra mojada", pues.... que os voy a contar: "Una gozada".
Yo me ponía las botas de goma y, ¡hala! a chapotear por los charcos.
No me importaba el castigo por llegar a casa con los pies calados.
¡Que tiempos aquellos!
No sé a vosotros, pero...puesto a pensar cualquier detalle de la vida cotidiana, se me ponen los pelos mirando al techo.
Venga gente, no dejéis que otros os cuenten, ¡Contad!
Un saludo a todos