Nueva Villa de las Torres - Valladolid

Una vez, un padre de una familia acaudalada, llevo a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde.

Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:

-Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papa!
-Viste que tan pobre puede ser la gente?
-Sí!
-Y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una alberca que llega de una barda a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lamparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. El patio llega hasta la barda de la casa, ellos tienen todo un horizonte de patio.

Al terminar el relato, el padre se quedo mudo....y su hijo agregó:

-Gracias Papá por enseñarme lo pobre que somos!

Eso nos pasaba a casi todos en Nueva Villa.
La mayoría éramos de familias humildes y se nos distinguía a la legua.
Un niño "rico" era ese al que todos mirábamos el bocadillo de la merienda, su ropa, su BH nueva y sus juguetes de primera mano.
En el pueblo, raramente se les veía mezclarse con el resto. Hacían piña, supongo que para que les envidiásemos a todos a la vez. Eran una gran familia.
Los menos agraciados económicamente, obviamente, teníamos menos oportunidades, se nos veía el calcetín a través del zapato y la ropa era la misma de lunes a sábado. Algunos afortunados tenían familia emigrada que echaban una mano.
Los padres de los niños "ricos", solían ser los alcaldes, los jueces, los que invitaban en los bares, los que tenían los tractores, un montón de obradas, ovejas, mulas de tiro, maquinaria.
En general eran buenas personas. Medianamente orgullosos, una pizca soberbios y sabedores de que el resto no era como ellos.
Que nadie se moleste, pero nacer en familia pudiente, era una ventaja.
Hablo de los años 60, la época de las ideologías para algunos y el nacimiento del movimiento hippie. Algo empezaba a cambiar.
Bueno, que yo no tenía nada contra ellos, pero tampoco a favor.
Cuando eres pequeño y ves que unos se toman un helado y tú un polo, pues eso, que te come la envidia.
Un saludo a todos.