Nava del Rey - Valladolid

Róbese un gato negro, y cómprese un puchero nuevo, un espejo, un eslabón, una piedra ematite, yesca, carbón y un plato de loza fina. Cuando tengáis lo dicho, idos a un paraje retirado y cercano de una fuente, con cuya agua llenaréis el puchero a la media noche en punto.

En seguida encended lumbre, colocad el puchero en ella y echad el gato dentro teniéndolo tapado con la mano izquierda y la vista fija en él, sin moveros por más ruido que oigáis. Cuando habrá hervido por espacio de veinticuatro horas, echáis todo lo que contiene el puchero en el plato, en seguida tirad la carne por encima del hombro izquierdo diciendo las palabras que siguen: Acipe quod tibido, et nihil amplius.

Luego poniéndoos en frente del espejo iréis tomando los huesos del gato uno por uno y los apretaréis entre las muelas del lado izquierdo, hasta que encontréis uno que al tiempo de hacer la operación no os veáis en el espejo, que este será el bueno. Todos los que no sirvan los iréis tirando también por encima del hombro izquierdo, pronunciando las mismas palabras.

Cuando hayáis encontrado el verdadero, retiráos hacia atrás, diciendo: Pater in manus tuas comendo spiritum meum. AMÉN.

Y ahora os estáis preguntándo ¿Y esto, qué coños es? Os lo cuento. Hace unos dias, un amigo mío pequeño empresario y abrumado por cómo de mal le están marchando las cosas debido a la crisis, claro, me decía: "Me gustaría poder desaparecer, o al menos poder hacerme invisible hasta que todo esto pase", y eso me trajo a la mente el recuerdo de un viejo libro de textos antíguos sobre magia y brujería que yo debía tener por alguna parte, pues me lo regalaron hace un porrón de años. Los textos están extraídos de un manuscrito del año 1522 y el que os he puesto relata la acción que hay que llevar a cabo "para hacerse invisible" precisamente. Confieso que no he tenido valor para llevarla a cabo, pero sospecho que con seguridad no funcionará por obsoleta (si echáis la cuenta, tiene ya 490 años).

Entre mi bisabuela y abuela por parte de madre, quemaron la inmensa mayoría de los libros que poseía mi bisabuelo. Es que además de a la lectura, debía ser aficionado a las faldas, y claro, dudo mucho leyeran el Quijote...¡Venganza!.

Sólo me quedan en herencia dos tomos del "Diccionario Geográfico - estadístico - histórico nacional de España y de sus posesiones de ultramar" de Pascual Madoz. Este diccionario, trasteando por Internet, lo encontré digitalizado en la biblioteca de Andalucía.

www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/

Si queréis saber cuantas casas y habitantes tenía Nava hace más de cien años, cúanto trigo y cebada producían,...