Nava del Rey - Valladolid

La mirada de Javier Arenas, presidente del PP en Andalucía, está puesta en Madrid y en el derrumbe del sistema democrático.

SE dice en Andalucía que Arenas se comprará unas maletas en las próximas rebajas para trasladarse a Madrid a ocupar un cargo, como ya hizo siendo ministro, al no ganar ni a las bolas en Andalucía.

Pero que Javier Arenas se vaya o no a los madriles es lo menos preocupante para España y, quizás, sea un gran favor para Andalucía e, incluso, para el propio PP andaluz; quién sabe.

Habla el dirigente conservador (ha matizado sus declaraciones en la Cadena SER) de que “en seis ó 10 años España necesitará un gobierno de coalición”, pero sin Rodríguez Zapatero de por medio, ya que con éste, en opinión de Arenas, “no es posible planteamientos que se refieran a pactos de estado o gobiernos de coalición”.

El PP anda ya pensando cómo gobernar a la desesperada, a cualquier precio, y cómo quitarse de en medio, de cualquier modo, al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE.

¿De qué van Arenas y su ‘líder’ Rajoy al proponer consenso si en el Parlamento no han sido capaces de acordar ni el más mínimo asunto, ni ceder en ningún sentido, cebándose con el Gobierno a base de sacar beneficio de una crisis de calado económico y financiero a nivel internacional? El mentor de tales elementos, Aznar, se dedica fuera de su ‘amada’ patria a agitar las aguas externas, para ver si el oleaje se convierte en tsunami y se acaba llevando por delante a España.

¿Qué pacto proponen, en qué tipo de gobierno, si ni siquiera son capaces de acordar nada en el lugar donde hacerlo: el Parlamento?

Es lícito aspirar a gobernar, pero, ¿tan desesperados están en el PP? Es lógico, con la que está cayendo sobre el Gobierno (que parece que tiene la culpa de todo, como si no hubiera emprendido ninguna medida efectiva contra la crisis), el PP debería estar muy por encima en las encuestas.

Estamos asistiendo a un Gobierno, el de Zapatero, que es capaz de hacer políticas de izquierdas (los mayores avances sociales) y plantear cambios y llevarlos a cabo con criterios poco progresistas, por no decir que huelen a derecha. Sin embargo, al PP no lo hemos visto moverse ni un poco de su extremismo. Si el PSOE sabe moverse en amplios márgenes y el PP no, ¿qué capacidad de consenso puede tener esta derecha? Ninguna. Los hechos están ahí. Y las palabras.