Nava del Rey - Valladolid

«Ustedes no generan confianza. Se lo ha dicho todo el mundo en esta Cámara, se lo están diciendo fuera y, todavía peor, no sólo no generan confianza, sino que además ustedes no se aclaran. Me recuerda al Zapatero de los días de vino y rosas, como si la crisis ya fuera historia». Quien así se dirigió al presidente del Gobierno en el último debate sobre la crisis económica, allá por septiembre, no fue el líder del primer partido de la oposición, Mariano Rajoy, sino uno de los socios de los socialistas en el Gobierno autonómico de Cataluña, ERC. En concreto, su portavoz en las Cortes, Joan Ridao.
La mayoría del Congreso no confía en la política económica de Rodríguez Zapatero. Se lo han dicho incluso en los Presupuestos Generales del Estado, sólo aprobados gracias al «mercadeo» de millones con los grupos pequeños.
Cada vez que acude el jefe del Ejecutivo al Pleno del Congreso de los Diputados para hablar de economía, el vapuleo es colosal. Todos los portavoces de la oposición compiten por la dureza en sus críticas. No le libra nadie, y el próximo miércoles, previsiblemente, volverá a repetirse el mismo escenario cuando el inquilino de la Moncloa acuda a explicar su llamada Ley de Economía Sostenible, aprobada este viernes en Consejo de Ministros.
Desafecto ciudadano
Si dentro del Parlamento Zapatero únicamente puede disfrutar de la confianza de su grupo parlamentario -y sólo en público, porque en privado arrecian las críticas-, puertas afuera la desconfianza hacia el inquilino de la Moncloa cunde entre los ciudadanos.
Nunca, en los últimos 16 años, un presidente del Gobierno había caído tan bajo en los índices de confianza ciudadana, según se refleja en la serie histórica de los barómetros del CIS desde 1994 (los únicos disponibles y públicos en la red). En Moncloa lo saben, notan el desafecto que crece en la calle, y los nervios salen a flote.
Ni Felipe González en sus peores momentos, cuando sufría una fuerte crisis económica y los escándalos de corrupción y de los GAL eran el plato de cada día, había registrado índices de impopularidad tan altos como Zapatero. Tampoco el ex presidente José María Aznar sufrió en sus ocho años al frente del Gobierno una desconfianza tan brutal de los españoles.
Según el último barómetro del CIS, correspondiente al pasado mes de octubre, tres de cada cuatro ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en Zapatero: un 72,3 por ciento. Al mismo tiempo, sólo un 4,8 por ciento asegura que tiene mucha confianza, y un 21,1 por ciento se queda en «bastante».
La popularidad de Zapatero se ha desplomado desde que llegó al Palacio de La Moncloa, en 2004. Ese año, en octubre, sólo el 43 por ciento de los ciudadanos tenía poca o ninguna confianza en el nuevo presidente del Gobierno. Al año siguiente, la desconfianza ya llegaba al 56,6 por ciento, un porcentaje que se mantuvo más o menos igual a lo largo de ese primer mandato.
Crisis y desempleo

Tras volver a ganar las elecciones generales, en marzo del año 2008, las cosas cambiaron. El Gobierno socialista tardó varios meses en reconocer que en nuestro país había crisis. Los miembros del Ejecutivo socialista ni siquiera osaban a pronunciar o sugerir aquella palabra pringosa, mientras el crecimiento del desempleo galopaba a un ritmo infernal e indisimulable.
El resultado fue que en octubre de 2008 la desconfianza de los españoles hacia su jefe del Ejecutivo ya llegaba al 62,6 por ciento de los españoles, y un año después, al 72,3, plusmarca nacional de cualquier inquilino de la Moncloa, según la serie histórica elaborada por el CIS.
Encuestas negras

Un dato pésimo, al que acompañaba, además, la derrota del PSOE en estimación de voto, lo que puso realmente nerviosos a los socialistas. Hace un mes, el PP aventajaba al PSOE en 3,3 puntos, sólo un año y medio después de las elecciones generales. Las últimas encuestas que se han conocido desde entonces muestran diferencias que llegan hasta los seis puntos a favor de los populares.
Los nervios del Gobierno socialista -acosado por la crisis económica que no remonta y por el colosal desbarajuste en la gestión del «caso Alakrana», y con la munición mojada en el «caso Gürtel» al aparecer un «caso Pretoria», que toca también a los socialistas- han salido a la luz en todo su esplendor en el Congreso de los Diputados.
A Rodríguez Zapatero le ha ocurrido lo contrario que a su antecesor en la Moncloa, José María Aznar. El secretario general de los socialistas comenzó su mandato, en 2004, con un índice de confianza bastante alto: más de la mitad de la población tenía mucha o bastante confianza en él. Y con el paso de los años la ha ido perdiendo a pasos agigantados. Con Aznar pasó al contrario. En octubre de 1996, en su primer año de legislatura, la desconfianza de los ciudadanos llegaba al 65,6 por ciento. En octubre de 2003, había bajado al 59,1 por ciento. La peor calificación que tuvo Aznar (la de 1996, nada más llegar al poder) sigue siendo casi siete puntos mejor que la actual de Rodríguez Zapatero.
A este panorama desolador para el presidente del Gobierno hay que sumar el descrédito general en el que han caído los políticos en nuestro país. Según el mismo barómetro del CIS, el del mes de octubre pasado, la clase política es ya el cuarto problema de España, detrás del paro, la situación económica y la inmigración.

zapatero dimision

Tienes mucha razón.

e quí ai de mi trabajo, sinior Ansar, buisco di trabajo, vladimir rumano bueno nisisita trabajar a Navia di rei. alluda favor sinios Ansar, vladimir bueno trabajiador.

Venga ya, perpito conde, deja de decir chorradas, que te vemos el plumero