Nava del Rey - Valladolid

Yo me pregunto ¿que es Halloween?.

El día 1 de Noviembre es el día de todos los Santos, a mi que me importa lo que hagan o dejen de hacer los Estadounidenses.

Estar con la familia, visitar los cementerios, recordar a los que se fueron y como no, ¡¡los buñuelos!!.

Pero claro, eso no vende, es mejor engañar a los niños en los colegios, a los mayores en los bares y todos corriendo a comprar disfraces como locos.

Lo peor de todo es ver a los niños por las calles llamando a las puertas y diciendo "truco o trato", sin tener ni idea de lo que significa.

Como sigamos importando fiestas nos vamos a cargar las nuestras.

No se le puede poner un pero a lo que expones, estoy totalmente de acuerdo. Seguimos, por sistema, dando mas valor a las tradiciones de fuera que a las nuestras propias, algo lamentable. Se impone, una vez mas, la cultura del marketing y del consumismo desaforado (los innecesarios disfraces y demás parafernalia que adorna esta fiesta), cuando lo que necesitamos con premura es practicar un consumo responsable y sostenible.

Totalmente de acuerdo

Se puede hacer , lo español y luego disfrazarse y hacer jaloguin?

Jaloguin tambien es del 6 al 10?

que tradiciones se han perdido?

La fiesta en sí tiene todo que ver con la celebración cristiana del 1 de noviembre, pues su origen está una festividad pagana anterior que celebraba el fin de las cosechas y la llegada de un nuevo ciclo, que empezaba con la llegada del frío y la oscuridad invernales. Es la canibalización que la Iglesia Católica hizo de dicha fiesta pagana la que está en el origen tanto de Halloween como del Día de Todos los Santos. Práctica, por cierto, repetida sistemáticamente por la Iglesia en su labor de expansión por todo el planeta. Un sincretismo mediante el cual suplantaban y/o identificaban los dioses, ídolos y mitos locales con vírgenes y santos cristianos. Vamos, que si ahora engañan a nuestros cachorros con Halloween, antes engañaron a nuestros abuelos con San Cucufato.


Es mucho más simple. Convertir una lúgubre celebración en una fiesta con todos sus atributos, en una suerte de repaganización, resulta muy atractiva para la chavalería (y los no tan chavales), mucho más que visitar camposantos y comer buñuelos. Si esto lo hacemos mediante los medios de comunicación globales, en los que se nos inocula la monoculturalidad "impuesta" desde el corazón del imperio, aderezada con una buena dosis de márketing para que hagamos lo que se espera de nosotros (consumir), la cosa solo puede acabar en éxito absoluto.

En todo caso, dejad a la muchachada que se divierta, bastante "fiesta" lúgubre van a tener con el futuro que les espera, por cierto, también muy en contra de nuestra "tradición cultural".

Lo cierto es que hay una cosa de la celebración cristiana que me tiene muy preocupado. En realidad, las celebraciones son dos. El día uno la de los difuntos que ya están en loor (que no olor) de santidad y el día dos para los que aún permanecen en la "meta volante" del purgatorio. Resulta que todo el mundo acude a los cementerios a rezar a sus deudos el día uno, con lo que presuponen que ya son santos y nadie lo hace el día dos, dejando huérfanas a las almas en "stand by" del purgatorio, del impulso necesario para elevarse definitivamente. En realidad, las primeras ya no necesitan del empujón, son las segundas las que sí y, aunque en nuestro buenismo (o directamente ceguera), creamos que todos nuestros parientes fueron unos benditos y recemos solo a los que van sobrados, deberíamos, por precaución, dejar aunque solo fuera alguna pequeña plegaria para el improbable caso de tener un familiar, aunque sea político, que hubiera sido un pecadorrl de la pradera. Es solo una sugerencia.