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Mota del Marqués - Valladolid

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España > Valladolid > Mota del Marqués
26-05-14 22:58 #12067735
Por:No Registrado
Te ehamos de menos.
Que te pasa que hace mucho que no escribes?
Ya te has cansado de decirnos lo grande y bueno que eres?

Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente
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27-05-14 15:27 #12068646 -> 12067735
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Cuando a un árbol lo abandonas a su suerte, le niegas la luz del sol, el agua y un terreno abonado, lo más seguro es que acabe secándose y se muera. Cuántas cosas podríamos aprender de la Naturaleza y con ello aprender a vivir según las leyes naturales, que son, en definitiva, las que rigen el universo. Con la acción del hombre lo único que conseguimos es destruir lo que con tanta sabiduría y amor creó Nuestro Señor. Y bien es sabido que cuando el árbol se tuerce es bien difícil enderezarlo, a no ser que se haga a edad temprana.

Pretender ser lo que no se es es una decisión que conlleva graves trastornos, un esfuerzo inútil para quien quiere engañar sin darse cuenta de que el principal engañado es uno mismo. Es una tarea ardua que requiere dejar de lado la propia vida para aventurarse en una farsa sin sentido. Cuántas veces nos encontramos con personas que viven esclavizadas de una imagen que han creado que, ni de lejos, se corresponde a la realidad.

El árbol tiene raíces, tronco, ramas, hojas, flores en primavera y frutos en verano o en otoño. La Naturaleza es sabia.
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27-05-14 22:21 #12069383 -> 12068646
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Que bueno eres te mereces un aplauso.
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28-05-14 11:18 #12069951 -> 12069383
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Preguntar al hijo de Rafa que él os contara toda la historia. Tal vez sea la persona de más valía que tiene el pueblo.
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28-05-14 15:46 #12070348 -> 12069951
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
OJO!!!! a la distancia que se plantan árboles de raíces agresivas que pueden ocasionar "fisuras" en construcciones, pozos, aljibes, piscinas, muros, levantar pavimentos, conducciones de agua,...

Los árboles plantados muy cerca de las casas pueden ser peligros por las raíces si es una "cimentación" de mala calidad, si es hormigón armado moderno no debe haber problemas.

Los árboles "peligrosos" son los que rebotan: chopos, eucaliptos... mejor plantar alisos y naranjos.
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28-05-14 16:53 #12070463 -> 12070348
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
quería decir que los árboles "peligrosos" son los que rebrotan.
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29-05-14 00:09 #12071323 -> 12070463
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Que es lo que tenemos que preguntar al hijo de Rafa? Y cual de ellos?
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29-05-14 12:49 #12071840 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Dejar de escribir tontadas y no busqueis la rabija del gato.
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29-05-14 15:28 #12072090 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
UN ARBOL NO PUEDE MANTENERSE PARADO SIN UNAS RAICES FIRMES.

Este mensaje puede ser tomado literalmente, y al sembrar un árbol debemos asegurarnos que sus raíces estén en terreno fértil y echarle agua, alimentarlo, ponerle los palitos para asegurar que crezca derecho y fuerte. Pero esto también aplica a la crianza de nuestros hijos y al manejo de nuestras vidas.
Podemos ver las raíces desde el punto cultural, emocional, físico y espiritual.

Nosotros podemos arar el terreno baldío y convertirlo en terreno saludable para trasplantar nuestro árbol de vida y afianzar las raíces para que se fortalezca y aprendamos a ponernos firmes y con fe en nuestras aptitudes y posibilidades.
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30-05-14 01:15 #12072942 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Pero mira que son aburridos tus discurso.Ahora te da por hablar de arboles. Bueno por lo menos cambias de temática y no nos machacas con lo mismo de siempre.Que te repites mas que los ajos.
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30-05-14 13:38 #12073395 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
desde que dejo de escribir acaso70 este foro ha perdido interes. Yo pido que vuelva decia cosas muy interesantes.
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30-05-14 19:04 #12073847 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
María, en los tiernos años de su infancia, que ya era manifiesta su capacidad para leer las Escrituras, leía muy de ordinario en ellas; y como estaba llena de sabiduría, confería en su corazón lo que por las Divinas revelaciones sabía con lo que en las Escrituras estaba revelado para todos; y en esta lección y conferencias ocultas hacía peticiones y oraciones continuas y fervorosas por la redención del linaje humano y Encarnación del Verbo divino. Leía más de ordinario las Profecías de Isaías y Jeremías y los Salmos, por estar más expresos y repetidos en estos Profetas los Misterios del Mesías y de la Ley de Gracia; y sobre lo que de ellos entendía y comprendía, preguntaba y proponía cuestiones a los Ángeles que la protegían y que continuamente la acompañaban, pero que solo María podía ver. Y muchas veces del Misterio de la Humanidad del Verbo hablaba con incomparable ternura, y de que había de ser niño, nacer, criarse como los demás hombres y que había de nacer de madre virgen, crecer, padecer y morir por todos los hijos de Adán.-

A estas conferencias y preguntas le respondían sus Ángeles y Serafines, ilustrándola de nuevo, confirmándola y caldeando su ardiente y virginal corazón en nuevas llamas de Divino amor; pero ocultándole siempre su dignidad altísima a la que María pertenecía, aunque ella se ofrecía con humildad profundísima muchas veces por esclava del Señor y de la feliz Madre que había de elegir para nacer en el mundo. Otras veces, preguntando a los Ángeles Santos, decía con admiración: Príncipes y señores míos ¿es posible que el mismo Creador ha de nacer de una criatura y la ha de tener por Madre? ¿Que el Omnipotente e Infinito, el que fabricó los cielos y no cabe en ellos, ha de encerrarse en el vientre de una mujer y se ha de vestir de una breve naturaleza terrena? El que viste de hermosura los elementos, los cielos y a los mismos Ángeles ¿se ha de hacer pasible? ¿Y que ha de haber mujer de nuestra misma naturaleza humana, que sea tan dichosa que pueda llamar Hijo al mismo que de nada la hizo, y que ella se ha de oír llamar Madre del que es increado y creador de todo el universo? ¡Oh milagro inaudito! Si el mismo Autor no le manifestara, ¿cómo podía la capacidad terrenal hacer concepto tan magnífico? ¡Oh maravilla de sus maravillas! ¡Oh felices y bienaventurados los ojos que le vieren y los siglos que le merecieren! A estos afectos y exclamaciones amorosas le respondían los Santos Ángeles, declarándole los sacramentos divinos, fuera de lo que a ella le tocaba y pertenecía.-

Cualquiera de los altos, humildes y encendidos afectos de la niña María eran aquel cabello de la Esposa que hería el corazón de Dios, con tan dulce flecha de amor, que, si no fuera conveniente aguardar la edad competente y oportuna para concebir y parir al Verbo humanizado, no pudiera a nuestro modo de entender contenerse el agrado del Altísimo, sin tomar luego nuestra humanidad en sus entrañas; pero no lo hizo, aunque desde su niñez en la gracia y merecimientos estaba ya capaz, porque se disimulara mejor y ocultara el sacramento de la Encarnación, y la honra de su Madre estuviera también más oculta y más segura, correspondiendo su virginal parto a la edad natural de otras mujeres; y esta dilación entretenía el Señor con los afectos y cánticos agradables y escuchaba atento en su Hija y Esposa, que luego había de ser Madre digna del Eterno Verbo. Y fueron tantos y tan altos los cánticos y salmos que hizo nuestra Reina y Señora del Cielo.-
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30-05-14 23:59 #12074276 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Pero que pelmazo eres ya no sabes por donde salir. Anda a regar tus arbolitos señor ministro.
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15-06-14 17:44 #12103227 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Mejor que fuera a los bares y colaborara con el pueblo que no habla a nadie.
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15-06-14 19:51 #12103347 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
En todas las obras que hizo desde el tiempo de su Encarnación, pero en comparación de lo que a su tiempo había de obrar y de la inmensa llama que ocultaba, siempre estaba como encerrado y disimulando Jesucristo. Había llegado ya su Majestad a la edad perfecta, y tocando en los veinte y siete años, ya no se podía resistir, ni detener en el ímpetu de su amor y en el deseo de adelantarse en la obediencia de su Eterno Padre para santificar a la humanidad. Jesús, se afligía mucho, oraba, ayunaba y salía más a los pueblos para mantener diálogos con los mortales, y muchas veces pasaba las noches en los montes en oración y solía detenerse dos y tres días fuera de su casa sin volver a la dulce compañía de su Madre María.-

Y María, que ya en estas salidas y ausencias de su Hijo comenzaba a sentir sus trabajos y penas que se iban acercando, el Alma de María, era traspasada junto con su corazón con el cuchillo que prevenía su piadoso y devoto afecto y se convertía toda ella, en incendio Divino y enardecida en estos actos tiernos y amorosos para con su Amado Hijo.-

María, en estas ausencias de su Hijo, era asistida por sus vasallos y cortesanos los Ángeles en forma visible, y María les proponía su dolor y les pedía fuesen a su Hijo y Señor y le trajesen nuevas de sus ocupaciones y ejercicios. Los Ángeles obedecían a María como a su Reina y con las noticias que le daban frecuentemente acompañaba desde su retiro al sumo Rey Cristo en las oraciones, peticiones y ejercicios que ella hacía. Y cuando volvía Jesús, María lo recibía postrada en tierra y le adoraba y le daba gracias por los beneficios que con los pecadores había derramado.-

A Jesús lo servía como madre amorosa, y procuraba aliviarle y prevenirle algún pobre regalo, de que la humanidad necesitaba como verdadera y pasible, porque sucedía haber pasado dos o tres días sin descanso, sin comer y sin dormir. Conocía luego María los cuidados del Salvador por medio de los Ángeles, que continuamente, la tenían informada, de todo lo que acontecía con su Hijo Jesús, en referencia, a las obras que disponía y de los ocultos beneficios que a muchas almas había comunicado, dándoles conocimiento y luz de la Divinidad y de la redención que disponía realizar Jesús, para toda la humanidad.

María le dijo a Jesús: Señor mío, verdadero y sumo bien de las almas: veo ya, lumbre en mis ojos, que vuestro ardentísimo amor que tenéis hacia los hombres no descansa ni sosiega sin emplearse en procurarles su salvación eterna; éste es el oficio propio de vuestra caridad y la obra que os encargó vuestro Padre Eterno. Y vuestras palabras y obras de inestimable valor es forzoso que lleven tras de sí los corazones de muchos, pero ¡oh dulcísimo amor mío! yo deseo que lo hiciera toda la humanidad, y que todos los mortales correspondieran a vuestra solicitud y fineza de caridad. Aquí está, Señor, vuestra esclava, preparado el corazón para emplearse todo en vuestro mayor agrado y ofrecer la vida, si fuere necesaria, para que todas las criaturas consigan los deseos de vuestro ardentísimo amor, que todo se emplea en traerlas a vuestra gracia y amistad.-

Este ofrecimiento hizo la Madre de Misericordia a su Hijo, movida de la fuerza de su inflamada caridad que la obligaba a procurar y desear el fruto de las obras y doctrina de nuestro verdadero Reparador y Maestro, y como la prudentísima María, las pesaba dignamente y conocía su valor, no quisiera que se malograsen en ninguna de las almas, ni tampoco quedaran sin el agradecimiento que merecían. Y con esta inefable caridad deseaba ayudar al Señor, o por decir mejor a los hombres, que habían de oír sus Divinas Palabras y ser testigos de sus Obras, para que correspondiesen a este beneficio y no perdiesen la ocasión de su remedio.-
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A este ofrecimiento de amorosa Madre respondió su Hijo: Madre y amiga mía, ya llega el tiempo en que me conviene, conforme a la voluntad de mi Eterno Padre, comenzar a disponer algunos corazones para que reciban la luz de mi doctrina y tengan noticia de haber llegado el tiempo señalado y oportuno para la salvación humana. En esta obra quiero que me acompañéis siguiéndome; y pedid a mi Padre encamine con su divina luz los corazones de los mortales y despierte sus interiores para que con intención recta admitan la ciencia que les daré ahora, mediante la venida de su Reparador y Maestro del mundo.-

Con esta exhortación de Jesús, se dispuso María a seguirle y acompañarle, como lo deseaba, en sus jornadas. Y desde aquel día, casi en todas las salidas que hizo el Divino Maestro, le acompañó la Madre cuando salía fuera de Nazaret.-

Jesús, tres años antes de empezar la predicación y recibir y ordenar el bautismo, en compañía de su Madre María, hicieron muchas salidas, y conversando con los hombres comenzó a darles la noticia de la venida del Mesías, asegurándoles que ya estaba en el mundo y en el reino de Israel.-

Esta nueva luz daba el Redentor a los mortales, sin manifestar que él era a quien estaban esperando; porque el primer testimonio de que Él era el Hijo del Eterno Padre, fue el que dio el mismo Padre públicamente cuando lo anuncio en el río Jordán y dijo: Este es mi Hijo amado, de quien o en quien tengo yo mi agrado. Pero sin manifestar el mismo Unigénito humanizado su dignidad en particular, y sin hacer milagros públicos ni otras demostraciones, ocultamente acompañaba esta enseñanza y testimonios con interiores inspiraciones y auxilios que derramaba en los corazones de los que conservaba y trataba; y así prevenía y lo disponía con esta FE común, para que después con más facilidad la recibiesen en particular. De esta manera comenzó Jesús a abonar el terreno con todos los que le escuchaban.-

Jesús se Introducía entre los hombres y con su Divina Sabiduría conocía idóneos, capaces y aparejados, o menos ineptos para admitir la semilla de la verdad, y a los más ignorantes representaba las señales que todos habían sabido de la venida del Mesías en la venida de los Reyes Orientales y la muerte de los Niños Inocentes, y otras cosas semejantes.-

A los más sabios añadía los testimonios de las profecías que ya eran cumplidas, declarándoles esta verdad como su único y singular Maestro, y de todo comprobaba de que estaba ya el Mesías en Israel y les manifestaba el reino de Dios y el camino para llegar a él.-

Y como en su Divina personal se veía tanta hermosura, gracia, apacibilidad, mansedumbre y suavidad de palabras, y que éstas eran vivas y eficaces, y en todo acompañaba la virtud de sus auxilios secretos, era grande el fruto que resultaba de este admirable modo de enseñar, porque muchas almas salían del pecado, otras mejoraban la vida y todas estas y muchas quedaban capaces y catequizadas de grandes misterios y en especial de que ya estaba en el Reino de Israel, al Mesías que esperaban.-

A estas obras de misericordia, Jesús añadía otras muchas; porque consolaba a los tristes, aliviaba a los oprimidos, visitaba a los enfermos y afligidos, animaba a los faltos de ánimo, les daba consejos de vida saludable a los ignorantes, y asistía a los que estaban en la agonía de la muerte, y a muchos daba salud ocultamente en el cuerpo y les remediaba en sus grandes necesidades, y a todos los encaminaba por las sendas de la vida y de la paz verdadera. Y cuantos llegaban a él, o le oían con ánimo piadoso y sin pertinacia, eran llenos de luz y dones de la poderosa diestra de su Divinidad.-
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y no es posible reducir a número ni estimación digna las admirables obras que hizo el Redentor en estos tres años antes de su bautismo y predicación pública, porque todas ellas eran por o cultísimo modo, de manera que sin manifestarse por autor de la salvación, la comunicó y dio a grandísimo número de almas. Pero en todas estas maravillas estaba presente María, como testigo y coadjutora fidelísima del Maestro de la vida.-

María, hacía cánticos de alabanza al Todopoderoso, pedía por las almas, como quien conocía el interior de todas y sus dolencias, y con sus oraciones y peticiones les granjeaba estos beneficios y favores. Y también por sí misma exhortaba, aconsejaba y atraía a muchos a la doctrina de su Hijo y les daba noticia de la venida del Mesías; aunque estas exhortaciones y enseñanza la hacía más entre las mujeres que entre los varones y con ellas ejercitaba las mismas obras de misericordia que su Hijo hacía con ellos.-

Pocas personas acompañaban a Jesús y a su Madre en estos primeros años, porque no era tiempo de llamarlos a la escuela de su doctrina, pero los dejaba en sus casas informados con la divina luz y mejorados en ella. Pero la compañía ordinaria de Sus Majestades eran los Ángeles, que los servían como fidelísimos vasallos y diligentes ministros; y aunque en estas jornadas volvían muchas veces Jesús y María a Nazaret a su casa, pero en los días que andaban fuera, tuvieron mayor necesidad del ministerio de los cortesanos del Cielo, porque algunas noches las pasaban al sereno en el campo con continua oración, y entonces los servían los Ángeles como de abrigo y tienda para defenderlos en parte de las inclemencias del tiempo y les traían algo de alimento que comiesen; otras lo pedían de limosna el mismo Señor y su Madre, y sólo recibían en propia especie la comida y no en dinero ni otra especial dádiva o limosna.-

Y cuando Jesús y María se separaban por algún tiempo para acudir el Señor a visitar los hospitales y la Reina a otras enfermas, siempre la acompañaban innumerables Ángeles en forma visible, y por su medio hacían algunas obras de piedad, y ellos la daban noticia de las que obraba su Hijo Jesús.-

María y el Maestro de la vida, eran pobres y peregrinos, eligieron el camino de padecer, sin rehusar a trabajo alguno por la salvación de toda la humanidad. A todo género de personas comunicaban esta luz de su venida al mundo, pero los pobres fueron en este beneficio más privilegiados y evangelizados, porque ellos de ordinario están más dispuestos, como quien tiene menos pecados y mayores luces por estar los entendimientos despejados y libres de afanes para recibirlas y admitir la doctrina. Son asimismo más humildes y aplicados al rendimiento de la voluntad y discurso y a otras obras honestas y virtuosas; y como en estos tres años Jesús no usaba del magisterio público y doctrina, ni enseñaba con potestad manifiesta ni con la confirmación de los milagros, llegaba con sus palabras más a los humildes y a los pobres, y con menos fuerza de la enseñanza, estas personas se reducían a la verdad. Pero con todo eso la antigua serpiente estuvo muy atenta a muchas obras de las que hacían Jesús y María, porque no todas le fueron ocultas, aunque sí el poder con que las hicieron.-
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Lucifer, reconoció que con las palabras de Jesús y de María, muchos pecadores se reducían a penitencia, enmendaban sus vidas y salían de su tiránico dominio, otros se mejoraban mucho en la virtud y en todos cuantos oían a los Maestros de la vida reconocía al común enemigo, con gran mudanza y novedad. Y lo que más alteró a Lucifer, fue lo que sucedía con muchos, que a la hora de la muerte intentaba derribar y no podía; antes bien, como esta bestia, ¡qué cruel y sagaz!, acomete en aquella última hora con mayor saña a las almas, sucedía muchas veces que si el dragón cruento había llegado al enfermo y después entraban Jesús o su Madre, sentía el demonio una virtud poderosa que le arrojaba con todos sus ministros hasta lo profundo de las cavernas eternales, y si primero habían llegado donde estaba el enfermo, los Reyes del Cielo Jesús y María, no podían los demonios acercarse al aposento, ni tenían parte en el que así moría con esta ayuda. Y como este dragón sentía la virtud Divina e ignoraba la causa, concibió furiosa alteración y rabia y trató de poner remedio en este daño que Lucifer sentía.-

Y María sigue instruyendo a Sor María de Jesús y la dice: Toda esta perdición y los daños que padece el pueblo cristiano en el gobierno y en otras cosas que le afligen, así en las cabezas como en los miembros de este cuerpo místico de los eclesiásticos como de los seglares, todo se origina y redunda en el olvido y el desprecio que tienen de la vida de Cristo y de las obras de la redención humana. Y si en esto se tomara algún medio para despertar la memoria y agradecimiento y procedieran como hijos fieles y reconocidos de su Hacedor y Reparador y a mí que soy su intercesora, se aplacara la indignación del justo Juez y tuviera algún remedio la general ruina, al azote de los católicos que la han olvidado y no la recuerdan, y se aplacara el Eterno Padre, que justamente vuelve por la honra de su Hijo y castiga con más rigor a los siervos que saben la voluntad de su Señor y hacedor y no la cumplen.-

Encarecen mucho los fieles en la Iglesia Católica, el pecado de los judíos incrédulos en quitar la vida a su Dios y Maestro, y es así que fue gravísimo y mereció los castigos de aquel ingrato pueblo; pero no advierten los Católicos que sus pecados tienen otras condiciones en que exceden a los que cometieron los judíos, pues aunque su ignorancia fue culpable, al fin la tuvieron de la verdad, y entonces el Señor se las entregó de voluntad, permitiendo que obrasen las tinieblas y su potestad, en que por sus culpas estaban los judíos oprimidos; pero hoy los Católicos no tienen esta ignorancia, antes están en medio de la luz y con ella conocen y penetran los misterios divinos de la Encarnación y Redención, y la Iglesia Cristiana, está fundada, amplificada e ilustrada con las maravillas, con las Escrituras, y conoce y confiesa las verdades que los otros no alcanzaron, y con todo este cúmulo de favores, beneficios, ciencia y luz, viven muchos Católicos, como infieles o como si no tuvieran sus ojos, tantos motivos que los despierten y obliguen y tantos castigos que los atemoricen. ¿Pues cómo pueden con estas condiciones imaginar que otros pecados han sido mayores y más graves que los suyos? ¿Y cómo no temen que su castigo será más lamentable?.-

Lucifer convoca Concilio.-
Lucifer convoca un concilio en el infierno para tratar de impedir las obras de Cristo y de su Madre María. No estaba el tiránico imperio de Lucifer en el mundo tan pacífico, después que se obró en él la Encarnación del Verbo Divino, como en los siglos pasados había estado, porque, desde la hora que descendió del Cielo el Hijo del Eterno Padre y tomó carne en el tálamo virginal de María, sintió este fuerte armado otra mayor fuerza de causa más poderosa que a Lucifer le oprimía y aterraba.-
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Lucifer sintió la misma opresión Divina, cuando el infante Jesús y su Madre entraron en Egipto, y en otras muchas ocasiones fue oprimido y vencido este Dragón con la virtud Divina por la mano de María. Y juntándose a estos sucesos la novedad que sintió con las obras que comenzó a ejecutar Jesús, todo junto vino a engendrar en esta antigua serpiente grandes sospechas y recelos de haber alguna otra causa grande en el mundo. Pero como para él era tan oculto este sacramento de la redención humana, andaba alucinado en su furor, sin atinar con la verdad, no obstante desde su caída del cielo, estuvo siempre sobresaltado y vigilante para rastrear cuándo y cómo bajaba el Verbo Eterno a tomar carne humana, porque esta obra maravillosa era la que más temía su arrogancia y soberbia. Y este cuidado le obligó a juntar tantos consejos.-

Lucifer, estaba lleno de confusión con lo que le sucedía a él y a sus ministros con Jesús y María. Confirió consigo mismo en qué virtud le arrojaban y oprimían cuando intentaba llegar a pervertir a los que estaban agonizando o vecinos ya de la muerte y lo demás que sucedía con la asistencia de María, y como no pudo investigar el secreto. Lucifer determinó consultar a sus mayores ministros de las tinieblas, que en astucia y malicia eran más eminentes. Dio un bramido o voz muy tremenda y fuerte en el infierno, al modo que entre los demonios se entienden, y con ella los convocó a todos, por la subordinación que con él tienen; y estando todos juntos les hizo un razonamiento y les dijo: Ministros y compañeros míos, que siempre habéis seguido mi justa parcialidad, bien sabéis que en el primer estado que nos puso el Creador de todas las cosas le reconocimos por causa Universal de todo nuestro ser y así le respetamos; pero luego que en agravio de nuestra hermosura y eminencia, que tiene tanta deidad, nos puso precepto de que la adorásemos y sirviésemos a la persona del Verbo en la forma humana que quería tomar, y resistimos a su voluntad, porque no obstante que yo conociese le debía esta reverencia como a Dios, pero siendo juntamente hombre de naturaleza vil y tan inferior a la mía, no pude sufrir la sujeción a él y que no se hiciese conmigo lo que se determinaba hacer con aquel hombre.-

Y no sólo nos mandó adorarle a él, pero también reconocer por superiora a una mujer, que había de ser pura criatura terrena, y que el Hijo tomaba por Madre suya terrenal. Estos agravios tan injuriosos reconocí yo y vosotros conmigo, y nos opusimos a ellos y determinamos resistir a esta obediencia y por ello fuimos castigados con el infeliz estado y penas que ahora nos encontramos y padecemos. Pero aunque estas verdades las conocemos y con terror las confesamos aquí entre nosotros, no conviene hacerlo delante de los hombres, y así os lo mando, para que no puedan conocer nuestra ignorancia y flaqueza.-

Pero si este hombre y Dios que ha de ser y su Madre han de causar nuestra ruina, claro está que su venida al mundo ha de ser nuestro mayor tormento y despecho, y que por esto he de trabajar con todo mi poder para impedirlo y destruirlos a ambos, aunque sea pervirtiendo y trasegando por toda la faz de la tierra. Hasta ahora ya conocéis cuan invencibles han sido mis fuerzas, pues ya parte del mundo obedece mi imperio y le tengo sujeto a mi voluntad y astucia; pero de algunos años a esta parte, os he visto en muchas ocasiones oprimidos, arrojados y algo debilitados y vuestras fuerzas enflaquecidas y yo mismo, siento una potencia superior me atan y me acobarda. He discurrido por todo el mundo algunas veces con vosotros, procurando saber si en él hay alguna novedad y a que atribuir esta pérdida y opresión que sentimos y si acaso está en él este Mesías prometido al pueblo escogido de Dios; y no sólo no le hallamos en toda la tierra, pero no descubrimos indicios ciertos de su venida y de la ostentación y ruido que hará entre los hombres.
Puntos:
15-06-14 20:44 #12103418 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Y para que va a ir a los bares? Si aquí en el foro se entretiene de salero.
En lo que ha escrito esta novela que seguro que no habrá leído nadie otro ya se hubiera emborrachado.
La salud es lo primero.
Puntos:
16-06-14 18:50 #12104366 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Guiñar un ojo
Puntos:
17-06-14 13:16 #12105205 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Ya hemos echo bastante el tonto como para seguir con lo mismo, dejarlo estar.
Puntos:
17-06-14 15:11 #12105315 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
es "hecho"
Puntos:
22-06-14 14:09 #12110576 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
No te hagas la lista y echa té la culpa de lo que ha pasado.
Puntos:
22-06-14 21:21 #12110990 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
El Arcángel Miguel, dirigiéndose al resto de los Ángeles les dice: Con el celo que ardía en su corazón de la honra del Altísimo y armado con su divino poder y con su propia humildad, resistió a la desvanecida soberbia del dragón, diciendo: Digno es el Altísimo de honor, alabanza y reverencia, de ser amado, temido y obedecido de toda criatura; y es poderoso para obrar todo lo que su voluntad quiere; y nada puede querer que no sea muy justo el que es increado y sin dependencia de otro ser, nos dio la gracia que tenemos, criándonos y formándonos de nada; y puede crear otras criaturas cuando y como fuere su beneplácito placer.-

Y razón es que nosotros, postrados y rendidos ante su acatamiento, adoremos a Su Majestad y Real grandeza. Venid, pues, ángeles, seguidme, y adorémosle y alabemos sus admirables y ocultos juicios, y sus perfectísimas obras.-

Es Dios Altísimo y superior a toda criatura, y sino lo fuera si, pudiéramos alcanzar y comprender sus grandes obras. Infinito es Dios en sabiduría y bondad y rico en sus tesoros y beneficios; y, como Señor de todo y que de nadie necesita, puede comunicarlos a quien más servidor fuere y no puede errar en su elección.-

Dios puede amar y darse a quien amar, amar a quien quiere, y levantar, crear y enriquecer a quien fuere de su gusto; y en todo será sabio, santo y poderoso.
Adorémosle con muestras de gracias por la maravillosa obra que ha determinado de la Encarnación y favores de su pueblo, y de su reparación si cay. Y a este Realizado de dos naturalezas, la Divina y la Humana, adorémosle y lo reverenciemos todos nosotros y lo recibamos por nuestra cabeza; y confesemos que es digno de toda gloria, alabanza y magnificencia, y como autor de la gracia y de la gloria le demos virtud y divinidad a estas dos naturalezas la Divina como Dios y la Humana como hombre.-

Con estos argumentos peleaban el Arcángel Miguel y sus Ángeles y combatían como con fuertes rayos a Lucifer, y a los suyos, que estos, también peleaban con blasfemias; pero a la vista del Príncipe, y no pudiendo resistir, Lucifer se deshacía en furor y por su tormento quería huir, pero la voluntad divina ordenó que no sólo fuese castigado el Lucifer, sino también que fuese vencido, y a su pesar conociese la verdad y el poder de Dios; aunque blasfemando, Lucifer decía: Injusto es Dios en levantar a la humana naturaleza sobre la Angélica. Yo soy el más excelente y hermoso Ángel y se me debe el triunfo; yo he de poner mi trono sobre las estrellas y seré semejante al Altísimo y no me sujetaré a ninguno de inferior naturaleza a la mía, ni consentiré que nadie me preceda ni sea mayor que yo.-

Lo mismo repetían los apostatas secuaces y seguidores de Lucifer; pero el Arcángel Miguel a Lucifer le replicó: ¿Quién hay que se pueda igualar y comparar con el Señor que habita en los cielos? Enmudece, enemigo, en tus formidables blasfemias y, pues la iniquidad te ha poseído, apártate de nosotros, oh infeliz, y camina con tu ciega ignorancia y maldad a la tenebrosa noche y caos de las penas infernales; y nosotros, oh espíritus del Señor, adoremos y reverenciemos a esta dichosa mujer, que ha de dar carne humana al eterno Verbo, y reconozcámosla por nuestra Reina y Señora del Cielo.-

Esta era la causa del enfado de Lucifer, no admitía un ser inferior a Él, como Reina de todos los Ángeles. Era aquella gran señal de la Reina escudo en esta pelea para los buenos ángeles y arma ofensiva para contra los malos; porque a su vista las razones y pelea de Lucifer, no tenían fuerza y se turbaba y enmudecía, no pudiendo tolerar los misterios y sacramentos que en aquella señal eran representados.
16

Y como por la divina virtud había aparecido aquella misteriosa señal en los Cielos, quiso también Su Majestad que apareciese la otra figura o señal del dragón rojo y que en ella fuese ignominiosamente lanzado del cielo con espanto y terror junto con sus iguales y con admiración de los Ángeles; que todo esto causó aquella nueva demostración del poder y justicia de Dios.-

Dificultoso es reducir a palabras lo que pasó en esta memorable batalla, por haber tanta distancia de las breves razones materiales a la naturaleza y operaciones de tales y tantos espíritus Angélicos. Pero los malos no prevalecieron, porque la injusticia, mentira e ignorancia y malicia no pueden prevalecer contra la equidad, la verdad, la luz y la bondad; ni estas virtudes pueden ser vencidas de los vicios; y por esto desde entonces Lucifer, no halló lugar suyo en el cielo.-

Con los pecados que cometieron estos desagradecidos ángeles, se hicieron indignos de la eterna vista y compañía del Señor y su memoria se borró en su mente, donde antes de caer estaban como escritos por los dones de la gracia que les había dado; y, como fueron privados del derecho que tenían a los lugares que les estaban prevenidos si obedecieran, se traspasó este derecho a los hombres y para ellos se dedicaron, quedando tan borrados los vestigios de los ángeles apostatas que no se hallarán jamás en el cielo lugar alguno para ellos. Siendo ocupados estos lugares vacíos y dejados por los Ángeles expulsados, para ser ocupados por la humanidad.-

Y fue arrojado Lucifer del Cielo conocido en el Apocalipsis con el sobrenombre del gran Dragón, antigua serpiente que también se la llama Diablo, Demonio y Satanás, que engaña a todo el orbe (Conjunto de todas las cosas creadas). Lucifer (el Dragón), fue arrojado al centro de la tierra y sus Ángeles fueron expulsados junto con él.-

El Arcángel Miguel, arrojó del cielo, a Lucifer, trasformado su nombre en Dragón, porque estaba enfurecido, con aquella invencible palabra: ¿Quién como Dios? que fue tan eficaz, que pudo derribar aquel soberbio gigante y todos sus ejércitos y lanzarle con formidable ignominia en el interior e inferior de la tierra, comenzando con su infelicidad y castigo a tener nuevos nombres como el de Dragón, Serpiente, Diablo y Satanás, los cuales se los puso el Arcángel Miguel en la batalla acaecida en los Cielos, y todos testifican su iniquidad y malicia. Y privado Lucifer de la felicidad y del honor que desmerecía su comportamiento, fue también privado de los nombres y títulos honrosos y adquirió los que declaran su ignominia; y el intento de maldad que propuso y mandó a sus confederados, de que engañasen y pervirtiesen a todos los que en el mundo terrenal viviesen, y manifestasen su iniquidad con todos ellos.-

Quedando despojado el Cielo de los malos Ángeles y corrida la cortina de la divinidad a los buenos y obedientes, triunfantes y gloriosos éstos y castigados a un mismo tiempo los rebeldes, prosigue el Apóstol Juan el evangelista diciendo: Oí una grande voz en el Cielo, que decía: Ahora ha sido hecha la salud y la virtud y el Reino de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, que en la presencia de nuestro Dios los acusaba de día y de noche.-

Esta voz que oyó el Apóstol Juan el evangelista, fue de la persona del Verbo, y la percibieron y entendieron todos los Ángeles, y sus ecos llegaron hasta el infierno, donde hizo temblar y despavorir a los Demonios; aunque no todos sus misterios entendieron, mas de solo aquello que el Altísimo quiso manifestarles para su pena y castigo.-
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Y fue voz del Hijo en nombre de la humanidad que había de tomar, pidiendo al eterno Padre fuese hecha la salud, virtud y reino de Su Majestad y la potestad de Cristo; porque ya había sido arrojado el acusador de sus hermanos del mismo Cristo, que son los hombres.-

Y fue como una petición ante el trono de la Trinidad de que fuese hecha la salud y virtud, y los misterios de la Encarnación y Redención fuesen confirmados y ejecutados contra la envidia y el furor de Lucifer, que había bajado del cielo enfurecido Lucifer contra la humana naturaleza de quien el Verbo se había de vestir y vivir como humanizado en la tierra.-

Y por esto, con sumo amor y compasión Cristo los llamó hermanos. Y dice que Lucifer los acusaba de día y de noche, porque, en presencia del Padre Eterno y toda la Trinidad, los acusó en el día que todavía gozaba de la gracia del Cielo.-

Despreciando a la humanidad desde entonces con su soberbia, y después, en la noche de sus tinieblas, y después Lucifer, descargará su ira, en los humanos que caigan, Él nos acusará mucho más, sin dejar jamás de hacer estas acusaciones y persecuciones, que permanecerán sobre la humanidad, mientras el mundo terrenal dure.-

Y llamó virtud, potestad y reino a las obras y misterios de la Encarnación y Muerte de Cristo, porque todo se obró con ella y se manifestó su virtud y potencia contra Lucifer.-

Esta fue la primera vez que el Verbo, en nombre de la humanidad intercedió por los hombres ante el trono de la Divinidad; y, el Padre eterno confirió esta petición con las personas de la Trinidad y, manifestándolo a los Ángeles en el decreto del Divino Consistorio sobre estos sacramentos; La Trinidad les dijo: Lucifer ha levantado las banderas de la soberbia y pecado y con toda su iniquidad y furor perseguirá al linaje humano y con astucia pervertirá a muchos, valiéndose de ellos mismos para destruirlos, y con la ceguedad de los pecados y vicios en diversos tiempos prevaricarán con peligrosa ignorancia; pero la soberbia, mentira y todo pecado y vicio dista infinito de nuestro ser y voluntad.-

Levantemos, pues, el triunfo de la Virtud y Santidad y humanícese para esto la Segunda Persona, “”El Hijo Humanizado””, para que acredite y enseñe a la humildad, obediencia y todas las virtudes y haga la Redención para los mortales; y siendo verdadero Dios, se humille y sea hecho el menor, sea hombre justo y ejemplar y maestro de toda santidad, y muera para la Redención de sus hermanos; sea la virtud sola admitida en nuestro Tribunal y la que siempre triunfe sobre los vicios. Levantemos a los humildes y humillemos a los soberbios; hagamos que los trabajos y el padecerlos sean gloriosos para nuestro beneplácito. Determinemos asistir a los afligidos y atribulados; y que sean corregidos y afligidos nuestros amigos, y por estos medios alcancen nuestra gracia y amistad y que ellos también, según su posibilidad, hagan la salud para ellos, obrando siempre en la virtud. Y que sean bienaventurados los que lloran, sean dichosos los pobres y los que padecieron por la justicia y los que son perseguidos por ser discípulos y tener por cabeza a Cristo.- Que sean ensalzados los pequeños, engrandecidos los mansos de corazón; que sean amados, como si fueran nuestros hijos, los pacíficos; que sean nuestros amados, los que perdonan y sufren las injurias y los que aman a sus enemigos, no mostrando rencor ni odio hacia ellos.-

Señalaremos a todos los hombres y mujeres, de copiosos frutos y de bendiciones de nuestra gracia y premios de inmortal les daremos, vistiéndolos con la gloria del Cielo, para todos aquellos que vencieren, según sus obras, grabadas en el Alma, de cada uno de los mortales. Utilizando para ello el Libre Albedrío y el entendimiento del que se ha dotado a todos los mortales.-
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Nuestro Unigénito Humanizado, obrará esta doctrina y los que le siguieren serán nuestros escogidos, regalados, refrigerados y premiadas sus buenas obras, y serán engrandecidos en nuestro pensamiento, como causa primera de la virtud. Demos permiso a que los malos opriman a los buenos y sean parte en su corona, cuando para sí mismos están mereciendo castigo.-

Haya premio para el bueno y sea desdichado el que le causare daño al bueno, y bienaventurado el que lo padece.-

Los hinchados y soberbios aflijan y blasfemen de los humildes, y los grandes y poderosos a los pequeños y opriman a los abatidos, y éstos, en lugar de maldecirles, los perdonen y den bendiciones y mientras sean viandantes en la tierra, sean probados por estos hombres, y después, los que vencieren, sean colocados con los espíritus y Ángeles y reconocidos como nuestros hijos y gocen de los asientos y premios que los infelices y los mal aventurados han perdido en el Cielo.-

Todos los que hayan sido pertinaces y soberbios que sean condenados a eterna muerte, donde todos ellos conocerán su insipiente proceder y soberbia. La muerte para estos mortales y los Ángeles que no obedecieron, es la separación de su presencia en el Cielo, y los asientos vacantes que estos han dejado en el Cielo, serán ocupados, por la humanidad que nos sigan.-

Y para todos los mortales que tengan verdadero ejemplar y superabundante gracia, si de ella se quisieren aprovechar, descenderá nuestro Hijo Pasible, Redentor, Reparador y redima a los hombres, para que a los mortales, a quienes Lucifer NO derribe, con sus sugestiones y hechos, los levantaremos con sus infinitos merecimientos, de los cuales el Alma que tienen, darán testimonio de ellos, y serán sentados en el Cielo.-

Sea hecha el estado de Gracia ahora por nuestra voluntad y determinación de que haya Redentor y Maestro que merezca y enseñe, naciendo y viviendo pobre, muriendo despreciado y condenado por los hombres a muerte afrentosa; sea juzgado por pecador y reo y satisfaga a nuestra justicia por la ofensa del pecado; y por sus méritos previstos usemos de nuestra misericordia y piedad. Y entiendan todos que el humilde, el pacífico, el que obrare la virtud, sufriese y perdonare, éste seguirá a nuestro Cristo y será nuestro hijo; y que ninguno podrá entrar por voluntad libre en nuestro reino, si primero no se niega a sí mismo y, llevando su cruz, siga a su cabeza y maestro que es Jesucristo. Y éste será nuestro Reino, compuesto de los perfectos y que legítimamente hubieren trabajado y peleado perseverando hasta el fin de su vida terrenal.-

Estos humanos y mortales, tendrán parte en la potestad de nuestro Jesucristo, que ahora es hecha y determinada, porque ha sido arrojado el acusador de sus hermanos a lo profundo del Infierno, y es hecho el triunfo del Redentor, para que, levantados y purificándolos con la sangre de Jesucristo, sea para Él la exaltación y gloria; porque sólo Él será digno de abrir el libro de la ley de gracia y será camino, luz, verdad y vida para que los hombres vengan a mí y Él solo abrirá las puertas del Cielo; Que Jesucristo sea mediador y abogado de los mortales y en Él tendrán padre, hermano y protector, pues tienen perseguidor y acusador.-

Y los Ángeles, que, como nuestros hijos, también obraron la salud y virtud y defendieron la potestad de mi Jesucristo, sean todos ellos coronados y honrados por todas las eternidades de eternidades en nuestra presencia.-
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Esta voz, que contiene los Misterios escondidos desde la constitución del mundo manifestado por la doctrina y la vida de Jesucristo, salió del Trono, y con esta voz, se les mando a los Ángeles las comisiones que habían de ejercer.-

Al Arcángel Miguel y Gabriel, para que fuesen Embajadores del Verbo humanizado y de María su Madre y fueran Ministros para todos los Sacramentos de la Encarnación y Redención; y los otros muchos Ángeles fueron destinados con estos dos Príncipes para el mismo ministerio.-

A otros Ángeles destinó y mandó el Todopoderoso para que acompañasen, y asistiesen a las almas de los mortales, y las inspirasen y enseñasen la santidad y virtudes contrarías a los vicios que Lucifer había propuesto inducirlas a la humanidad, para que estos Ángeles las defiendan y guarden y las lleven en sus manos, para que a los justos no ofendiesen las piedras, que son las marañas y engaños que armarían contra ellos sus enemigos los Ángeles caídos, conocidos con el sobre nombre de Demonios, capitaneados estos Demonios por Lucifer.-

Más el Apóstol Juan, el evangelista dice: Fue hecha la potestad, salud, virtud y reino de Jesucristo; pero lo que se obró misteriosamente fue que los predestinados fueron señalados y puestos en cierto número y escritos en la memoria de la mente divina por los merecimientos previstos de Jesucristo. En este Consistorio de las tres Divinas Personas, le fue dado y entregado al Unigénito del Padre aquel libro misterioso del Apocalipsis; y entonces fue compuesto y firmado y cerrado con los siete sellos que el Evangelista dice, hasta que Jesucristo tomó carne humana y lo abrió, soltando por su orden los sellos, con los misterios que desde su nacimiento, vida y muerte fue obrando hasta el fin de todos. Y lo que contenía el libro era todo lo que decretó la Trinidad después de la caída de los Ángeles y pertenece a la Encarnación del Verbo y a la Ley de Gracia; los Diez Mandamientos, los Siete Sacramentos y los Artículos de Fe, y lo que en ellos se contiene, y el orden de toda la Iglesia Militante Cristiana, dándole potestad al Verbo para que humanizado ya como hombre, y como Sumo Sacerdote, comunicase el poder y dones necesarios a los Apóstoles y a los demás Sacerdotes y Ministros de la Iglesia Cristiana.

Este fue el misterioso principio de la Ley Evangélica. Y en aquel Trono y Consistorio secretísimo de entonces, se instituyó y se escribió en la Mente Divina que aquellos hombres y mujeres mortales, sus nombres serían escritos en el libro de la vida, para todos los que guardasen esta Ley.-

De aquí tuvo principio el Padre Eterno, cuyos sucesores son los Pontífices y Prelados. De Su Alteza tienen participación, los mansos, los pobres, los humildes y todos los justos.-

Este fue su nobilísimo origen, por donde se ha de decir que quien obedece a los Superiores, obedece a Dios, y quien los desprecia, a Dios menosprecia.-

Todo esto fue decretado en la Divina Mente y sus ideas, y se le dio a Jesucristo, la potestad de abrir a su tiempo este libro, que estuvo hasta entonces cerrado y sellado. Y en el tiempo que ha durado, dio el Altísimo su testamento y testimonios de sus palabras Divinas en la ley natural y escrita, con obras misteriosas, manifestando parte de sus secretos a los Patriarcas y Profetas terrenales.-

Y por estos testimonios y la sangre derramada del Cordero dice: Que le vencieron los justos; porque, si bien la Sangre de Jesucristo Redentor, fue suficiente y súper abundante para
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22-06-14 23:38 #12111157 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
esa eres tu, tururú.
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23-06-14 05:56 #12111276 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
En las conversaciones que José y María tenían, José con lágrimas de júbilo decía a María:

¿Es posible, Señora mía, que en vuestros brazos castísimos he de ver a mi Dios y Reparador? ¿Que le adoraré en ellos, le oiré y tocaré, y mis ojos verán su divino rostro, y será el sudor del mío tan bien afortunado que se ha de emplear en su servicio y sustento, que vivirá con nosotros y comeremos a su mesa, le hablaremos y conversaremos? ¿De dónde a mí tan grande dicha que nadie la pudo merecer? ¡Oh, cómo me duele ser tan pobre! ¡Quién tuviera ricos palacios para recibirle y muchos tesoros que ofrecerle! Y maría le respondió: Señor y esposo mío, razón es que vuestro afecto cuidadoso se extienda a todo lo posible en obsequio de su Creador, pero no quiere este gran Dios y Señor nuestro venir al mundo por medio de las riquezas y majestad temporal y ostentosa, porque de ninguna de estas cosas necesita, ni por ellas bajara de los cielos a la tierra.-

Él sólo viene a remediar al mundo y encaminar a los hombres por las sendas rectas de la vida eterna, y esto ha de ser por medio de la humildad y la pobreza, y en ella quiere nacer, vivir y morir, para desterrar de los corazones mortales la pesada codicia y arrogancia que les impide a los mortales su felicidad. Por esto escogió nuestra pobre y humilde casa, y no nos quiere ricos de los bienes aparentes, falaces y transitorios, que son vanidad de vanidades y aflicción de espíritu, oprimen, y oscurecen el entendimiento para conocer y penetrar la luz.
José otras veces la pedía a María, que le enseñase la condición y ser de las virtudes, en especial del amor de Dios, para saber cómo había de proceder con el Altísimo humanizado y para no ser reprobado por siervo inútil e incapaz de servirle.-

En estas practicas María le enseñaba y algunas veces, y otras la lección de las Escrituras Santas, mezclaban con el trabajo corporal, cuando era forzoso acudir a él. Y aunque pudiera aliviar a José la compasión de la amabilísima Señora, que con rara discreción se la mostraba de verle trabajado y cansado, pero a este alivio añadía la doctrina celestial, con cuya atención el santo dichoso trabajaba más con las virtudes que con las manos. Y la mansísima paloma, con prudencia de Virgen sapientísima, le asistía con este divino alimento, declarándole el fruto dichosísimo de los trabajos. Y como en su estimación se juzgaba indigna de que su esposo la sustentase con ellos, con esta consideración estaba siempre humillada, como deudora de aquel sudor de José y recibiéndolo como una gran limosna y liberal favor. Todas estas razones la obligaban, como si fuera la criatura más inútil de la tierra. Y aunque no podía ayudar al esposo en el trabajo de su oficio, porque no era para las fuerzas de mujeres, y mucho menos para la modestia y compostura de la divina Reina, pero con todo eso, en lo que se ajustaba con ella le servía como una humilde criada, ni era posible que su discreta humildad y agradecimiento que a José tenía sufriese menor correspondencia de su pecho nobilísimo.-

Esta era la santidad y perfección que desprendía José en la escuela del cielo que tenía en su casa. Y por esta orden tal vez, porque no les recompensaban su trabajo, venían a estar necesitados y faltarles la comida a su tiempo, hasta que el Señor la proveía. Un día sucedió que pasada la hora ordinaria se hallaron sin tener cosa alguna que comer; y para dar gracias al Señor por este trabajo y esperar que abriese su poderosa mano, estuvieron en oración hasta muy tarde, y en el tiempo, los Ángeles les aprovisionaron de la comida y les pusieron la mesa, algunas frutas, pan blanquísimo y peces, y sobre todo un género de guisado o conserva de admirable suavidad y virtud. Y luego fueron algunos de los Ángeles a llamar a su Reina, y otros a José su esposo. Salieron de sus retiros, y reconociendo el beneficio del cielo, con lágrimas y fervor dieron gracias al Muy Alto, y comieron; y después hicieron grandiosos cánticos de alabanza.-
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Estaba ya muy adelante el divino embarazo de la Madre del eterno Verbo María santísima, y para obrar en todo con plenitud de celestial prudencia, aunque sabía que era preciso prevenir mantillas y lo demás necesario para el deseado parto, nada quiso disponer sin la voluntad y orden del Señor y de su santo esposo, para cumplir en todo con las condiciones de sierva obediente y fidelísima. Aunque en aquello que era oficio sólo de la madre, y madre sola de su Hijo santísimo, en quien ninguna criatura tenía parte, y pudiendo obrar por sí sola, no lo hizo, sino que habló a su esposo José, y le dijo: Señor mío, ya es tiempo de prevenir las cosas necesarias para el nacimiento de mi Hijo santísimo. Y aunque Su Majestad infinita quiere ser tratado como los hijos de los hombres, humillándose a padecer sus penalidades, pero de nuestra parte es razón que en su servicio y obsequio, en el cuidado de su niñez y asistencia mostremos que le reconocemos por nuestro Dios y verdadero Rey y Señor. Si me dais licencia, comenzaré a disponer los fajos y mantillas para recibirle y criarle. Yo tengo una tela, hilada de mi mano que servirá ahora para los primeros paños de lino, y vos, señor, buscaréis otra de lana que sea suave, blanda y de color humilde para las mantillas; que para más adelante yo le haré una túnica inconsútil y tejida, que será a propósito. Y para que acertemos en todo, hagamos especial oración, pidiendo a Su Alteza nos gobierne, encamine y nos manifieste su voluntad divina, de manera que procedamos con su mayor agrado.-

Esposa y Señora mía respondió José, si con la misma sangre del corazón fuera posible servir a mi Señor y Dios y hacer lo que mandáis, yo me tuviera por satisfecho y por dichoso de derramarla con tremendos tormentos, y en falta de esto quisiera tener grandes riquezas y brocados con que serviros en esta ocasión. Disponed lo que fuere conveniente, que en todo quiero obedeceros como vuestro siervo.-
Jesús antes de nacer, habla con sus padres terrenales. Hicieron oración, y a cada uno singularmente respondió el Altísimo con una misma voz, renovando la ciencia y noticia que antes había tenido la soberana Señora muchas veces; porque de nuevo dijo Su Majestad a ella y a su esposo José: Yo he venido del Cielo a la Tierra, para levantar la humildad y humillar la soberbia, para honrar la pobreza y despreciar las riquezas, a deshacer la vanidad y fundar la verdad y a hacer aprecio digno de los trabajos. Y por esto es mi voluntad, que en la humanidad que he recibido me tratéis en lo exterior como si fuera hijo de ambos, y en el interior me reconoceréis por Hijo de mi eterno Padre y verdadero Dios, con la veneración y amor que como a hombre y Dios se me debe.-

Confirmados María y José con esta voz divina en la sabiduría con que habían de proceder en la crianza del niño Dios, confirieron el más alto y perfecto estilo de reverenciarle como a su verdadero Dios infinito que se ha visto en puras criaturas y tratarle juntamente en los ojos del mundo como si fuera hijo de ambos, pues así lo pensarían los hombres y lo quería el mismo Señor. Y este acuerdo y mandato cumplieron con tanta plenitud, que fue admiración del Cielo; Determinaron asimismo, que en la esfera y estado de su pobreza era razón hacer en obsequio del niño Dios cuanto fuese posible, sin exceder ni faltar para que el sacramento del Rey estuviese oculto con el velo de la humilde pobreza y el encendido amor que tenían no quedase frustrado en lo que podían ejecutarle.-

Luego José, buscó dos telas de lana, como la divina esposa había dicho: una blanca y otra de color más morado que pardo, las mayores que pudo hallar, y de ellas cortó María, las primeras mantillas para su Hijo santísimo; y de la tela que ella había hilado y tejido cortó las camisillas y sabanillas en que empañarle. Era esta tela muy delicada, como de tales manos, y la comenzó desde el día en que entró en su casa con José, con intento de llevarla a ofrecer al templo. Y aunque este deseo se conmutó tan mejorado, con todo eso, de la que sobró, hechas las alhajitas del niño Dios, cumplió la ofrenda en el templo de Jerusalén. Todos estos aliños y ropa necesaria para el divino parto los hizo la gran Señora por sus propias manos y los cosió y aderezó estando siempre de rodillas y con lágrimas de incomparable devoción.-
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Previno José flores y yerbas, las que pudo hallar, y otras cosas aromáticas de las que María, como diligente Madre, hizo agua olorosa más que de Ángeles, y rociando los fajos consagrados para el sacrificio que esperaba, los dobló y aliñó y los puso en una caja, la que después llevó consigo misma hacia Belén, donde nacería en una cueva, Jesús de Nazaret.-

Estaba María enterada de todos los misterios de su Hijo y sabía ya las profecías y el cumplimiento de ellas y que el Unigénito del Padre y suyo había de nacer en Belén como peregrino y pobre. Pero nada de todo esto manifestó a José, porque sin orden del Señor no declaraba su secreto. Y lo que no se le mandaba decir, todo lo callaba con admirable prudencia, no obstante el deseo de consolar a su fidelísimo esposo José, porque María se quería dejar a su gobierno y obediencia y no proceder como prudente y sabia consigo misma e ir contra el consejo del Sabio. Trataron luego de lo que debían hacer, porque ya se acercaba el parto de la divina Señora, estando su embarazo tan adelante, y José la dijo a María:

Reina del Cielo y de la Tierra y Señora mía, si no tenéis orden del Altísimo para otra cosa, me parece forzoso que yo vaya a cumplir con este edicto del emperador. Y aunque bastaría ir solo porque a las cabezas de las familias les compete esta labor, no me atreveré a dejaros sin asistir a vuestro servicio, ni yo tampoco viviré sin vuestra presencia, ni tendré un punto de sosiego estando ausente; y es posible que mi corazón se inquiete sin veros. Y para que vayáis conmigo a nuestra ciudad de Belén, donde nos toca esta profesión de la obediencia del emperador, veo que vuestro divino parto está muy cerca, y así por esto como por mi gran pobreza temo poneros en tan evidente riesgo. Si os sucediese el parto en el camino con descomodidad y no poderlo reparar, sería para mí de incomparable desconsuelo. Este cuidado me aflige. Os Suplico, Señora mía, lo presentéis delante el Altísimo y le pidáis oiga mis deseos de no apartarme de vuestra compañía. Obedeció la humilde esposa a lo que ordenaba José, y, aunque no ignoraba la voluntad divina, tampoco quiso omitir esta acción de pura obediencia, y María como súbdita presentó al Señor la voluntad y deseos de su esposo, y la respondió Su Majestad diciendo:

Amiga y paloma mía, obedece a mi siervo José en lo que te ha propuesto y desea. Acompáñale en la jornada. Yo seré contigo y te asistiré con mi paternal amor y protección en los trabajos y tribulaciones que por mí padecerás y, aunque serán muy grandes, te sacará gloriosa de todas mi brazo poderoso. Tus pasos serán hermosos a mis ojos, no temas y camina, porque ésta es mi voluntad. Luego mandó el Señor, a vista de María, a los Ángeles de su guarda, con nueva intimación y precepto que la sirviesen en aquella jornada con especial asistencia y advertido cuidado, según los magníficos y misteriosos sucesos que se le ofrecerían en toda ella. Y sobre los mil ángeles que de ordinario la guardaban, mandó el mismo Señor a otros nueve mil más para que asistiesen a su Reina y Señora del Cielo, y la sirviesen de suerte que la acompañasen todos los diez mil Ángeles juntos, desde el día que comenzase la jornada. Así lo cumplieron todos los Ángeles, como fidelísimos siervos y ministros del Señor, y la sirvieron.-
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Volvió María, con la respuesta a José y le declaró la voluntad del Altísimo de que le obedeciese y acompañase en su jornada hacia Belén. Con que el esposo quedó lleno de nuevo júbilo y consuelo, y reconociendo este gran favor de la mano del Señor, le dio gracias con profundos actos de humildad y reverencia, y hablando a su divina esposa, la dijo: Señora mía, y causa de mi alegría, de mi felicidad y dicha, sólo me resta dolerme en este viaje de los trabajos que en él habéis de padecer, por no tener caudal para vencerlos y llevaros con la comodidad que yo quisiera preveniros para la peregrinación. Pero deudos y conocidos y amigos hallaremos en Belén de nuestra familia, que yo espero nos recibirán con caridad, y allí descansaréis de la molestia del camino, si lo dispone el Altísimo, como yo vuestro siervo lo deseo.-

Era verdad que el esposo José lo prevenía así con su afecto, mas el Señor tenía dispuesto lo que él entonces ignoraba; y porque se le frustraron sus deseos sintió después mayor amargura y dolor. No declaró María a José lo que en el Señor tenía previsto del misterio de su divino parto, aunque sabía no sucedería lo que él pensaba, pero antes bien animándole, le dijo: Esposo y señor mío, yo voy con mucho gusto en vuestra compañía y haremos la jornada como pobres en el nombre del Altísimo, pues no desprecia Su Alteza la misma pobreza, que viene a buscar con tanto amor. Y supuesto será su protección y amparo con nosotros en la necesidad y en el trabajo, pongamos en ella nuestra confianza. Y vos, señor mío, poned por su cuenta todos vuestros cuidados.-

Determinaron luego el día de su partida, y el esposo con diligencia salió por Nazaret a buscar alguna bestezuela en que llevar a la Señora del mundo; y no fácilmente pudo hallarla, por la mucha gente que salía a diferentes ciudades a cumplir con el mismo edicto del emperador. Pero después de muchas diligencias y penoso cuidado halló José una jumenta humilde, que si pudiéramos llamarle dichoso, lo había sido entre todos los animales irracionales, pues no sólo llevó a la Reina de todo lo creado, y en ella al Rey y Señor de los reyes y señores, sino que después más tarde, se halló presente en el nacimiento del niño y dio a su Creador el obsequio que los hombres y mujeres de belén le negaron.-

Previnieron lo necesario para el viaje, y era la recámara de los divinos caminantes con el mismo aparato que llevaron en la primera peregrinación que hicieron a casa de Zacarías, porque sólo llevaban pan y fruta y algunos peces, que era el ordinario manjar y regalo del que usaban para cubrir sus necesidades. Y como la prudentísima María, tenía luz de que tardaría mucho tiempo en volver a su casa, no sólo llevó consigo las mantillas y fajos prevenidos para su divino parto, sino que dispuso las otras cosas con disimulación, de manera que todas estuviesen al intento de los fines del Señor y sucesos que esperaba; y dejaron como encargada de su casa, a quien cuidase de ella mientras volvían. Llegó el día y hora de partir para Belén, y como el fidelísimo y dichoso José trataba ya con nueva y suma reverencia a su soberana esposa, andaba como vigilante y cuidadoso siervo inquiriendo y procurando en qué darla gusto y servirla, y la pidió con grande afecto le advirtiese de todo lo que deseaba y que él ignorase para su agrado, descanso y alivio, y dar beneplácito al Señor que llevaba en su vientre. Agradeció la humilde María estos afectos de su esposo, y remitiéndolos a la gloria y obsequio de su Hijo, le consoló y animó para el trabajo del camino, con asegurarle de nuevo el agrado que tenía Su Majestad de todos sus cuidados, y que recibiesen con igualdad y alegría del corazón las penalidades que como pobres les seguirían en la jornada.-
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Y para darle principio se hincó de rodillas la Emperatriz de las alturas y pidió a José le diese su bendición. Y aunque el varón de Dios se encogió mucho y dificultó el hacerlo por la dignidad de su esposa, pero ella venció en humildad y le obligó a que se la diese. Lo hizo José con gran temor y reverencia, y luego con abundantes lágrimas se postró en tierra y la pidió le ofreciese de nuevo a su Hijo y le alcanzase con su perdón y su divina gracia.-

Con esta preparación partieron de Nazaret hacia Belén, en medio del invierno, que hacían el viaje más penoso y desacomodado. Pero la Madre de la vida, que lo llevaba en su vientre, sólo atendía a sus divinos efectos y recíprocos coloquios, mirándole siempre en su tálamo virginal, imitándole en sus obras y dándole mayor agrado y gloria que todo el resto de las criaturas juntas.-

José y María, partieron de Nazaret para Belén, a los ojos del mundo tan solos como pobres y humildes peregrinos, sin que nadie de los mortales los reputase ni estimase más de lo que con él tienen granjeado la humildad y pobreza. Pero, No caminaban solos, pobres ni despreciados, sino prósperos, abundantes y magníficos: eran el objeto más digno del eterno Padre y de su amor inmenso y lo más estimable de sus ojos, llevaban consigo el tesoro del Cielo y de la misma Divinidad. El Omnipotente no los iba a dejas solos en este viaje, y los veneraban toda la Corte de los Ciudadanos Celestiales y reconocían las criaturas insensibles la viva y verdadera arca del Testamento, mejor que las aguas del Jordán a su figura y sombra cuando corteses se dividieron para hacerle franco el paso a ella y a los que la seguían.-

En este viaje, los acompañaban los diez mil Ángeles, fueron señalados por el mismo Dios para que sirviesen a Su Majestad y a su santísima Madre en toda esta jornada; y estos escuadrones celestiales iban en forma humana visibles solamente para María, más resplandecientes cada uno que otros tantos soles, haciéndola escolta. Fuera de estos diez mil Ángeles asistían otros muchos que bajaban y subían a los cielos, enviados por el Padre Eterno a su Unigénito humanizado y a su Madre, y de ellos volvían con las misivas que eran enviados y despachados. Estos Ángeles hacían de embajadores entre a Sagrada familia y Dios, y utilizaban para ello un Globo resplandeciente y lleno de luz.-

Con este real Globo, oculto a los mortales, caminaban María y José, seguros de que a sus pies no les ofendería la piedra de la tribulación, porque mandó a sus Ángeles el Señor que los llevasen en las manos de su defensa y custodia. Y este mandato cumplían los ministros fidelísimos, sirviendo como vasallos a su gran Reina y Señora del Cielo, con admiración de alabanza y gozo, viendo recopilados en una pura criatura tantos sacramentos juntos.-

Esta jornada de Nazaret hacia Belén, duró cinco días; que por el embarazo de María, ordenó José llevarla muy despacio. Y nunca la soberana Reina conoció noche en este viaje; porque, algunos días que caminaban parte de ella, despedían los Ángeles tan grande resplandor como todas las iluminarías del cielo juntas cuando al mediodía tienen su mayor fuerza en la más clara serenidad. De este beneficio y de la vista de los Ángeles gozaba también José en aquellas horas de las noche; y entonces se formaba un coro Celestial de todos juntos, en que la gran Señora y su esposo alternaban con los soberanos Espíritus admirables cánticos e himnos de alabanza, con que los campos se convertían en nuevos Cielos. Y de la vista y resplandor de sus ministros y vasallos gozó la Reina en todo el viaje, y de dulcísimos coloquios interiores que tenía con ellos.
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23-06-14 17:13 #12111787 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Desde que fue creciendo el número de los Apóstoles y discípulos, determinó luego Su Majestad que alguno de ellos se encargase de recibir las limosnas y dispensarlas como mayordomo para las necesidades comunes y pagar los tributos, y sin señalar Jesucristo a ninguno en particular, se lo propuso a todos ellos. Al punto le apeteció y codició Judas Iscariote, temiéndole todos los demás Apóstoles y huyendo de este oficio en su interior. Y para alcanzarle el codicioso discípulo, se humilló Judas Iscariote a pedir a Juan Evangelista lo tratase con María, para que ella a su vez, lo concertase con el mismo Señor. Así lo hizo Juan Evangelista como lo deseaba Judas Iscariote, pero la prudentísima Madre, como conocía que la petición no era justa ni conveniente, sino de ambicioso y codicioso afecto, no quiso proponerla al Divino Maestro.-

Como Judas Iscariote, vio que María, no lo tomaba en serio para este cargo, Judas Iscariote por medio de Pedro y otros Apóstoles, para que lo pidiesen y tampoco se le lograba este deseo a Judas Iscariote, porque la clemencia del Altísimo quería impedirlo o justificar su causa cuando lo permitiese.-

Con esta resistencia el corazón de Judas Iscariote, poseído ya de la avaricia, en lugar de sosegarse y tranquilizarse en ella, se encendió más en la llama que infelizmente le abrasaba, instigándole Satanás con pensamientos ambiciosos y feos, aun para cualquier persona de otro estado. Y si en los demás fuera indecente y culpable el admitirlos, mucho más en Judas Iscariote, que era discípulo en la escuela de mayor perfección y a la vista de la luz del Sol de Justicia que lo es Jesucristo y de la luna que lo es María.-

Ni en el día de la abundancia y de la gracia pudo dejar de conocer el delito de admitir tales sugestiones cuando el sol de su Divino Maestro le iluminaba, ni en la noche de la tentación, pues en ella la luna de María, le influía lo que le convenía para librarse del veneno de la serpiente. Pero como huía de la luz y se entregaba a las tinieblas, corría tras el precipicio y se arrojó a pedir él mismo y directamente a María, el ministerio que pretendía Judas Iscariote, perdiendo el miedo y disimulando su codicia, mediante el color de la virtud.-

Judas Iscariote, se llegó a María y la dijo: Que la petición de Pedro y Juan, sus hermanos, que en su nombre le habían propuesto, era con deseo de servirla a ella y a su Hijo con toda diligencia, porque no todos acudían a esto con el cuidado que era justo; que le suplicaba lo alcanzase de su Maestro. La gran Señora del Cielo y de la Tierra con gran mansedumbre le respondió diciéndole: Considera bien, carísimo Juan lo que pides, y examina si es recta la intención con que lo deseas y pides, y advierte si te conviene apetecer lo que todos tus hermanos los discípulos temen y no lo admitirán si no son compelidos de la obediencia de su Maestro y Señor. El te ama más que tú a ti mismo y sabe sin engaño lo que te conviene; déjate a su santísima voluntad y muda de intento y procura atesorar la humildad y la pobreza. Levántate de donde has caído, que yo te daré la mano, y mi Hijo usará contigo de su amorosa misericordia.-

¿A quién no rindieran estas dulcísimas palabras y fuertes razones, oídas de tan Divina y amable criatura como María? Pero no se ablandó ni movió aquel corazón fiero y diamantino, antes se indignó interiormente y se dio por ofendido de la Divina Señora, que le ofrecía el remedio de su mortal dolencia; porque un ímpetu desenfrenado de ambición y codicia en la concupiscible luego irrita a la irascible contra quien le impide y los sanos consejos reputa por agravios. Pero la mansísima y amable paloma disimuló con Judas Iscariote, no hablándole más entonces, por su obstinación.-
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Despedido Judas Iscariote de María, no sosegaba ni renunciaba Judas Iscariote en su avaricia, y desnudándose del pudor y vergüenza natural, y aun de la fe interior, se resolvió en acudir él mismo a pedírselo a Jesucristo su Divino Maestro y Salvador. Y vestida su furia con piel de oveja, como fino pretendiente, llegó a Su Majestad y le pidió Judas Iscariote el oficio de despensero, para que en este suceso se manifieste cuán ocultos y formidables son los juicios del Altísimo. Deseaba el Salvador del mundo desviarle del peligro que conocía en su petición y que en ella buscaba este codicioso apóstol su final perdición. Y para que no se llamase a engaño, le respondió y dijo Jesús: ¿Sabes, oh Judas, lo que deseas y pides? No seas tan cruel contra ti mismo, que tú busques y solicites el veneno y las armas con que te puedes causar la muerte.-

Replicó Judas: Yo, Maestro, deseo serviros, empleando mis fuerzas en beneficio de vuestra congregación y por este camino lo haré mejor que por otro alguno, como lo ofrezco sin falta.- Con este razonamiento de Judas Iscariote, en buscar y amar el peligro, justificó Dios su causa para dejarle entrar y para comenzar a perecer en él. Porque resistió a la luz y se endureció contra ella, y mostrándole el agua y el fuego, la vida y la muerte, Judas Iscariote extendió la mano y eligió su perdición, quedando justificada la justicia y engrandecida la misericordia del Altísimo, que tantas veces se le fue a convidar y entrar por las puertas de su corazón, de donde le arrojó y admitió al demonio, y a su Maestro el Apóstol Judas Iscariote le dijo: yo deseo hacer vuestra voluntad y serviros con ser despensero y depositario de las limosnas que recibimos, y acudiré con ellas a los pobres, cumpliendo con vuestra Doctrina de hacer con los prójimos lo mismo que con nosotros queremos que se haga, y procuraré dispensar con orden y razón y a vuestra voluntad, mejor que hasta ahora se vienen haciendo.-

Estas y otras razones dijo Judas Iscariote a su Dios y Maestro, cometiendo enormes pecados y muchos de una sola vez; porque, en primer lugar, Judas Iscariote mentía y tenía otra intención segunda y oculta; pero a más de esto, fingía lo que no era, como ambicioso de la honra que no merecía, no queriendo parecer lo que era, ni ser lo que deseaba parecer; murmuró también de sus hermanos, desacreditándolos y alabándose a sí mismo, que todas son jornadas muy trilladas de los ambiciosos. Pero lo que más es de ponderar, es que Judas Iscariote, perdió la FE infusa que tenía, pretendiendo engañar a Jesús, su Celestial Maestro con la fingida hipocresía que mostró en lo de afuera. Porque si creyera entonces con firmeza que Jesucristo era Dios verdaderamente como verdadero hombre, no pudiera hacer juicio de que le había de engañar, pues como Dios conocía lo más oculto de su corazón, que le era patente; y no sólo como Dios con su ciencia infinita, pero como hombre con la ciencia infusa y beatífica, advirtiera y creyera, lo podía conocer, como de hecho lo conocía, desistiera de su doloso intento. Todo esto descreyó Judas Iscariote, y a los demás pecados, que ya tenía, añadió el de la herejía.-

Cumplido el deseo de este desleal discípulo: Que los que desean ser ricos vienen a caer en la tentación, y se enredan en los lazos del demonio y en los deseos inútiles y vanos, que arrojan a los hombres a la perdición y eterna muerte; porque la codicia es raíz de todos los males, y muchos por irse tras ella erraron en la FE y se introdujeron en muchos dolores. Todo esto sucedió al avariento y pérfido apóstol, cuya codicia fue tanto más vil y reprensible, cuanto era más vivo y admirable el ejemplo de la alta pobreza que tenía presente en Cristo y su Madre y todo el Apostolado, donde sólo había algunas moderadas limosnas.-
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Pero Judas Iscariote imaginó, que con los grandes milagros de su Maestro y con los muchos que le seguían y le allegaban, crecerían las limosnas y ofrendas en las que él pudiese meter las manos. Y como no lo conseguía conforme a sus deseos, se atormentaba con ellos mismos, como lo manifestó en la ocasión que la Magdalena gastó los preciosos aromas para ungir al Salvador, donde la codicia de cogerlos le hizo tasador de su precio y dijo que valían más de trescientos reales y que se los quitaba a los pobres, con los que se podían repartir. Y esto decía porque le dolía mucho no haberlos cogido para sí mismo, porque de los pobres Judas Iscariote, no tenía cuidado, antes se indignaba mucho con la Madre, porque daba tantas limosnas, y con el mismo Señor, porque no admitía y recibía más para encargarse de ello, y con los Apóstoles y discípulos, porque no pedían, y con todos Judas Iscariote estaba enfadado y se mostraba ofendido. Y algunos meses antes de la muerte del Salvador se comenzó a desviar muchos ratos de los demás Apóstoles, alejándose de ellos y del Señor, porque le atormentaba su compañía y sólo venía a coger las limosnas que podía. Y en estas salidas le puso el demonio en el corazón, que acabase del todo con su Maestro y lo entregase a los judíos, como más tarde sucedió, consumida esta traición por parte de Judas Iscariote. La cual ocurrió cuando señaló al Señor en el huerto de los olivos. Pero ahora volvamos con la historia y vida real del Señor, para conocimiento de todos los Cristianos.-

Transfiguración de Jesús en el monte Tabor.-
Jesús, para esto eligió un monte alto, que fue el monte Tabor, en medio de Galilea y a dos leguas de Nazaret hacia el Oriente. Subiendo Jesús a lo más alto de él con los tres Apóstoles Pedro, Jacobo y Juan su hermano, se transfiguró en su presencia. También se hallaron presentes en la transfiguración de Cristo, los dos profetas Moisés y Elías, hablando con Jesús de su pasión. Y estando transfigurado vino una voz del cielo en nombre del Eterno Padre, que dijo: Este es mi Hijo muy amado, en quien yo me agrado; a él debéis oír.-

María: Fue llevada por mano de sus Ángeles al monte Tabor, para que viese transfigurado a su Hijo; y aunque no fue necesario confortar en la FE a su Madre como a los Apóstoles, porque en ella estaba confirmada e invencible, tuvo el Señor muchos fines en esta maravilla de la Transfiguración, y en su Madre había otras razones particulares para no celebrar Jesucristo, el Redentor del mundo, tan gran misterio sin su presencia. Y María, no sólo vio transfigurada y gloriosa la humanidad de Jesús, pero en el tiempo que duró este misterio, vio María la Divinidad intuitivamente y con claridad, porque el beneficio con ella no había de ser como con los Apóstoles, sino con mayor abundancia y plenitud. Y en la misma visión de la gloria del cuerpo, que a todos fue manifestada, hubo gran diferencia entre la de María y la de los Apóstoles; no sólo porque ellos al principio, cuando se retiró Cristo a orar, estuvieron dormidos y somnolientos, sino también porque con la voz del Cielo fueron oprimidos de gran temor y cayeron los Apóstoles sobre sus caras en tierra, hasta que el mismo Señor les habló y levantó; pero María estuvo en todo el tiempo inmóvil, porque, a más de estar acostumbrada a tantos y tan grandes beneficios, estaba entonces llena de nuevas cualidades, iluminación y fortaleza para ver la Divinidad, y así pudo mirar de hito en hito la gloria del cuerpo transfigurado de su Hijo Jesús, sin padecer el temor y defecto que los Apóstoles en la parte sensitiva sufrieron y padecieron. María otras veces, ya había visto el cuerpo de su Hijo transfigurado; pero en esta ocasión con nuevas circunstancias y de mayor admiración y con inteligencias y favores más particulares.-
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El rostro de Jesús; resplandecía como el propio sol y sus vestiduras estuvieron más blancas que la nieve y en esta gloria resultó en el cuerpo que siempre tenía el Jesús en su alma Divinizada y Gloriosa; porque el milagro que se hizo en la encarnación, suspendiendo los efectos gloriosos que de ella habían de resultar en el cuerpo permanentemente, cesó ahora de paso en la transfiguración y participó el cuerpo purísimo de aquella gloria del alma, y éste fue el resplandor y claridad que vieron los que asistían a ella, era el mismo resplandor, que cuando nació en la cueva. Y luego volvió a continuar con el mismo milagro, suspendiéndose los efectos del Alma Gloriosa; y como ella estaba siempre beatificada, fue también maravilla que el cuerpo recibiese de paso lo que por orden común había de ser perpetuo en él como en el alma. Celebrada la Transfiguración, fue restituida María, por medio de los Ángeles a su casa de Nazaret, y su Hijo bajó del monte y luego vino a donde ella estaba, para despedirse de su patria y tomar el camino para Jerusalén, donde había de padecer en la primera Pascua, que sería para Su Majestad la última. Y pasados unos días, Jesús salió de Nazaret acompañado de su Madre y de los Apóstoles y discípulos que tenía y otras mujeres, discurriendo y caminando por medio de Galilea y Samaria, hasta llegar a Judea y a Jerusalén.-

María, en estas nuevas jornadas que daban comienzo, continuamente acompañaba a su Hijo, salvo algunos ratos que se apartaron por acudir los dos a realizar diferentes obras y beneficios de las almas. Y en este tiempo, quedaba Juan Evangelista asistiendo y sirviendo a María, y desde entonces observó el Apóstol Juan Evangelista, grandes misterios y secretos de María, fue ilustrado en altísima luz para entenderlos. Entre las maravillas que obraba María, eran las más señaladas y con mayores realces de caridad cuando encaminaba sus afectos y peticiones a la justificación de las almas, porque también ella, como su Hijo, hizo mayores beneficios a los hombres, reduciendo muchos al camino de la vida, curando a enfermos, visitando a los pobres y afligidos, asistiendo a los necesitados y desvalidos, ayudándoles en la muerte, sirviéndoles por su misma persona, y más a los más desamparados, llagados y doloridos. Y de todo esto, era testigo el amado Apóstol Juan Evangelista, que ya tenía por su cuenta el servirla. Pero como la fuerza del amor había crecido tanto en María con su Hijo y Dios eterno, le miraba en la despedida de su presencia para volverse al Padre. Padecía María tan continuos vuelos del corazón y deseos de verle, que llegaba a sentir unos delirios amorosos en ausentarse de su presencia, cuando se dilataba mucho rato el volver a ella. Y el Señor, como Dios e Hijo miraba lo que sucedía con su Madre, se obligaba y la correspondía con recíproca fidelidad, respondiéndola en su secreto aquellas palabras que aquí se verificaron y el Señor la contestaba diciendo: Vulneraste mi corazón, hermana mía, y me heriste con uno de tus ojos. Porque como herido y vencido de su amor le traía luego a su presencia, no podía Jesús, en cuanto hombre, estar lejos de la presencia de su Madre, si daba lugar a la fuerza del afecto que como a Madre la tenía, y que tanto le amaba, y naturalmente le aliviaba y consolaba con su vista y presencia; y la hermosura de aquella alma purísima de su Madre, le recreaba y hacía suaves los trabajos y penalidades, porque la miraba como fruto suyo único y singular de todos, y la dulcísima vista de su persona era de gran alivio para las penas sensibles de Su Majestad.-
Jesús, en Betania.-

Continuaba nuestro Salvador sus maravillas en Judea, donde en estos días entre otras sucedió la resurrección de Lázaro, el día 17 de Diciembre: A donde vino llamado por las dos hermanas Marta y María. Y como estaba muy cerca de Jerusalén se divulgó luego en ella el milagro de la resurrección de Lázaro, los pontífices y fariseos irritados con esta maravilla hicieron el concilio, donde decretaron la muerte del Salvador y que si alguno tuviese noticia de él lo manifestase; porque después de la resurrección de Lázaro se retiró Su Divina Majestad a una ciudad de Efrén, hasta que llegase la fiesta de la Pascua, que no estaba lejos.-
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Y cuando fue tiempo de volver a celebrarla con su muerte, se declaró más con los doce discípulos, que eran los Apóstoles, y les dijo a ellos solos que subían a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre, que era Él, sería entregado a los príncipes de los fariseos y sería prendido, azotado y afrentado hasta morir crucificado. Y en todo este tiempo, los sacerdotes estaban cuidadosos espiándole si subía a celebrar la Pascua. Y seis días antes llegó otra vez a Betania, donde había resucitado a Lázaro, y donde fue hospedado por las dos hermanas, y le hicieron una cena muy abundante para Su Majestad y María su Madre y todos los que los acompañaban para la festividad de la Pascua; y entre los que cenaron con Jesús ese día, uno de ellos era Lázaro, a quien pocos días antes había resucitado Jesús.-

María Magdalena.-
Estando recostado Jesús en este convite, conforme a la costumbre de los judíos, entró María Magdalena llena de divina luz y altos y nobilísimos pensamientos, y con ardentísimo amor, que a Jesús por su Divino Maestro ella tenía. María Magdalena se acercó a Jesús y le ungió los pies y derramó sobre ellos y su cabeza, un pomo de alabastro lleno de licor de fragancia y precioso, de confección de nardos y otras hiervas aromáticas; y luego limpio los pies con sus cabellos, al modo que otra vez lo había hecho en su conversión y en la casa del fariseo. María Magdalena, actuó de esta manera, movida del divino Espíritu y del encendido amor que tenía hacia Jesús. De la fragancia de estos ungüentos se llenó toda la casa, porque fueron en cantidad y muy preciosos, y la liberal enamorada quebró el vaso para derramarlos sin escasez y en obsequio de su Maestro. Y el avariento apóstol Judas Iscariote, que deseaba que este perfume, se le hubiesen entregado para venderlos y coger el precio, comenzó a murmurar de esta unción misteriosa y a mover a algunos de los otros apóstoles con pretexto de pobreza y caridad para con los pobres, a quienes decía que se les defraudaba la limosna, gastando sin provecho y con prodigalidad cosa de tanto valor, siendo así que todo eso era con disposición divina, porque él era en realidad, hipócrita, avariento y desmesurado. El Maestro de la verdad y vida, disculpó a María Magdalena, a quien Judas Iscariote reprendía de pródiga y poco advertida, y el Señor les dijo a él y a los demás: Que no la molestasen, porque aquella acción no era ociosa y sin causa justa, y a los pobres no por esto se les perdía la limosna que quisiesen hacerles cada día, y con su persona no siempre se podía hacer aquel obsequio, que era para su sepultura, la que prevenía aquella generosa enamorada con espíritu del cielo, testificando en la misteriosa unción que ya el Señor iba a padecer por el linaje humano, y que su muerte y sepultura estaban muy cerca; pero nada de esto entendía el pérfido Apóstol Judas Iscariote. Antes se indignó furiosamente contra su Divino Maestro, porque justificó la obra de María Magdalena delante de todos los demás.-

Lucifer, viendo la disposición de Judas Iscariote y de aquel depravado corazón, le arrojó en él mismo, nuevas flechas de codicia, indignación y mortal odio contra el autor de la vida. Y desde entonces propuso de maquinarle la muerte y llegando a Jerusalén dar cuenta a los fariseos y desacreditarle con ellos con audacia como en efecto lo cumplió. Porque ocultamente se fue a ellos y les dijo: Mi Maestro enseña nuevas leyes contrarias a la de Moisés y a la de los emperadores, que era amigo de convites, de gente perdida y profana, y muchos de mala vida, admitía a hombres y mujeres, y los traía en su compañía; y que tratasen de remediarlo, porque no les sucediese alguna ruina que después no pudiesen recuperar.-
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24-06-14 14:59 #12112842 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Algunas veces sucedía que no alcanzaba el trabajo y la labor para conmutarla en todo lo que era necesario, porque José había necesitado más regalo que en lo restante de su vida, y vestido. Entonces entraba el poder de Jesucristo y multiplicaba las cosas que tenían en casa o mandaba a los Ángeles que lo trajesen, pero más ejercitaba estas maravillas con su Madre santísima, disponiendo cómo en poco tiempo trabajase mucho de sus manos y en ellas se multiplicase su trabajo.-

El final de José
José, a quien amaba Su Majestad sobre todos los hijos de los hombres, y para acrecentar los merecimientos y corona antes que se le acabase el término de merecerla le dio en los últimos años de su vida algunas enfermedades de calenturas y dolores vehementes de cabeza y coyunturas del cuerpo muy sensibles y que le afligieron y extenuaron mucho; y sobre estas enfermedades tuvo otro modo de padecer más dulce, pero muy doloroso, que le resultaba de la fuerza del amor ardentísimo que tenía, porque era tan vehemente que muchas veces tenía unos vuelos y éxtasis tan impetuosos y fuertes, que su espíritu purísimo rompiera las cadenas del cuerpo, si el mismo Señor, que se los daba, no le asistiera dando virtud y fuerzas para no desfallecer con el dolor. Mas en esta dulce violencia le dejaba Su Majestad padecer hasta su tiempo y, por la flaqueza natural de un cuerpo tan extenuado y debilitado, venía a ser este ejercicio de incomparables merecimientos para el dichoso José, no sólo en los efectos de dolor que padecía, sino también en la causa del amor de donde le resultaron.-

María, conocía el interior de José, para que no le faltase el gozo de tener tan santo esposo y tan amado del Señor. Miraba y penetraba la candidez y pureza de aquella alma, sus inflamados afectos, sus altos y Divinos pensamientos, la paciencia y mansedumbre columbina de su corazón en las enfermedades y dolores, el peso y gravedad de ellos y que ni por esto ni los demás trabajos nunca se quejaba ni suspiraba, ni pedía alivio en ellos, ni en la flaqueza y necesidad que padecía, porque todo lo toleraba José con incomparable sufrimiento y grandeza de su ánimo. Pero como la prudentísima esposa lo atendía en todo y le daba el peso y estimación digna, vino a tener en tanta veneración a José que con ninguna ponderación se puede explicar. Trabajaba con increíble gozo para sustentarle y regalarle, aunque el mayor de los regalos era guisarle y administrarle la comida sazonadamente con sus virginales manos; y porque todo le parecía poco a la Divina Señora respecto de la necesidad de su esposo y menos en comparación de lo que le amaba, solía usar de la potestad de Reina y Señora del Cielo y de todo lo creado, y María algunas veces mandaba a los manjares que aderezaba para su santo enfermo que le diesen especial virtud y fuerza y sabor al gusto, pues era para conservar la vida del santo, justo y electo del Altísimo.-

Así como María lo mandaba sucedía, obedeciéndola todas las criaturas, y cuando José comía el manjar que llevaba estas bendiciones de dulzura, sentía sus efectos y solía decir a María: Señora y esposa mía, ¿qué alimento y manjar de vida es éste, que así me vivifica, recrea el gusto, restaura mis fuerzas y llena de nuevo júbilo todo mi interior y espíritu?. María, le servía la comida puesta de rodillas y cuando estaba más impedido y trabajado le descalzaba en la misma postura y en su flaqueza le ayudaba llevándole del brazo. Y aunque el humilde José procuraba animarse mucho y excusar a su esposa algunos de estos trabajos, no era posible impedírselo, por la noticia que ella tenía conociendo todos sus dolores y flaquezas del dichosísimo varón y las horas, tiempos y ocasiones de socorrerle en ellos, con que acudía luego la Divina enfermera y asistía a lo que su enfermo tenía necesidad.-
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María, le decía también muchas razones de singular alivio y consuelo, como Maestra de la sabiduría y de las virtudes. Y en los últimos tres años de la vida de José, cuando se agravaron más sus enfermedades, lo asistía María de día y de noche y sólo faltaba en lo que se ocupaba sirviendo y administrando a su Hijo santísimo, aunque también el mismo Señor le acompañaba y le ayudaba a servir a José, salvo lo que era preciso para acudir a otras obras. Jamás hubo otro enfermo ni lo habrá tan bien servido, regalado y asistido. Tanta fue la dicha y méritos del varón de Dios José, porque él solo mereció tener por esposa a la misma que fue Esposa del Espíritu Santo.-

María, satisfacía a su misma piedad con José. Unas veces pedía al Señor con ardentísima caridad le diese a ella los dolores que padecía su esposo José y lo aliviase a él, y para esto se reputaba por digna y merecedora de todos los trabajos de las criaturas, como la inferior de ellas, y así lo alegaba la Madre y Maestra de la santidad en la presencia del Muy Alto y representaba su deuda mayor que de todos los nacidos y que no le daba el retorno digno que debía, pero ofrecía preparado el corazón para todo género de aflicciones y dolores. Alegaba también la santidad de José, su pureza, candidez y las delicias que tenía el Señor en aquel corazón hecho a la medida del de Su Majestad.-

María le pedía muchas bendiciones para José y de daba reconocidas gracias por haber creado un varón tan digno de sus favores, lleno de santidad y rectitud. Convidaba a los Ángeles para que le alabasen y engrandeciesen por ello y ponderando la gloria y sabiduría del Altísimo en estas obras le bendecía con nuevos cánticos; porque miraba por una parte las penas y dolores de su amado esposo y por ésta se compadecía y lastimaba. Por otra parte, conocía sus méritos y el agrado del Señor en ellos y en la paciencia de José se alegraba y engrandecía el Señor; y en todas estas obras y noticia que de ellas tenía ejecutaba la divina Señora diversas acciones y operaciones de las virtudes que a cada una pertenecía, pero todas en grado tan alto y eminente, que causaba admiración a los espíritus Angélicos. Pero María purísima los excedía en la atención a Dios y junto con eso trabajar con los sentidos corpóreos, de que ellos carecían; siendo hija de Adán terrena, era Espíritu Celestial, estando con la parte superior del alma en las alturas y en el ejercicio del amor y con la parte inferior ejerciendo la caridad con su esposo José.-

María, conocía la acerbidad y rigor de los graves dolores que su esposo José padecía y movida de tierna compasión pedía con humildad licencia a su Hijo santísimo y con ella mandaba a los accidentes dolorosos y sus causas naturales que suspendiesen su actividad y no afligiesen tanto al justo y amado del Señor. Y con este alivio, obedeciendo todas las criaturas a su gran Reina y Señora del Cielo, quedaba el esposo libre y descansado, tal vez por un día, otras más, para volver a padecer de nuevo cuando el Altísimo lo ordenaba. En otras ocasiones mandaba también a los Ángeles, como Reina suya, aunque no con imperio sino rogando, que consolasen a José y le animasen en sus dolores y trabajos como lo pedía la condición frágil de la carne. Y con este orden se le manifestaban los Ángeles al dichoso enfermo en forma humana y visible, llenos de hermosura y resplandor y le hablaban de la Divinidad y sus perfecciones infinitas y tal vez con dulcísimas y concertadas voces le hacían música Celestial, cantándole himnos y cánticos divinos, con que le confortaban en el cuerpo y encendían el amor de su alma purísima. Y para mayor colmo de la santidad y júbilo de José.-

Tenía especial conocimiento y luz, no sólo de estos beneficios y favores tan Divinos, pero de la santidad de su virginal esposa y del amor que le tenía a él, de la caridad interior con que le trataba y servia y de otras excelencias y prerrogativas de la gran Señora del mundo. Y todo esto junto causaba tales efectos en José y le reducía a tal estado de merecimientos, que ninguna lengua no puede explicar ni entendimiento humano en vida mortal, entender ni comprender.-
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Corrían ya ocho años de las enfermedades y dolencia del más que dichoso José. Le ejercitaban, purificando cada día más su generoso espíritu en el crisol de la paciencia y del amor divino, y creciendo también en años, se iban debilitando sus flacas fuerzas, desfalleciendo el cuerpo y acercándose al término inexcusable de la vida, en que se paga el común estipendio de la muerte que debemos todos los hijos de Adán. Crecía también el cuidado y solicitud de su Divina esposa en asistirle y servirle con inviolable puntualidad, y conociendo la amantísima María, que ya estaba muy cerca la hora o el día último de su castísimo esposo, para salir de este pesado destierro, y fuese a la presencia de su Hijo santísimo.-

María le hablo al Señor diciendo: Señor y Dios altísimo, Hijo del Eterno Padre y Salvador del mundo, el tiempo determinado por vuestra voluntad eterna para la muerte de vuestro siervo José ya llega, porque por medio de vuestra luz Divina lo conozco. Yo os suplico, por vuestras antiguas misericordias y bondad infinita, que le asista en esta hora con el brazo poderoso de Vuestra Majestad, para que su muerte se produzca delante de vuestros ojos, por la rectitud de su vida, para que se vaya de esta en paz y con esperanzas ciertas de los eternos premios, para el día que vuestra dignación abra las puertas de los Cielos a todos los creyentes. Acordaos, Hijo mío, del amor y humildad de vuestro siervo José, del colmo de sus méritos y virtudes, de su fidelidad y respetuosidad conmigo y que a vuestra grandeza y a mí, humilde sierva vuestra, nos alimentó el Justo José con el sudor de su cara.-

Respondiendo Jesús a María la dijo: Madre mía, aceptables son vuestras peticiones en mi agrado y en mi presencia están los merecimientos de José. Yo le asistiré ahora y le señalaré lugar y asiento para su tiempo entre los príncipes de mi pueblo, y tan eminente que sea admiración para los Ángeles y motivo de alabanza para ellos y los hombres, y con ninguna generación haré lo que con vuestro esposo hago.-

Dio gracias María, a su Hijo dulcísimo por esta promesa, y nueve días antes de la muerte de José, le asistieron Hijo y Madre, de día y de noche, sin dejarle solo ninguno de los dos, y en estos nueve días, por mandado del mismo Señor, tres veces cada día los Ángeles daban música Celestial al dichoso enfermo con cánticos de loores del Altísimo y bendiciones del mismo Santo. Y a más de esto se sintió en toda aquella humilde pero inestimable casa una suavísima fragancia de olores tan admirables, que confortaba no sólo al varón José, sino a todos los que llegaron a sentirla, que fueron muchos de fuera.-

Un día antes que muriese José, sucedió que, inflamado todo en el Divino amor con estos beneficios, tuvo un éxtasis altísimo que le duró veinticuatro horas, conservándole el Señor las fuerzas y la vida por milagroso concurso; y en este grandioso rapto vio claramente el Alma de José, la Divina esencia y en ella se le manifestó sin velo ni rebozo lo que por la FE había creído, así de la Divinidad incomprensible como del misterio de la Encarnación y Redención humana y de la nueva Iglesia militante, con todos los Sacramentos que a ella pertenecen, y la Beatísima Trinidad le señaló y destinó por PRECURSOR de Cristo, para los Santos Padres y Profetas del LIMBO, y mandó al Alma de José, que los evangelizase de nuevo en su redención y los previniese para esperar la ida y visita que les haría el mismo Señor para sacarlos de aquel seno de Abrahán, a la eterna felicidad y descanso. Y todo esto conoció María en el alma de su Hijo y en su interior, y por todo dio María dignas gracias al mismo Señor.-
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Volvió José de este rapto lleno su rostro de admirable resplandor y hermosura y su mente toda deificada de la vista del ser de Dios, y hablando con su esposa la pidió su bendición y ella a su Hijo bendito que se la diese y su Divina Majestad lo hizo. Luego la gran Reina y Señora del Cielo y de la Tierra, maestra de la humildad, puesta de rodillas pidió a José que también la bendijese como esposo y cabeza, y no sin divino impulso el varón de Dios por consolar a la prudentísima esposa, la dio su bendición a la despedida, y ella le besó la mano con que la bendijo y le pidió que de su parte saludase a los Santos Padres del LIMBO, y para que el humildísimo José cerrase el testamentó de su vida con el sello de esta virtud pidió perdón a su divina esposa de lo que en su servicio y estimación había faltado como hombre flaco y terreno y que en aquella hora no le faltase su asistencia y con la intercesión de sus ruegos.-

A su Hijo santísimo agradeciéndole también el esposo, los beneficios que de su mano liberalísima había recibido toda la vida, y en especial en aquella enfermedad, y las últimas palabras que dijo José hablando con ella, fueron las siguientes: Bendita sois entre todas las mujeres y escogida entre todas las criaturas. Los Ángeles y los hombres Os alaben, todas las generaciones y que os conozcan, magnifiquen y engrandezcan vuestra dignidad, y sea por Vos conocido, adorado y exaltado el nombre del Altísimo por todos los futuros siglos y eternamente alabado por haberos creado tan agradable a sus ojos y de todos los espíritus bienaventurados, y espero gozar de vuestra vista en la Patria Celestial.-

José muere en los Brazos de Jesús.-
En referencia a José, Dios fue predilecto de él,antes de su nacimiento, José, fue santificado en el vientre de su madre a los siete meses de su concepción y le quedó atado el fomes pecati, por toda la vida terrenal, y jamás tuvo movimiento impuro ni desordenado; y aunque no le dieron uso de razón en esta santificación primera, más de sólo justificarle del pecado original, pero su madre sintió entonces, nuevo júbilo del Espíritu Santo y sin entender todo el misterio hizo grandes actos de virtud y juzgó que su hijo, o lo que tenía en el vientre, sería admirable en los ojos de Dios y de los hombres.-

Nació José perfectísimo y muy hermoso en lo natural y causó en sus padres y allegados extraordinaria alegría, al modo del que hubo en el nacimiento de Juan Bautista, aunque la causa de ella fue más oculta. A José, le aceleró el Señor el uso de la razón, dándoselo al tercer año muy perfecto, con ciencia infusa y nuevo aumento de la gracia y virtudes. Desde entonces comenzó el niño a conocer a Dios por la FE, y también por el natural discurso y ciencia le conoció como primera causa y autor de todas las cosas, y atendía y percibía altamente todo lo que se hablaba de Dios y de sus obras, y desde aquella edad tuvo muy levantada oración y contemplación y ejercicio admirable de las virtudes que su edad pueril le permitía, de manera que cuando a los siete años llega a los demás el uso de la razón, ya José era varón perfecto en ella y en la santidad. Era blando de condición, caritativo, afable, sencillo y en todo descubría no sólo inclinaciones santas sino Angélicas, y creciendo en virtudes y perfección llegó con vida irreprensible a la edad que se desposó con María.-

Para acrecentarle entonces en los dones de la gracia y confirmarle en ellos, intervinieron las peticiones de la María, porque instantáneamente suplicó al Muy Alto que si le mandaba tomar aquel estado santificase a su esposo José para que se conformase con sus castísimos pensamientos y deseos. El Señor la oyó y conociéndolo la Divina Reina obró Su Majestad con la fuerza de su brazo poderoso copiosamente en el espíritu y potencias del Patriarca José, enriqueciéndolo, con los hábitos de todas las virtudes y dones. Rectificó de nuevo sus potencias y lo llenó de gracia, confirmándole en ella por admirable modo, y en la virtud y dones de la castidad quedó el Esposo más levantado que el Supremo de los Serafines, porque la pureza que ellos tienen sin cuerpo se le concedió a José en cuerpo terrenal y en la carne mortal, y jamás entró a sus pensamientos, imagen ni especie de cosa impura de la naturaleza animal y sensible.-
214

Volviéndose luego el varón de Dios hacia Cristo, su Hijo adoptivo, para hablar a Su Majestad con profunda reverencia en aquella hora, intentó ponerse de rodillas en el suelo, pero el dulcísimo Jesús llegó a él y le recibió en sus brazos y estando reclinada la cabeza de José en ellos dijo: Señor mío y Dios altísimo, Hijo del Eterno Padre, Creador y Redentor del mundo, dad vuestra bendición eterna a vuestro esclavo y hechura de vuestras manos; perdonad, Rey piadosísimo, las culpas que como indigno he cometido en vuestro servicio y compañía. Yo os confieso, engrandezco y con rendido corazón os doy eternamente gracias, porque entre los hombres, me eligió Vuestra inefable dignación para esposo de vuestra verdadera Madre; vuestra grandeza y gloria misma sean mi agradecimiento por todas las eternidades.-

El Redentor del mundo le dio la bendición y le dijo: Padre mío, descansad en paz y en la gracia de mi Padre Celestial y la mía, y a mis Profetas y Santos, que os esperan en el LIMBO, daréis alegres nuevas de que ya llega su redención. En estas palabras del mismo Jesús y en sus brazos espiró el felicísimo José, y Su Majestad le cerró los ojos; y al mismo tiempo la multitud de los Ángeles que asistían con su Rey Supremo y Reina hicieron dulces cánticos de alabanza con voces Celestiales y sonoras y luego por mandato de Su Alteza. Los Ángeles llevaron el Alma de José al LIMBO, donde se encuentran las Almas de los Padres y los Profetas, donde todos estas Almas, reconocieron el Alma de José, llena de resplandores de incomparable gracia, como padre putativo del Redentor del mundo y su gran privado, digno de singular veneración; y conforme a la voluntad y mandato del Señor que llevaba, causó nueva alegría en aquella innumerable congregación de Santos, con las nuevas que les evangelizó de que ya llegaba su rescate.-

María, viendo el cuerpo carnal de su esposo ya difunto, preparó el mismo para la sepultura y le vistió conforme a la costumbre de los demás, sin que llegasen a él otras manos, solamente las suyas y la de los Ángeles que en forma humana ayudaron a María; y para que nada faltase al recato honestísimo de la Madre, vistió el Señor el cuerpo difunto de José con resplandor admirable que le cubría para no ser visto más que el rostro, y así no lo vio la purísima esposa, aunque le vistió para el entierro. La fragancia del cuerpo sin vida de José, que de él salía, lo percibió alguna gente, y de esto y verle tan hermoso y tratable como si estuviera vivo, causaba a todos gran admiración; y con asistencia de los parientes y conocidos y otros muchos, y en especial del Redentor del mundo y su Madre y la gran multitud de Ángeles, fue llevado el sagrado cuerpo del glorioso José a la común sepultura. Pero en todas estas ocasiones y acciones guardó la prudentísima Reina su inmutable compostura y gravedad, sin mudar el semblante con ademanes livianos y mujeriles, ni la pena le impidió para acudir a todas las cosas necesarias al obsequio de su esposo difunto y de su Hijo; María, a todo daba lugar en su corazón real y magnífico de las gentes.
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25-06-14 09:35 #12113838 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Te echábamos de menos, pero no para que nos dieras estos sofocones. No está de más que nos cuentes las novedades del pueblo, tú que visitas, con tanta frecuencia, las fuentes de donde manan las noticias.
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25-06-14 10:36 #12113877 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
y el verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros
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25-06-14 10:47 #12113883 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
¿el bar?
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25-06-14 18:06 #12114380 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
es mu bonico lo que pones de la virgen y mu berdaz todo i de los santos taaaan bien to brdaz que tenemos ser mas buenos en el pueblo i perdonar a todos un dia necesitamos algo i es un becino te aze el fabor creo yo peo sin maldaz
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27-06-14 02:18 #12116072 -> 12071323
Por:No Registrado
RE: Te ehamos de menos.
Como le gustan a este tío las bobadas.
Lo mejor es pasar de el.
Mira majo yo también se hacer el tonto.
En el principio dios hizo el cielo y la tierra y bla blaáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaáaaaaaaaaaaaasdddfffggghhjjjknbvgfggggfgghhggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhjhhhjjjhjjjjjjjjjjjjjjhjjjjjjjjjjjjjjjjjjhhhhhhhhhhhjjhhhhgffrtgjuuhhhhghhhhhhhhhghgggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhgffffgghhjhhhhgggggghhhjkhhggggggggggghhhhhjjjhjhhgggggggggggggghgggggggghggggggggghhhhhgghggggggggggggggghggghhhgggggghgggggggfffdddfghujjjjhhhhhhghhhhhhhhggggggggggggfffffghjjjhhhhhjjkkkjhgtreetyuujjjjhggfdwwqqqdgvbbnkkjjggggggghghhggffggfffgghjjjjjjjjhhhjjhggggggfffddettuujjjjbvhhggffffghhjjkkkkjhgrrffgghhvvgffggvhhjjjjjhhgghhjgffgghhhjjkkjhhhghhggggghhhjjjjjhhhhhghhgggffedfhjjkkkkjjhggffffffghjjjhggffffddsfghjjkkkkkjjhggfffgjjjjjhggghhhjjhjjhgggggghhjjjkkkkkkllllkjhhhhgggfdssefghjjjjjhhhjjjjjjjjjhhhjjjjjjjjjhhhhhhgggghgfdewrtuiiikillkkkklmnnjjhhhhgggfffgghjjjhhgggghhjjjjjjjkkkjkjjjjjhhhhhhhhhhhhhhhhhgggggggggffddggjjkkkkkkkkkkjhggfffeeeghkkiklllkjuyttrryyuuuuiiiuuuyyytttghhhgfewssfhjkkkllkjbvgffggffffddfhjjkkjhgfffyujjbhggfrghhhjjjjjjjjjjjjjjhggfgggggggffddddfghhjhhhhhhhhhggggghjjkkjbvvhhhjhhhgffggggggfgggghhjjjkkkkkjjhhtrreeeetyujhgffedfgyjiiilkkjhfddwerghhjjkjjjjkjjhhhgggfffffdssdghhjikikkhjkjd y el profeta Isaias dijo.. Este tío es tonto de cojines con tal de hacerse notar cualquier cosa. He dicho. AMEN CAPULLO.
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