Lomoviejo - Valladolid

He perdido mi libro de consulta. Una figura de enorme guadaña me lo robó. Dicen que acabó exhausta, que tardó mas de noventa años en conseguirlo, que estaba furiosa porque se reía de ella cada vez que intentaba llevárselo y que, un día, él, cansado y sin fuerzas, echándole el brazo por el hombro, la invitó a tomar una copa en la cantina de los largos sueños; mucho más allá de la Corredera, donde El Barbas pone las mejores copas y no te deja pagar. Allí donde, Segundo, Teodoro, El Gallo, Jose, Javier…van a tomar el vermú. Y que allí nos espera para hacer una fiesta a medida que vayamos llegando, porque, cuando consigues vestir de colores esta p... vida, a la de la guadaña, no le queda más remedio que pagar la primera ronda.
Gracias por dejar una copia de seguridad, gracias por esa profunda inteligencia disfrazada de sencillez, gracias por tu grandeza de uno sesenta, gracias por enseñarme a vivir, gracias por dejar un vacío tan lleno, gracias Teyo, gracias padre.

Se me acaban los adjetivos para calificar éste escrito dedicado a tu padre,sencillamente emocionante.
Gracias por deleitarnos con tus escritos siempre llenos de razón y de valores.
Todos recordaremos al señor Teyo, lo tenemos más fácil teniendo cerca a Javier y a ti que desde luego habeis heredado mucho, espero que lo conserveis siempre, y que nos espere muchos años en esa cantina, yo prefiero seguir yendo donde Mari Carmen.

Jesús Hdez

Mi mas sentido pesame para todos los caracoles, que mantengais la alegria que siempre tuvo vuestro padre y abuelo.

Gracias Antonio, es imposible expresarlo mejor. No imaginas cúantas emociones has removido al leer tu carta.
Todos los que hemos tenido la suerte de disfrutar de su tiempo, su compañía y su conversación sabemos el legado que nos ha dejado
¡Cúanta sabiduría cabe en casi 94 de experiencia! Hablar con abuelo era como tener en tus manos cientos de libros, memoria viva de todo el siglo pasado.
Con él aprendí a leer (y con el Norte de Castilla), a reir,a cantar, pero sobre todo a sonreir a la vida, aunque ella te abofetee.

Por ti, abuelo.