Fresno el Viejo - Valladolid

El buen Alcalde

Qué importante sería para el pueblo, que las fortalezas de su alcalde se manifiesten en todos sus actos y obras. De allí –en esta fase preelectoral- la responsabilidad del ciudadano que verdaderamente desea el progreso de su pueblo, efectúe un análisis riguroso del perfil de los candidatos; por esto, qué mejor escenario para conocerlos, que el debate público: importante espacio para exponer ideas y propuestas, preferentemente sustentadas en la verdad, como un homenaje a la inteligencia ciudadana, mostrándose de cuerpo entero con todas sus “virtudes” y mirándose altivamente a los ojos. Entonces sí, el espectador, tendría mejores elementos de juicio para decidirse por la opción que considere más apropiada.


Lo otro: la calumnia, el pasquín, el graffiti, el discurso demagógico, son “herramientas” que entrañan mentira y perversidad, vicios proscritos en toda sociedad que se precie de civilizada; su autor, denlo por seguro, está ocultando protervas intenciones que lo alejan notoriamente del objetivo mayor: el bienestar colectivo..


Y, que importante sería, asimismo, para la vida de nuestro comunidad, que todos los ciudadanos nos involucremos en el quehacer político planteando soluciones y participando activamente en el diseño y desarrollo de nuestro pueblo, para lo cual siempre será oportuna la decisión de abandonar, de una vez por todas, la arraigada costumbre del “rol pasivo” o del “cómodo adormecimiento”, de dejar hacer y dejar pasar, asumiendo que es deber de unos pocos, “darnos hechas las cosas”, para luego, cuando se constaten los errores, acometer, cómoda y puntualmente, con la crítica, pocas veces constructiva.

Totalmente de acuerdo.

Pero es que, además, se tardará más o menos (cada vez estamos más cerca), pero está demostrado que o los ciudadanos nos involucramos mucho más en la vida pública, en la petición de responsabilidades, en la vigilancia de los candidatos en las elecciones y en la exigencia de que el fin primordial de la política sea el bienestar del ciudadano, o estamos perdidos.

Que tanto la política como la economía y la educación deben de ir encaminadas, no hacia el mercantilismo y los balances de cuentas beneficiosos para las grandes multinacionales, sino pensando en las personas, en sus necesidades y bienestar. Que la educación debe de poner las bases para crear y educar en los valores y no en el mercado. La educación debe ir encaminada a crear buenas personas, no gente más o menos productiva y mercantilista. El humanismo debe de vover a gobernar sobre las cosas, porque dejando que sea el mercado quien establezca las reglas, los pobres y los desfavorecidos se ven abocados a la tragedia.

Que los esfuerzos han de encaminarse hacia la protección de los débiles, mediante un reparto equitativo de la riqueza, con un sitema impositivo justo, donde más cotice quien más tiene.

Donde el cuidado y la protección del medio ambiente sea algo esencial, y los ataques a él sean castigados con máxima dureza. Porque la principal tarea del hombre es cuidar el aire que respira y el entorno en el que vive.

Que todos los esfuerzos inversores de todas las administraciones vayan encaminados a acabar con la lacra del desempleo y no en fortalecer a quienes nos han arruinado (entidades financieras).

Porque ¿Cómo es posible que mientras el paro aumenta sin cesar, los beneficios de las multinacionales son cada vez más escandalosos?