El Cardiel - Valladolid

Me acusan algunos en este foro de estar adoctrinado, ser sectario, unidireccional y de no tener criterio propio. Todo por no opinar de la misma forma que ellos. Me acusan de criticar sólo al PP y no hacer lo mismo con el PSOE. Ya he explicado en diversas ocasiones que no estoy de acuerdo siempre con lo que hace este último partido, pero que prefiero defenderle, ya que en comparación con el otro me parece infinitamente mejor, y que, cuando ese otro partido sea más leal y menos tramposo, entonces comenzaré a zurrar a Zapatero. O a quien mande en el PSOE en ese momento, y que visto lo visto lo intuyo lejano, ya que no parece que el PP piense cambiar de táctica en poco tiempo.

Parece ser que sólo se tiene un criterio formado y propio si se ataca al partido que ahora gobierna, y además se le deja de votar por lo mal que lo hace. ¿Y si no me apetece?. ¿Y si quiero seguir votándolos?. Desde que puedo hacer uso de mi derecho al voto ya ha llovido. En alguna ocasión me he abstenido, he llegado a votar a IU en otra, y el resto siempre al PSOE. Y viendo la oferta que hay, me parece que voy a seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Prefiero votar a malo conocido que a malísimo conocido anteriormente. Ni se me pasa por la mollera poder votar al partido que aún no se ha dignado a condenar al régimen golpista, asesino y tirano de patascortas, al partido de la guerra de Irak, el de los 183 diputados aplaudiéndose a sí mismos y abrazándose por haber decidido la muerte de millones de seres indefensos en oriente medio, al de los hilillos de plastilina, al de la mentira del 11-M, al de ¡¡Viva Honduras!! y “al alba y con viento de levante”, al de Aznar y Esperanza, al de Correa y el Bigotes, Camps, Bárcenas, Fabra, López Viejo y todos los demás Gurteles, al que tiene alcaldes como el de Alhaurín, que ven conspiraciones contra su partido dónde los demás vemos trinque, al que ha llenado de ladrillos todo espacio libre de España, llenándose también los bolsillos a la vez, al de tantos y tantos políticos imputados en toda la costa mediterránea, y también en el interior, al que defiende públicamnete al alcalde de Ponferrada cuando acosa a su concejal Nevenka, al de Bartolín, al de Zaplana y Acebes, al de la Botella consorte enchufada en el ayuntamiento madrileño sin tener categoría ni conocimientos para ocupar concejalía alguna, al de la boda hortera escurialense de la niña, al de “hablo catalán en la intimidad” y “hemous dedidadou tchiempou, estamous trabahandou en eiou”, al de los pies sobre la mesa junto a los de su amo el emperador tejano del mundo, al que empaquetó a toda prisa los cuerpos de 62 españoles, metiendo aquí el brazo de uno, allá la cabeza del otro, aquí estas vísceras y allí una pierna del de más allá, al de los implicados en Gescartera, al que sale a la calle de la mano de los cuervos con sotana para vociferar y prohibirnos todo lo prohibible y algo más, al que acusa de traición por negociar con los mismos que ellos negociaron anteriormente, al que profetiza rupturas de España, obligaciones de casarse con alguien de tu mismo sexo o a abortar aunque no lo desees, al de los boicots a productos de una parte de España, al que maneja casi todos los medios de comunicación nacionales y protesta contra los pocos que no le bailan el agua, al que destruye todo lo que huele a público, ya sea educación, sanidad, empresas, en fin a ese maravilloso partido no le pienso votar.

Y las demás opciones no me entusiasman mucho. Votar a IU hoy en día es perder un voto. Rosa Díez tiene un enorme cacao en su nuevo partido, en el que varios compañeros la acusan de dictatorial, de no escuchar a nadie, de hacer prevalecer sólo su opinión, y de algunas cosas más, precisamente de aquellas que se quejaba ella misma cuando estaba en el PSOE. Y resulta que ni siquiera lleva dos años con este nuevo partido y ya tiene detractores en su seno, bien empieza la señora.

Podría votar a los verdes, que me agradan, pero no sería un voto muy útil. Y votar en blanco podría hacer que, por esos vericuetos de la ley D’ont, mi voto fuera a beneficiar al PP, y eso sí que no. Y como no me quiero abstener, pues resulta que el menos malo, al menos para mí, es el PSOE.