Poesía. Qué mal día escogió el Rey -de esta España prisionera del mal de Merkel que espera hacer del déficit ley- para anunciarle a la grey que se rompió una cadera. Fue un desliz spottornante ir de safari a Botswana a vaciar su canana contra un inerme elefante; cuando ésta España, delante de sus ojos se desgrana. Un safari es vicio caro no exento de despilfarro como tiro a bocajarro sobre un español en paro pieza, del impuesto avaro, de los amos del cotarro. Negra y maldita semana de apuntes para un refrán, ya que el lunes fue Froilán quien esa misma mañana hizo de su pie diana con impasible ademán. Que un treinta y seis no es calibre para un treceañero infante contra una ley que es tajante para que nadie se libre. Que el dolor que le equilibre le duela a su convocante. La República, por cuanto, ríe de satisfacción. No imaginó situación para reír tanto y tanto: La Monarquía en quebranto gravoso y sin ton ni son. Y el año da en folletín de tan horrible y plomizo, que aún Borbón advenedizo creyó en Noos Urdangarín. La ristra no tiene fin. ¡Hasta el próximo chorizo! |