De mayor, defraudador. La lógica de los niños es aristotélica. Simplifican el pensamiento para deducir las ventajas evidentes. Llegan a conclusiones saltándose los prejuicios que todavía desconocen. A partir de hoy, un niño deductivo, al ser preguntado por su vocación, seguramente dirá que de mayor quiere ser defraudador. Cuando Mario Conde estaba en la cima de su propia burbuja se dispararon las matrículas en las escuelas de negocios. Los muchachos querían ser alquimistas de la economía. Ahora ni siquiera hay que estudiar para gozar de prestigio social y de poder económico. Basta esconder dinero esperando que un presidente de Gobierno dictamine una amnistía fiscal. Cospedal dixit: "La amnistía es buena para todos". Los tiburones devoran pero salpican unas migajas. Los pobres peces pequeños que no son devorados por los escualos recogen los restos para sobrevivir en aguas peligrosas. Ahora que los niños van a empezar a decir que tienen vocación de defraudadores, se enciende la luz de que hemos tocado fondo en la degradación de esta sociedad. Si los padres no se rebelan, los niños pensarán que ellos tienen razón. Y estudiaran para esconder el dinero. Nada más. |