Barcial de la Loma - Valladolid

Cuando uno va a Barcial en estos fríos días de invierno se encuentra

el pueblo triste, con el cielo muy claro pero la temperatura que te

congela, al igual que la poca gente que por desgracia va quedando en

el pueblo sobre todo en invierno. Si te das un paseo recorriendo todas

sus calles no te encuentras a nadie, todo el mundo está en sus casas

sentados al calor de la calefación o en la camilla con los pies al

brasero pasando los días como pueden viendo la televisión o las

mujeres haciendo las labores de la casa viendo pasar los días tristes

que ya van creciendo por las tardes y esperando a que dentro de poco

tiempo vaya mejorando para salir a la calle aunque sea a hablar un

poco con los vecinos. Lo que no cambia en Barcial ni en invierno ni

en verano son los atardeceres, en invierno se ve ponerse el sol

cuando está claro con un color rojizo en el horizonte que nos indica

que al día siguiente va a ser otro día duro de frío y en el verano

la puesta de sol con el sol todo rojo y grande que lo mismo nos indi

ca su color cómo hará el día siguiente. Los que hemos pasado allí lar

gas temporadas y hemos convivido con nuestros abuelos y vemos la `

puesta de sol podemos predecir un poco como va a ser el día siguiente.

Si uno pasea por el camino que llamamos de los Pirineos y va hacia

el pueblo cuando el sol se está ocultando podemos disfrutar de una

imagen que nos llevamos en nuestro recuerdo y en el corazón y que

cuando estamos en las grandes ciudades recordamos con anhelo esperando

que pronto podamos ver atardecer otra vez en Barcial. Tenemos suerte

de tener un pueblo como el nuestro y disfrutar en él de tantas cosas

buenas y sencillas como nos ofrece. siempre recordaremos los veranos

e inviernos que hemos disfrutado con sus gentes.

he tenido la suerte de estar en barcial el pasado fin de semana y disfrutar de esas maravillosas puestas de sol y el increíble cielo azul de nuestro pueblo
como tú dices, disfruté de la calefacción y del brasero de casa de mi tía Juliana y eso me hizo recordar cuando era pequeña que sólo teníamos el calor de la lumbre que mi padre se encargaba de encender por la mañana con la paja y los palos recogidos de los majuelos y las piñas del pinar. Y también del "morrillo" calentado en la lumbre que llevábamos a la escuela envuelto en un calcetín de lana..........

Me cuesta admitir (porque me duele muchísimo) que es verdad, apenas encuentras a gente cuando vas por la calle, aunque en mi caso, como era sábado había coches cerca del bar y pensé qué bien, hoy sí que hay partida
además ese día las mujeres de barcial volvieron a organizar el día de las águedas y daba gusto verlas en el bar tomando el vermouth y luego la comida en el hogar del jubilado y más tarde otra vez en el bar a jugar la partida. Y también aunque hacía frío ví a algunas niñas en la plaza al calorcito del sol de la tarde.....
Y cuando ya en la carretera, de vuelta, ví el cielo lleno de ese color rojo que describes cuando ya la tarde es más larga, fuí feliz en ese instante y pensé "ya queda poco para que la primavera alegre los corazones solitarios y ya queda poco para que vuelva yo misma otra vez
a emocionarme al volver a mi pueblo"

Me gusta tu relato Enjuto.

Bien enjuto, cuando algo se siente de verdad, la consecuencia lógica es que ese sentimiento queda reflejado en lo que se escribe.

Saludos
GRS1944