Valencia - Valencia

11-03-13 11:01
#11130982
Salustiano Borrascas

DERIVANDO hacia el NAZISMO:

Todos los síntomas apuntan en la misma dirección, salvando las distancias en el tiempo claro está pues, estamos en el año trece del siglo veintiuno y no en los años treinta del siglo pasado cuando, con sus camisas pardas, el cabo Adolfo tomó el poder y, al frente de Alemanía, condujo al mundo más o menos civilizado de entonces; a una sangrienta carnicería que ha necesitado varias generaciones y mucho cinismo por parte de los políticos actuales, tanto en España como en el resto de Europa, para que los jóvenes de hoy, de cuarenta para abajo e incluso de más edad, ni siquiera hayan oído hablar de ella. Si acaso y como de resfilón, algún carcamal recuerda que nuestro solar patrio fue preámbulo y campo de pruebas de la barbarie en la que se eliminaba a los grupos humanos por razón de credo, raza,sexo o cualquiera otras circunstancias políticas.

Aquí teníamos un juez que no se resignaba a olvidar, pero lo eliminaron también y hoy, ni sabemos por dónde anda o a qué dedica el tiempo enfrascados como estamos en la retahíla de casos de corrupción del poder político en connivencia con el económico que nos envuelve como una espesa tela de araña de la que somos incapaces de librarnos. Pero los síntomas son claros, muy claros, yo diría que calcados a los que usaron Hitler o Mussolini para establecer unos régimenes dictatoriales en sus países. Para empezar, quizá convenga aclarar lo que hay de común en las acciones encaminadas a la recentralización de todos los pilares básicos que definían a nuestro País, La Sanidad, La Educación, La Investigación, La Cultura, y todo, todo lo que sea necesario para obtener el control total de la población española con la diferencia de que, Hitler se valió de la violencia y a estos, les basta con su mayoría absoluta en las cámaras y el control de los medios de comunicación de masas. Que utilizan con la eficacia de una lavadora industrial, pero de cerebros.

Como vemos, son insensibles a todo lo que no tenga que ver con su idea de la maniobra. Si oyen el ladrido de la calle, dicen que están en el buen camino y cabalgando. Si hay seis o más millones de parados, dos de ellos sin prestación alternativa alguna, dicen que no les calienten la cabeza y que busquen que el que busca encuentra pero, antes, han contribuido decisivamente a su incremento haciendo una ley reguladora del trabajo por cuenta ajena que, leonina, sólo da derechos al contratante y ninguna opción para el contratado. Están desmantelando la Sanidad Pública en beneficio de la Privada que, ignorante o a sabiendas de lo que se ve venir, colabora con el sistema guiada o cegada por el incremento de los beneficios. Están desmantelando la Educación Pública con el mismo fin y, con el añadido, de que, al privar a la mayoría de la población de una educación amplia y abierta, cuyos componentes sean capaces de poder entender en un futuro la diferencia entre lo que le conviene a ellos individualmente y a la sociedad en su conjunto, y lo que les interesa solamente a ciertos grupos, están fomentado, a sabiendas, la implantación de uno de esos regímenes del ordeno y mando cuyos tentáculos, ya empiezan a hacerse notar en, por ejemplo, la acción de castellanizar a grandes masas de población escolar a las que, también, se aleccionará desde la infancia con eso que llaman valores religiosos. Todo ello en definitiva, encauzado hacia el fomento del pensamiento único y el odio a la diversidad.

Todo desde la sombra, ya se sabe, que lo que haga tu mano derecha no se entere la izquierda pero, si fuéramos algo más conscientes, ya nos habríamos dado cuenta que, primero se llevaban a los gitanos o a los minusválidos o a los judíos o a los pordioseros o a los travestidos o a las lesbianas, y decía que era para reconducirlos y, como nosotros no éramos de esos, pues ni caso. Hasta que un día fueron de madrugada a nuestra casa y se llevaron a nuestra esposa o nuestro hijo.

A todo esto, están coadyuvando con su falta de ideas y su inanición complaciente cuando no rozando la ilegalidad, muchos estamentos sociales que hasta ahora han sido la argamasa que unía y a la vez repudiaba semejantes comportamientos. Llámense partidos políticos o sindicatos, o asociaciones de yayoflautas o de vecinos o de jueces o de curas que, agobiados por esta crisis que esos mismo poderes fácticos han provocado, se ven superados e incapaces de tomar las riendas para plantar cara otra vez, al tétrico panorama al que siempre nos han abocado estas malvadas asociaciones de personajes.

Salud.

Cínicos hasta el hartazgo,
esta panda sinvergüenzas
dicen no estar en el ajo
y están en todas las jodiendas.

Buen lugar para los palanganeros.