Domeño - Valencia

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón ha perdonado al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, el pago de un canon por 560.682 euros, de su contrato por los autobuses turísticos de la capital, un negocio que está en manos del jefe de la patronal y su socio, Gonzalo Pascual, desde hace 10 años.

La Unión Temporal de Empresas (UTE) controlada por compañías de Díaz Ferrán y Pascual ha pagado al Ayuntamiento menos canon del que debería, según lo estipulado en el contrato de adjudicación, acordado el 21 de diciembre de 2000, y de la modificación del mismo aprobada en diciembre de 2003 (como confirmó el consistorio), documentos a los que tuvo acceso el diario Público

Medio millón de euros
Según las condiciones del contrato, los autocares de Madrid Visión tenían que haber pagado 9,4 millones a las arcas municipales (de los que 1,2 millones están asignados a este año). Pero, al final de los diez años de concesión, que expiran el próximo 21 de diciembre, habrán abonado 8,9 millones, con lo cual la diferencia total es ese medio millón que el Ayuntamiento no recaudará

Díaz Ferrán ganó más, el Ayuntamiento, menos
El Ayuntamiento tendría que haber subido el canon a la empresa de Díaz Ferrán cada año, como está estipulado en los pliegos de condiciones del contrato. Mientras la unión de empresas del presidente de la CEOE ha incrementado sus tarifas un 79% en diez años, a pesar de que el IPC ha crecido el 30%, el Gobierno de Ruiz-Gallardón sólo lo aumentó un 60%, casi 20 puntos porcentuales menos que la compañía.

Irregularidad en la adjudicación
Público denuncia, también, una presunta irregularidad en la disputa por el contrato de los autobuses turísticos de la capital, hace diez años, cuando el alcalde de Madrid era Álvarez del Manzano. Díaz Ferrán montó entonces una UTE con sus empresas Trapsa, Trapsatur, Travel Bus y Pullmantur (que luego vendió) junto con el operador turístico Juliá Tours y su filial de autocares. Fuentes del sector de transporte acusaron al presidente de la patronal de fingir que una empresa de Juliá, Autocares Campanevado, presentaba una peor oferta que la UTE para favorecerla en la puntuación.

Supuestas fechorías
Pero sí queremos insistir -cuando comienza el juicio por el caso Malaya- que los vínculos sentimentales entre Gallardón y Corulla fueron, o son aún, infumables desde la óptica política. No puede, ni debe, un alcalde –y menos el alcalde de Madrid- tener una amistad íntima con una previsible delincuente, que salió de la cárcel, tras 5 meses de prisión, porque pagó una fianza de 60.000 euros y otra adicional de 50.000. Sobre todo, claro está, debido a que el ámbito de no pocas de las supuestas fechorías madrileñas de Corulla alcanza de pleno al Ayuntamiento de Madrid.

El caso Profumo
El paralelismo entre el asunto Cogulla y el caso Profumo no es, ciertamente, ni exacto ni comparable en muchos aspectos. Pero sí subraya que, más allá de cualquier otra consideración, un ministro o un alto cargo –como lo es el alcalde de Madrid- debe ser cauto, prudente y singularmente cuidadoso respecto a ciertas amistades peligrosas. No hacerlo es muy arriesgado. En este tiempo le ha acompañado a Gallardón el silencio mayoritario, incluido –salvo alguna excepción- el mediático. Pero el retorno judicial del caso Malaya vuelve a poner de actualidad un episodio oscuro que exige, al menos, transparencia a raudales. Una transparencia que apenas ha existido por parte del alcalde, y del PP. ¿A qué espera el flamante candidato socialista Jaime Lissavetzky para pedir luz y taquígrafos a Gallardón sobre el caso Malaya, vía Corulla, y Madrid? Una cosa es la responsabilidad judicial y otra, la política.

Enric Sopena es director de El Plural

Una cosa es la responsabilidad judicial y otra, la políticaIgnoramos si el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, sigue manteniendo o no relaciones personales con Montserrat Corulla. En El Plural nos importa menos que un comino la vida privada de Ruiz-Gallardón, al que por cierto hemos defendido en numerosas ocasiones ante los zafios ataques políticos de los sectores y de los medios más ultramontanos de su partido y alrededores. Lo defendimos y, en este orden de cosas, continuaremos haciéndolo, aunque a veces –y respecto a tramas como la Gürtel- Gallardón dé la impresión de que al callar otorga o que sencillamente absuelve de facto a los cuatreros.

la derecha siempre ayudando al pobre...vaya piara