Yuncos - Toledo

Qué mal lo han debido de pasar los pobres andaluces en estas elecciones. Por un lado tenían a unos que venían con unas tijeras en una mano, y con la otra mano abriendo el bolsillo para ver qué les podía caer después de 30 años esperando para rascar bola, y empezar a decir aquello tan político de 'qué hay de lo mío'.
Por el otro lado el panorama no pintaba mejor. Los que llevan 30 años exprimiendo el cortijo, y que seguirán (ere que ere) haciéndolo.

Pues bien, todo pinta a que estos últimos seguirán haciendo de las suyas, y todo porque la alternativa tampoco convence ya. Y eso que su Jefe Supremo todavía tiene escondido a Paco el de las rebajas para sacarle a pasear el viernes. Parece ser que con el a Dios rogando y con la reforma dando (por cul0) ya ha sido suficiente para que el personal sepa la que se avecina.

En fin, qué suerte no haber sido un pobrecito votante andalú este domingo pasado...

n definitiva, cualquier analista con un mínimo de rigor, cualquier ciudadano observador, se da cuenta de dos cosas: la primera que es la crisis la que derrota gobiernos, y la segunda que si en noviembre de 2011 hubiera estado gobernando el PP en España habría perdido las elecciones. Es una buena estrategia de marketing político echarle la culpa de todo a Zapatero, no solo para la derecha, si no que tener un chivo expiatorio de los errores colectivos descarga nuestra conciencia. Esa teoría puesta en marcha por el PP es alimentada diariamente por la derecha mediática pero también, y paradójicamente, por el grupo Prisa. Desde las páginas de El País se leen las mismas críticas, sino peores, a Zapatero que desde El Mundo o La Razón. El presidente de El País, Juan Luis Cebrián, calificó la pasada semana al Gobierno de Rajoy como un “Gobierno de centro” y “en absoluto” de derechas. Además le dio un par de mandobles al anterior Presidente del Gobierno. Llevar las rencillas personales al análisis político provoca mal periodismo.