Es falso “Solo dos palabras necesito, es falso”, dijo el telepresidente Rajoy para autoexculparse del cobro de dinero negro en el que le incriminan los papeles de Bárcenas publicados. Curiosamente, solo necesitamos esas dos palabras para describirle a él como presidente: “Es falso” (incumple sus promesas, miente, se esconde). Y solo necesitamos esas dos palabras para resumir a su partido: “Es falso” (engaña, manipula, no llama a las cosas por sus nombre). No lo pretendía Rajoy pero nos dejó las dos palabras que condensan todo un sistema político, todo un tinglado, todo un tiempo de mentiras y corruptelas que ahora se viene abajo: “Es falso”. Rajoy nos dio las dos palabras que necesitábamos para definir este momento: “Es falso”. Todo es falso. Suena falso. No es creíble. No se sostiene. Apesta a mentira. Y la mayoría ha empezado a ver el cartón piedra y el decorado. Hay un acuerdo abrumador sobre las instituciones, sobre la casta dirigente, sobre el sistema en vigor, sobre el periodismo proselitista, sobre la crisis, sobre el discurso de la clase dominante: son falsos. La mayoría piensa que el sistema es falso. La plaga de falsedad se ha extendido. Hablas con la gente y en distintos términos, repiten las dos palabras de Rajoy: “Es falso”... No es creíble: Es falso que Urdangarín no supiera lo que hacía. Es falso que la Infanta no supiera lo que hacía su marido. Es falso que el rey no supiera lo que hacían su hija y su yerno. Es falso que el tesorero de las infantas no tenga nada que ver en los negocios del duque empalmado. Es falso que la monarquía sea ejemplar. El rey es falso, su familia es falsa, Rajoy es falso, Rubalcaba es falso, el Parlamento es falso, los líderes de todos los partidos son falsos, ni uno solo aprueba. Es falso que la Justicia sea igual para todos. Es falso que vivamos en un Estado de Derecho. Es falso que la policía defienda al ciudadano. Es falso que los políticos representen a los votantes. Es falso que esto sea una crisis. Es falso que esto sea una DEMOCRACIA. |