Villarrubia de Santiago - Toledo

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... No, ciertamente, no era un pueblo como cualquier otro. Aunque en apariencia todo era simple, sencillo, corriente... Lo cierto es que tenía un encanto especial... En el silencio de sus calles, cuando sus gentes dormían ó descansaban...podías escuchar el sonido del pasado...de instantes vividos... de historias que traían a tu memoria olores y colores de otros tiempos.

Muy bueno eso, ¿lo escribiste tú? Existe un libro, "La aldea perdida" de Armando Palacios Valdés que trata de las costumbres de los pueblos y de la llegada de la industria y su fin, todo en un tono muy bucólico. Muy recomendable

lo siento... no lo he leído, ya que lo recomiendas lo leeré...
Sí, lo escribí yo... camino mucho por los libros... y los campos...
Anímate y síguelo... la idea del Marqués es bien bonito... es un juego que también se hace con los niños y chavales y une la creatividad induvidual... transformandola en colectiva...
¡¡¡ ánimo a todos!!!

...En invierno de las casas se escapaba el olor de la leña y las castañas, los abuelos jugaban a la brisca y al parchís con sus nietos y se hablaba al ritmo tranquilo de la tarde, mientras fuera llovía o hacía un frío como sólo lo hace en Villarrubia...

...Aquella era una tarde fría. En la calle solo se oía el ruido lejano de algún coche y el batir de algunas banderas multicolores que desafiantes aún ondeaban desde las pasadas Fiestas. Rasgadas y con tonos ya pálidos por el sol, eran la herencia de días alegres y bulliciosos, de los que ahora solo quedaban pequeños restos de plástico sobre un cordel blanco de lado a lado de la calle...

Sobre las paredes de la plaza y sus calles adyacentes más recuerdos de las aún cercanas Fiestas, en las paredes los fogonazos de las carretillas de los toros de pólvora, en el suelo algunos cartuchos de carton de las mismas. Me acerco uno a la nariz y cual es mi sorpresa, persiste ese tan característico olor y con el los recuerdos acuden a mi mente: fiestas ya muy lejanas, cuando además de los toros de pólvora se tiraban cohetes rastreros, amigos que se fueron y nunca volverán, años que no fueron mejores o peores, mas bien distintos y de pronto una pelicula a camara rapida: la Virgen llegando a la hermita el día seis y después en la oliva de las Ánimas y seguidamente suena el Imno Nacional y ELLA aprece en el altar mayor y se me nubla las vista, debe ser alguna lágrima que se quiere escapar, MAGESTUOSA en su carroza hace entrada en la Iglesia, es día ocho y las fiestas huelen a final, continuas entradas y salidas de nuestro templo durante todo septiembre presidido por nuestra MARIPOSA y de nuevo el Imno Nacional suena y la Virgen que desciende y llega al Pozo de San Pedro y el Motete y mas lagrimas y de pronto un frio helador penetra en mi cuerpo, el invierno esta a la puerta de la esquina ...