Villarrubia de Santiago - Toledo

Natassa Bofiliou, es una cantante ateniense que, pocas horas después de la entrada de la Golden Dawn en el Parlamento heleno, dejó escrito en su cuenta personal en Twitter: “Bestias, vagabundos, y encima les dan importancia. Morid fascistas, vuestos militantes y votantes, sería un signo de respeto para la dignidad humana. No se olviden de que la aceptación del horror es algo irreversible, y es la mitad de complicidad en el crimen”.

La popular cantante señaló desafiante que no va a pedir disculpas por su actitud y no va a sucumbir a las amenazas ni críticas.

En cuanto a su deseo de que mueran los votantes de la Golden Dawn, la cantante progre matizó sin embargo: “No me refería a la muerte biológica, sino a la muerte del fascismo político e ideológico. Mi actitud hacia la humanidad y la vida humana es claro”.

Palabras huecas ante el clamoroso error de sus declaraciones en Twitter que revelan, sobre todo, la pulsión al crimen de la izquierda europea. Insatisfecha aún por las 60 millones de víctimas mortales del marxismo, ahora una de sus representantes artísticas más conspicuas dice claramente, aunque luego pretenda rectificarlo, que quinientos mil griegos deben morir simplemente porque sus opiniones no coinciden con la de ella.

Para más inri, la progre de rubio postizo vive en una de las zonas más exclusivas de Atenas y tiene una residencia veraniega en la isla de Rodas, lejos del drama económico y social que padecen a diario millones de compatriotas condenados a vivir en zonas marginales y rodeados de inmigrantes africanos. La izquierda, en su estado puro.