A Rajoy le han sacado de la Moncloa con un gancho, como a los cochinos el día de la matanza. Pero no nos engañemos: esperar de Rajoy que el jueves dé, metafóricamente hablando, un puñetazo en la tribuna de oradores, reconozca lo que tenga y deba de reconocer en torno a las acusaciones del extesorero Luis Bárcenas, pida perdón por haber mantenido durante tantos años a ese personaje en la gerencia y tesorería del partido, es mucho esperar de un dirigente político que ha hecho de dejar pasar el tiempo, con la esperanza que de esa manera se arreglen los problemas, su principal seña de identidad. Si en lugar de eso, se limita a negarlo todo, a anunciar medidas contra la corrupción y a decir que lo peor de la crisis económica ya ha pasado, el desastre para lo que representa el PP estará servido, porque sus cargos públicos, sus militantes, sus votantes y sus simpatizantes seguirán sumidos en el desconcierto. No existen calificativos suficientes en el diccionario para narrar lo que sectores piensan de la falta de vigor en la acción y la sobredosis de pifias de la sede del PP. Pero una cosa está clara: si dice la verdad, Mariano debe dimitir; si vuelve a mentir (una vez más de los cientos de trolas que nos ha colado), el PP sufrirá las consecuencias. Mariano: vete, por el bien de los españoles y por el bien de tu partido, vete. Saludos. |