Talavera de la Reina - Toledo

Es un espectáculo que ya conocemos, este circo que se sostiene porque seguimos tercamente comprando entradas, pero que en cada nueva puesta en escena va más allá en chulería y nosotros pensando que ya lo habíamos visto todo. Maniatados en nuestros asientos y con los ojos como platos. Otra cosa son las vísceras que cualquier día explotan en la jeta de alguno de estos saltimbanquis que se acerque demasiado a nuestra butaca con ánimo de hacer el espectáculo interactivo. Hay cosas que el cuerpo no puede soportar. Cuidado. Estos ambulantes que además se desplazan en preferente con el dinero recaudado de nuestros bolsillos. Los ciudadanos siempre responden ante la justicia porque no hay otra opción para ellos, aunque la justicia sea la asignatura pendiente de esta democracia a la que ningún gobierno se ha atrevido a meterle mano.
Un centenar de imputados por corrupción están incluidos en las listas que se preparan para las elecciones municipales y autonómicas del próximo 22 de mayo. Esto sería impensable en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania, por poner tres ejemplos de países en los que las normas de conducta personal tienen que superar el cedazo de la decencia.
El Partido Popular, con más de un 50 por ciento, y el PSOE, con un 35 por ciento.
En todos los casos, lo que cuenta es si los imputados o sospechosos son de "los nuestros". Si es así se buscan todo tipo de explicaciones para disculparlos. Si son de "los otros", todo vale para pedir su dimisión.
En cualquier caso, el sistema político que admite estas anomalías no puede ser bueno para el país.
Es curiosa la idea de que un político no está obligado a abandonar su cargo hasta que la justicia se haya pronunciado en firme sobre el caso. Es una teoría que utilizó hace muchos años Felipe González y que después han practicado alegremente todos los líderes de los partidos.
Si el político no es responsable de sus actos ante la opinión pública, ¿cómo se puede pedir a los ciudadanos que respondan ante la justicia?
Hay que empezar barriendo en casa y seguir con la escoba hasta donde las fuerzas aguanten.

Por primera vez si exceptuamos lo ocurrido en 1995 hay una seria posibilidad de que el PP le dé la vuelta al marcador y se produzca, después de casi treinta años, el relevo en las estructuras del poder regional, con lo que eso significa para un partido, el PSOE, que lleva toda la vida subido al carro del Gobierno de Castilla La Mancha.
En estas circunstancias no son extraños los movimientos que se están produciendo entre los altos cargos del Gobierno regional, empezando por el hecho mismo de que alguno de los miembros del Ejecutivo, como el consejero de Sanidad, hayan sido incluidos en las listas autonómicas para las Cortes.
Pero lo que es evidente es que después del 22-M no habrá cargos para todos. Debe ser por eso por lo que se detectan fácilmente los movimientos que muchos altos cargos, sobre todo directores generales, están realizando para recolocarse tras el 22-M. Algunos de ellos han formalizado las gestiones necesarias para volver a su anterior puesto de trabajo, principalmente en las áreas de Sanidad y Educación.
Otros han enviado sus currículos a distintas empresas y entidades con el fin de que les tengan en cuenta a la hora de contratar personal.