Sonseca - Toledo

No sé cómo, pero me he visto encerrada en la calle. Creo que las tripas y el corazón se achicaron de sopetón. Recuerdo ahora el portazo y el nene llorando dentro. Las palmas de las manos rojas como tomates maduros y la garganta con ese escozor de concierto rock. Yá tienen de qué hablar los vecinos esta noche!

Y es que hoy no es mi día. No son días de los míos desde hace mucho. Pero hoy es ése que amanece y te das en las espinillas con el frío pico de hierro de una cama viuda. Ese día cuando no acaba de hacerse el café y vas viendo, porque lo sientes por dentro, que tampoco hoy será. Y no es. Ha sido hoy el café para uno sólo.

Se cargaron las pilas con el cafetito y como a cámara rápida despabilé el comedor, lavé la cara a la cocina y apresuré a los nenes para que siguiesen con sus vidas en este viernes 13. Que és como si fuera martes y 13 para vosotros. Y de repente algo falla en el ajetreo matutino y me veo intentando rebobinar. No hay manera. La puerta no me dá su absolución y los pensamientos pasan superando el límite de velocidad y adelantándose unos a otros en unas maniobras imposibles. El bote de la legía a medio abrir, las escaleras, los cuchillos y yo le sigo cantando Pin Pón es un muñeco con cara de cartón y la ovejita lunera y mary has a little lamb little lamb… Nos miramos a través de los cristales helados y nos consolamos porque seguimos bien. Hasta que lo pierdo de vista y esta vez no viene a mis voces. Repito una y otra vez su nombre y no veo su linda cara y esas carnosas manitas extendidas hacia mí. …

Lo siguiente que recuerdo es un suelo cubierto de leche, restos de comida, baberos, platos rotos y varios vasos ilesos. La ventana de par en par, unas medias rotas y una muñeca medio dislocada. Y ése abrazo de amor con una ternura infinita que hace de días como éstos, días mejores.
Y la posibilidad que me dais de que me lo saque del pecho es lo único que faltaba. Gracias.

Me has emocionado Cletáforo.
Se que ese abrazo lleno de ternura habrá sido bálsamo para un día complicadillo.
Animo, lo mejor de estos días es que PASAN.

Ánimo¡¡

Gracias a los dos.
Normalidad matutina aquí arriba. Sólo que el calendario para miopes que culga aquí mismito me dice que es hoy quince. Ayer me acosté con la seguridad del trece. Se me escabulló un número. ¿Se hizo Historia con un catorce? Hoy lo leeré. Espero que el pueblo siga pa´lante.

¿Que tal te encuentras hoy señorita?

Pues te lo voy a contar, hombre!

Con la nieve de por medio, me las apañé para entregar personalmente un par de hojitas escritas a mano sobre sensibilidad y ciudadanía a quien correspondía.

Verás, de camino a casa del hospital recordé las zapatillas de guata que uno de mis nenes se dejó en el cole. Recapacité y con el debido margen de error por una noche de escasos momentos de descanso, creí oportuno que el lugar de susodichas es, hoy por hoy, a los pies de la cama del nene. Así que con esta indómita intención le dí al timbre.

Agarrándolas por el belcro, me salen tres cuidadoras con las que intercambio los saludos obligados. La adrenalina se encargó de explicar en este idioma gutural que el nene lleva ingresado tres días. Que hemos pasado del juego de las adivinanzas al del escondite. Ya saben los doctos médicos lo que puede ser, pero no encuentran exactamente donde han ido a meterse las vacterias, o si acaso sean los virus...

Ante sus rostros vacuos hago el silencio. Lo rompe una de ellas y con un discurso de corredor de fondo, largo y casi sin respirar, me comenta como si nada que no lleve al nene de vuelta hasta que no esté sanito que si es contagioso y que además lo acompañe con una nota del médico.

Silencio. Más silencio. ... Malinterpretando mi cara a cuadros, no tardan en presentarme a un medianero, quien con unos sudores que me daban angustia me intenta traducir al inglés lo que ellas ya me habían dicho. A los 5 minutos le puse yo fín a ese suplicio involuntario. Que lo había entendido yo todo. Palabra por palabra.

Seguía nevando.

Entregué a mi otro nene a una siesta dulce y me senté con aquella misma indómita ideita a escribir con esa gramática desparramada del alemán respetuoso una nota para quien corresponda.

Después de nudos laríngeos, varias vueltas de hoja al diccionario, y el corazón dolido, me encuentras donde empecé a contarte.

Ha resultado una nota compuesta por un enfado respetuoso a una insensibilidad hiriente. Con un simple: "espero que se mejore" entre medias de aquél tsunami que se llevó por delante el poco ánimo que el cansancio me dejaba, hubiera sobrado. En fín, lo hecho y dicho ahí queda.