Sonseca - Toledo

He intentado repetidamente registrarme en el foro del instituto, pero sin éxito. He mandado un email al administrador, pero sin éxito. ¿Esta restringida la participación en el foro del centro de enseñanza?

Sólo quiero compartir con los departamentos de idioma extranjero y lengua y literatura españolas algunas ideas.

Si algún trabajador del centro de enseñanza se asoma por esta ventana, aquí van algunas ideas para promover la lectura desde las alulas (incluidos cómo nó primaria.) Y tambien desde casa.

1. Los profesores o maestros de castellano o lenguas extranjeras pueden poner en la puerta el título del libro y el autor que está leyendo. Los alumnos son curiosos y siempre se acercan a ver...

2. Como actividad extracurricular, asigna libros dependiendo del nivel de lectura. Esto va bien tambien para los chiquitines. Periodicamente, usa tu juicio, evalualos sobre las lecturas, y otorga puntuación. Puntos extra para quien muestra libros leidos fuera de los citados. Al final esos puntos (ves de .10 en .10) los pueden cambiar por colores, borraodres, juego de cartas, libros de los que ofrecen gratis en los coles y bibliotecas o asociaciones (hay que moverse para recibirlos. Por pedir no se pierde nada.) Los chavalines pequeños leeran con entusiasmo, y al final los premios son mejor que el dichoso euro. Ah, y los resultados de fluidez en la lectura se ven en sólo un curso.

3.En clase, tanto en casa con los papás, leerles en voz alta y con gesticulaciones, a veces provocando la risa hace que el chavalín se vincule más con el maestro o el papa o mama, y ambos disfruten de un gusto común. O por lo menos que la lectura les sirva de medio común para comunicarse. Así tambien los alumnos ven que la lectura les lleva a sitios que nunca han estado y les enseña cosas beneficiosas.

Una forma de conseguir libros gratis para que los colegios les den a los chiquillos es involucrando a las asociaciones de padres y empresas sonsecanas pidiendoles la donación de ése libro que por cualquier razón ya no leen.

Ésto se podría hacer periódicamente. Cada seis meses o cada año por ejemplo.

¿Teneis subvenciones para este tipo de actividades?

O en el mismo ayuntamiento se podría poner una caja GRANDE e informar a los sonsecanos (la radio puede ayudar) que se recojen donativos de libros usados (o nó) para nuestros chavales.

Sirve además como medio de reciclaje, ¿no creeis?

Ójala pudiera hacer más desde aquí.

Bueno pues sigo sin poder registrarme en el IES La Sisla. Con vuestro permiso aquí va otra idea para atraer a los jóvenes a la literatura. Para las clases de literatura funciona bien el que se haga un inventario, por así decir, de los temas que les interesan a los alumnos al principio del año académico. Tomándose ésto como base para las lecturas obligadas durante el curso los jóvenes verán que sus intereses están dentro del curriculum también, y lo toman con más ahínco.

También les gusta dar ellos mismos la clase. Reparte una obra en varios grupos y que ellos lo expongan en clase.

Tambien está bien hacer una web donde esas mismas lecturas y exposiciones de los propios alumnos aparezcan. Así todos tienen posibilidad de participar y dá pie a que entre ellos mismos se formen tertulias de las lecturas. en el mismo foro del instituto???

Como actividad extracurricular, estas tertulias sobre libros o autores en cursos avanzados de la ESO están bién. Tampoco es tanto dos horitas por semana despues de clase?? Se pueden sacar de las horas de oficina que teneis en vuestro horario????

Hasta otra. Ah, lo mismo ya ésto lo estais llevando a cabo. Sólo estoy dando ideas, nada más.

CAMPAÑA PARA ERRADICAR EL ANALFABETISMO
La organización sin ánimo de lucro 'Alfabetización sin fronteras.' Bajo el lema "La alfabetización es una necesidad y un derecho de todos", esta organización denuncia las situaciones extremas al mismo tiempo que trabajan para solucionarlas de acuerdo al 'Decenio para la alfabetización'.

Charlas en colegios, universidades y centros culturales. Organizan jornadas y charlas informativas en todos aquellos centros educativos y culturales que se muestren receptivos.

¿Qué os parece si se hace desde la concejalía de cultura? ¿O desde el IES LA SISLA? Con la participación de todos los ciudadanos y obligatoria la asistencia de alumnos??(Si ya está en marcha, por favor info. de fechas.)

https://ww.consumer.es/web/es/solidaridad/proyectos_y_campanas/2008/02/05/174312.php
Esta es una web para jóvenes solidarios interesados en conocer otras culturas y formas de ver la vida. Tambien interesante para el centro educativo de Sonseca.

Y por último, otra idea para implimentar en las clases de idioma extranjero y lengua y literatura españolas. En esta página web el profe puede sacar mil usos para involucrar al chaval a la lectura y la escritura tanto del idioma extranjero como del castellano. Aunque la página es en inglés los dibujos son sutoexplicativos. La creatividad de los chavales es sorprendente con ejercicios así.

Espero que esté siendo de ayuda.
Un saludete.

Hace más de una semana recibí un mensaje del administrador de la web de la Sisla diciendo que se tramitaría mi participación el elforo (o algo así, advirtiendome por supesto que no se admitirían insultos, y demás...¿?). Todavía estoy esperando. Se acabará el curso?

De repente me acordé de un instituto donde promocionaban la lectura de la siguiente manera:

Entre los profesores competían por ver quien leía 25 libros durante los meses escolares. Creo que la cifra para el alumnado era de unos 15.

A los ganadores se les hacía un poster de ellos mismos, donde aparecían haciendo lo que más les gustaba, o símplemente miraban a la cámara sonriendo y se podía leer sus aficiones, los libros que les gustaban, algo de su vida... Era muy simpática la iniciativa y dió resultado. Llevaban varios años haciéndolos y los posters eran parte yá del edificio. Lo seguirán siendo, hace yá tiempo que no sé de ellos.

Pues ale. Un buen día a todos.

https://ww.elcultural.es/

Página para todos. Por si acaso alguien no la tenía. Podeis leer el primer capítulo de casi todos los libros que se aconsejan.

Esa competiciíon me parece una majadería. Leer es un hábito (saludable), que nace de la curiosidad !competición! Vamos, al final es lo mismo un libro de Ken Follet que de Marcel Proust!

lo mejor es premiar a los niños por leer en lugar de obligarles y los adultos tambien hemos de dar ejemplo

De acuerdo con violencia 0. Dar ejemplo en casa no puede darte malos resultados. Si sacan nuestros hijos los andares de uno y los manerismos del otro padre, no tiene que ser difícil que saquen el gusto por la lectura. Pero sobre todo paciencia, y constancia. Paciencia y constancia. ...

En este posting, bauman, de lo que se trata es de incitar a los chavales a la lectura. De darles a conocer la infinidad de mundos que encierran los libros. Y mundos para todos los gustos. Verás, comparto contigo el placer de la lectura. Ahora bién, no todos tenemos las mismas aficiones, los mismos intereses. Es obvio que si a aquella clase en particular le funcionó lo de la competición, pues pa´lante con ello.

No todos nos acercamos a los libros de igual manera. Mis gustos y maneras de lectura a los catorce no eran los mismos que muchos en mi clase, por ejemplo. ... De los autores que dices, prefiero Proust más que nada por su introspección, y Follet me gusta con Los Pilares de la Tierra porque me entretiene como a lo Ana Karenina.

Bauman, en muy fácil opinar criticando lo que otro dice. Yo esperaba otra cosa de usted. Digamos que respeto que piense que es una majadería lo de la competición. Pero hubiera sido mucho mejor por su parte si nos hubiese ofrecido una alternativa. Créame que nó todos nacemos con el gusanillo de la lectura. Cuando me enfrento a una clase de veintimuchos me van a salir dieci que irán arrastrando el trasero para llegar al placer de la lectura. Si consigo que de esos dieci uno lo adquiera, me doy con un canto en los dientes. Pero por lo menos interés por mi parte lo hay.

Le reconozco a usted que es una tarea muy difícil, por eso la valoro tanto, pero no creo que sea bueno introducir elementos de ese tipo. Yo no soy experto, pero creo que lo mejor es consultar a los bibliotecarios; tal vez nos puedan aportar ideas interesantes ¿Se utiliza algo la biblioteca del colegio? ¿Cómo ven los chavales la biblioteca, como un lugar ajeno, aburrido?
En fin, como disculpa le regalo este soneto de Quevedo alusivo a los libros:

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh, gran don Iosef!, docta la emprenta.

En fuga irrevocable hoye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.

Un saludo

Le quedo agradecida, bauman.

La idea original de comenzar este posting fué al hilo de las declaraciones de un alcalde castellano manchego (no recuerdo municipio) de pagar 1 euro por hora gastada en bibliotecas a chavales desde 6 años. Expuse mi disconformidad al tema en su día.

Me pregunto:

Estimados foreros sonsecanos y allegados a este foro, si os acordais de un libro que os gustó ó de aquél otro insufrible (narración, poesía, teatro, incluso artículo de prensa, cuento niños,..., ficción, suspense, tema de actualidad,...) hagamos una edicción literia del Cardo y la Encina. Cardo para aquél trozo soporífero o atuendo literario de mal gusto, y Encina aquel relato que no podíais para de leer... Ya digo desde literatura infantil hasta artículos de prensa, pasando por los obligados clásicos y los novedosos...
¿os animais?

El taxista que hace un año me preguntó si él debía leer Cien años de soledad, me dijo ayer que ya se había comprado el libro, en edición de bolsillo. "No es muy grande", me dijo. "Lo acabaré". Pero aún no lo había comenzado. Los libros a veces son como las dentaduras postizas: se guardan en un bolsillo hasta que sea el momento de masticar. El taxista estaba a punto de masticar.

Pero él no es distinto a tanta gente que va a las librerías, o a las bibliotecas; se lleva los libros, los pone en el mostrador de su propia estantería, y los deja ahí, como si los libros se fueran leyendo solos. En los años sesenta, cuando leer era igual que masticar, la gente llevaba los libros bajo el brazo por si salían en la conversación; ahora se los deja en la mesa de noche por si se rompe la tele. Como se deja la dentadura.

Hay un ensayista mexicano, Gabriel Zaid, autor de Los demasiados libros, que inventó una frase que hubiera hecho la fortuna de un publicitario en los lejanos sesenta, "Hay que poner el libro en la conversación de la gente", un eslogan, por cierto, que entusiasmaba a la añorada Isabel Polanco. Pero el eslogan, como su propósito, nació cuando ya no importa tanto conversar con libros; no importa conversar, cómo va a importar conversar con libros.

Así que los libros, que ahora reciben el espaldarazo anual del Sant Jordi, de las lecturas quijotescas, regresan de vez en cuando más como una intemperancia que como una necesidad social. Es mejor no tener libros: los libros cambian las ideas, hacen distintas a las personas, las convierten en rebeldes o en melancólicas. Son horribles.

La dormidera televisiva es mucho más eficaz para pasar el rato, y para pasar por la vida. Si ese debate de ideas que parece querer abrirse paso en la derecha española (o en la izquierda, da igual) se sustentara de veras en lo que se piensa, en lugar de en los dimes y diretes que se oyen en la tele, en la radio o en los periódicos, estaríamos escuchando títulos de libros que amparasen la ignorancia o la inteligencia de los debatientes. Pero ni dios cita un libro, para qué, los libros le podrían cambiar las ideas.

Pero el libro está ahí, glorificado ahora, pero virtualmente aparcado. Las autoridades que deberían preocuparse de su salud los sacan al sol como a los desempleados, cuando quieren arrimarse a los autores de su marca o de su zona; lo que ha pasado ahora (¡tantos años después!) con el Premio Cervantes consolida la vergüenza del pasado: quien más quien menos, al mando de su machito político-cultural, ha querido ese codiciado premio para los suyos. Pues porque los libros y sus autores siguen en esta sociedad del consumo formando parte de una parroquia u otra, y sólo algunos rebeldes privilegiados por la fortuna melancólica de no ser de este mundo se apartan de la tentación de pertenecer.
Pero no era el Cervantes el propósito de esta nostalgia libresca, y sobre todo este año en que tenemos la gloria de ver premiado a un poeta cuya escritura tiene que ver tanto con la rabia de existir en contra, Juan Gelman. El propósito es hacer eficaz la nostalgia de los libros leídos, de los libros que han de leerse, y de que los libros formen parte de la vida común como la conversación o como la risa.

Y no forman parte, desengáñense, no forman parte. Las estadísticas dicen siempre lo mismo; nos ponen en la cola, pero vienen los políticos y cambian la tabla a su antojo, como si ésta fuera una liga de fútbol en la que sumamos los puntos positivos hasta cuando no se han ganado todavía.

Esos paños calientes que se le ponen a la vida cultural de este país, animada, o desanimada, por una red de comunicación que pone la exigencia del libro en último lugar en las programaciones y en las preocupaciones, son los que siguen haciendo que el libro falte de la conversación de la gente. Y seguirá estando, ahí afuera, a quién le importa. Miren las parrillas, miren los horarios de lectura en las escuelas y en los colegios; miren los libros que llevan los universitarios, miren los libros que leen o citan los políticos, miren las crisis de las librerías, miren las dotaciones de las bibliotecas... Mírenlo todo y luego záfense de las tramas de la farsa de las estadísticas, o miren las estadísticas para leer algo.

En fin. Ahora el taxista que ya compró Cien años de soledad estaba leyendo la séptima entrega de Harry Potter, donde acaba la serie de J. K. Rowling. Es curioso, le dije al taxista, en ese libro hay un párrafo que parece de Cien años de soledad. "Es que al final todos los libros son iguales", dijo el hombre al volante, y acarició el libro, como si ahí estuviera el tacto de la trama. "Pero éste es más grande", añadió.

Juan Cruz, 23 de Abril, 08. El Pais.com

¿Para qué tanto leer?
VICENTE VERDÚ 26/04/2008

El libro constituye un bien tan significativo de una determinada cultura que esperar a que se lea cuando su sistema desaparece es lo mismo que reclamar que perviva una hormiga sobre una superficie de alquitrán. La vida de la hormiga es tan improbable en la Gran Vía como la vida del libro es exigua en el angosto y hasta alicatado ocio de la cotidianidad

El insecto queda exterminado sin infligirle un mal directo, pero no se reproducirá en la ciudad. Igualmente, el fin del libro y su lectura no proceden, en especial, de la educación deficiente, la impericia de las editoriales o una siembra de cizaña (¿televisión?, ¿videojuegos?) que lo matan directamente y de raíz. Simplemente, la lectura va a menos porque no encuentra suelo donde arraigar ni espacio donde esponjarse.

La actualidad del mundo, la realidad de los intervalos de trabajo y tiempo libre, coinciden con una disponibilidad para leer tendente a cero. Y no se diga ya para leer a fondo. Los momentos en que aún se lee se obtienen de intersticios de una construcción cuya fachada central repele lo libresco como materia ajena a su iluminación natural. Se lee, efectivamente, en los cantones del sistema, en los estrechos itinerarios de transporte público, en los puentes o en las vacaciones, en los tiempos muertos.

Todo tiempo oreado y candeal se ocupa, generalmente, en otros gozos, sean los viajes, el sexo, Internet, las copas, los juegos en las pantallas, las cenas o los cines. ¿Tiempo para leer? Quien lee se extrae literalmente de la cadena nutricional reinante para insertarse en un nicho marginal. Todo lector, y tanto más cuanto más lo es, traza su fuga y, a su pesar, se convierte en fugitivo de la contemporaneidad.

Efectivamente, los lectores de Harry Potter y otros best sellers internacionales no abandonan el reino, pero ¿quién puede decir que encarnan al profundo lector? Son lectores mutantes que como la presunta clase de himenópteros futuros hallará albergue en el asfalto. No ya en la fisura del asfalto sino en el mismo piso puesto que esta tipología no alude a un lector convicto, sino al libro de recreo importado de lo audiovisual. Son lectores de letras pero no letrados, siguen la línea de la página pero según los patrones del hilo cinematográfico o del musical.

El resto, los lectores conspicuos que aún permanecen, son hoy trabajadores autónomos, artistas profesionales, jubilados, impedidos, enfermos, críticos literarios, editores, directores de colección, traductores, autores. Fuera de ese ejército marcado y en declive creciente, apenas unas unidades más pueden sumarse al mundo lector.

Los libros, infantiles, juveniles, de autoayuda, de intriga, de salud, de consejos prácticos, de empresa, de texto, etcétera, componen la mayoría del tonelaje que trasladan todavía los contenedores del sector editorial y que pronto serán reemplazados masivamente por la superior eficiencia de las pantallas. No hay ocasión, pues, para complacerse en los libros literarios o en los libros del saber, ni tampoco una razón firme para confiar en su ventaja utilitaria.

En consecuencia, toda lectura de El Quijote con el ánimo de propagar la lectura como signo de salvación social no será sino la chusca representación de una función agotada y la teatralización de la impotencia. No se lee por El Quijote, no se lee siquiera por consejo o ejemplo de los padres, se lee cuando el bocado de tiempo que pertenece al libro procura sabrosas y efectivas sensaciones de placer. Sin embargo, para ello no basta cualquier tiempo marginal, contaminado o intersticial, ni tampoco el tiempo urgido o el intervalo fatigado del fin del día. Quienes leemos y leen el libro no se alistan entre quienes se integran más y mejor, sino entre los que añoran ese producto que aprendieron saludablemente a paladear.

¿Escuelas gastronómicas para la lectura? Todas las escuelas gastronómicas se dirigen a acrecentar la variedad de los restaurantes, esos espacios donde efectivamente el mundo joven acude con insólita frecuencia y cuyo disfrute pertenece de pleno derecho a los entretenimientos de esta cultura reinante que atiende, en sus acortados tiempos libres, a las benditas sensaciones del cuerpo y no a los enrevesados ejercicios que a menudo exige la degustación mental.

EL PAÍS
www.el boomeran.com.

De entre los grupos que el distinguido autor menciona como aún lectores, me veo obligada de incluir a l@s am@s de casa forzad@s en aquél de autónomos o acaso artistas profesionales?

Siguiendo con la filosofía del autor, comparto su opinión de que hoy no se lee porque se está infantilizando en extremo a los jóvenes y los no tan jóvenes. Los medios de comunicación nos dán ya la comida digerida o en papilla.

Los medios de comunicación nos ofrecen emociones disfrazadas de ideas, exaltan el sensacionalismo a ser posible en no más de dos líneas si es por escrito, preferiblemente a modo de imágenes,...

las páginas web les dan en un plis plas la solución con tan sólo hacer "click". Pedirles a muchos que reflexionen y piensen como dirían los anglosajones "outside of the box" es pedirle peras al olmo.

Aceptan sin problemas cualquier dogma por improbable que éste sea. Una página escrita en prosa lo creen un "testamento"... quieren la solución y YA, sin darse cuenta de para llegar a ellaS es necesario un proceso reflexivo y a ser posible que se ajuste a la realidad, la verdad, lo objetivo.

¿Para qué tanto leer? Para que no te engañen, sino que tengas la capacidad de engañarte por tí mismo si así lo eliges libremente.