Sonseca - Toledo

La condena
MANUEL VICENT 15/03/2009 elpais.

Nadie sabe a qué paraíso o infierno nos llevará la ciencia mañana, porque nuestro destino consiste en vivir siempre en la prehistoria. Sólo una cosa está clara: ninguna amenaza de los antiguos dioses, ningún anatema de los modernos servidores del templo, pese a tener a Prometeo encadenado o a haber mandado a Giordano Bruno a la hoguera, han logrado detener el impulso del cerebro humano, que le lleva a abrirse camino en la oscuridad. A lo largo de la historia los poderes sagrados han hecho que todos los avances de la medicina tuvieran siempre un carácter furtivo. Jugándose la excomunión Vesalio, en el siglo XVI, se vio obligado a robar cadáveres de los cementerios para estudiar la anatomía humana, hasta que un juez de Padua le proporcionó a escondidas cuerpos de criminales recién ajusticiados. Así se enteró la humanidad dónde tenía el hígado y el corazón y las vísceras más secretas. Desde los tiempos del griego Galeno la disección anatómica sólo se realizaba con monos y cerdos, pero la iglesia transigió con que Vesalio descuartizara los despojos de los ahorcados porque consideraba que su alma estaba en el infierno. Si en su momento la iglesia condenó la vacuna de la viruela, la instalación del pararrayos, la anestesia, la transfusión de sangre y el parto sin dolor tampoco hay que sorprenderse de que se oponga frontalmente ahora a la investigación con las células madre. Contra este designio oscurantista el presidente Obama ha dado un paso adelante, porque sabe que ningún patíbulo ha logrado erradicar del cerebro humano su frenética curiosidad ante lo desconocido. Todos los inquisidores han terminado por hacer el ridículo. Del otro lado quedará siempre la hipocresía. Está por ver qué pensará la Iglesia sobre las células madre cuando mañana los católicos puedan tener en el frigorífico, envuelto en papel de aluminio, un pedazo de tejido congelado para curar o regenerar órganos vitales de su cuerpo, de la misma forma que en el taller le ponen una pieza de recambio al coche. Sucederá lo de siempre. Los cavernícolas seguirán clamando en público contra los peligros de la ciencia, mientras en privado no dejarán de usar en propio beneficio todas las ventajas que les depare el progreso llevado a cabo por quienes ellos han condenado.

¡¡Qué aburrimiento!! Siempre dando al mismo temita Cletáforo.
No me merece ningún crédito el Sr. Vicent. Más de lo mismo: lo que vende, lo supuestamente progresista, ahí donde le van a jalear, ahí.. L valiente es defender lo que no es populista, lo que no te va a granjear simpatías, defender lo que crees que es certero y progresista porque no hay nada más progresista que defender los derechos de los que no tienen voz, de los que no pueden defenderse porque aún no hablan, aún no piensan, aún no puden protestar.

Cavernícolas???????????????? Los cavernícolas eran los que sacrificaban a sus hijos... si... esos eran cavernícolas: lo mismito que ahora.

Es mi opinión que las leyes que nos rigen, o lo harán en un futuro, debieran basarse no en unas creencias o perspectivas religiosas ó ideológicas sino en lo que es mejor para la calidad de vida y por ello también para nuestra salud. Estas leyes debieran llegar de la mano, como es el caso que se trata, de una ciencia objetiva basada en hechos y evidencias, no en ideologías.

La investigación con células madre se hace actualmente con blastocitos. Una bola microscópica de 3 o 4 días sacadas de clínicas de fertilización in vitro. Es decir, de unos embriones congelados sobrantes de dichas fecundaciones.

¿Qué tipo de moral es aquella que deja morir a un crío de una enfermedad que podría haber sido prevenida o curada completamente si hubiéramos podido investigar la enfermedad usando embriones destinados con antelación a la destrucción o la refrigeración permanente? ¿Cómo contribuye la muerte de estas personas a la moral, a la dignidad humanas?

Incluso la Iglesia Católica no concedía tradicionalmente ni moral ni atributos personales al blastocito hasta mediaos el siglo XIX. Hoy mismito hay muchos que son pro-vida y están a favor de estas investigaciones.

Está claro que todos estamos hechos de lo mismo. Y que tenemos la obligación de no ser crueles entre nosotros. Y esa crueldad, según lo veo, se manifiesta cuando nos quedamos atascaos y no tomamos las oportunidades que se nos presentan en la ciencia médica para el bien de la humanidad. Pasa de igual modo con quienes sugieren que si se legaliza el aborto, la mujeres en masa iríamos echando chispas a clínicas abortivas… No les interesan los beneficios que la transparencia en situaciones tan duras como ésas supondría. No admiten tampoco que desde que tenemos conocimiento del poder de las hierbas, las mujeres han venido abortando desde tiempos inmemorables… que se sigue abortando a escondías en condiciones infrahumanas.

Me parece, por el contrario, que la investigación con células madre es una más de las expresiones de empatía de la medicina para con quien sufre. Es un intento, como dicen los rabinos, de curar al mundo. No olvidemos que enfermedades como la diabetes infantil, el cáncer, Alzheimer, Parkinson, daños en la espina vertebral, ceguera, etc… están en juego. Que si se obstruye la vía pública en estas investigaciones, se sigue haciendo de todos modos por senderos más recluidos del ojo represor. Ilegalmente, a escondidas, pero igualmente (aunque obviamente más despacio) avanzando para dotar a la humanidad de mayor capacidad para darnos una mejor calidad de vida.

Sin tener personalmente una fé religiosa alguna, creo sinceramente que tenemos la obligación moral de trabajar para ayudar al que sufre. Es nuestra responsabilidad el seguir investigando para ofrecer calidad de vida a quienes carecen de ella.

Termino con palabras textuales de Don Juan Manuel de Prada. Personaje sin duda a quien Psoerito le merecerá mucho crédito: “escamoteo más grosero consiste, sin embargo, en ocultarnos que existen alternativas científicas … Pues de lo que se trata es de emplear coartadas emotivas para facilitar el eclipse de la conciencia moral, de tal modo que las aberraciones más inhumanas e impías aparezcan como muestras de piadoso humanismo.” Y éso es precisamente lo que estamos hartos de ver en nuestro país en muchos que se dicen personas de fe.

Saludos.