Sonseca - Toledo

Mendigos, desahuciados, la omnívora violencia y sus víctimas, sus imágenes en todo caso, son las galardonadas en The World Press Photo, 2008.

Nos llega, de la colchoneta de las lentes, la brutalidad de una realidad que merece, según su jurado, diez mil euros al ganador. Tá bién.

El blanco y negro tiene, no obstante, un envés mate. A color. Capta de fondo los monstruos goyescos de las penúrias, el sin vivir, y el fín de la vida. La vida cesa cuando la razón sestea. Esa vida color pastel de la complacencia y la libertad. La del Derecho.

La foto hoy es la de ayer. Antaño fue el Sísifo ciego condenado por los dioses a empujar el peñasco cuesta arriba por toda la eternidad. Hoy es la calcomanía de una imagen de antaño. El absurdo de este sin vivir que es la vida. Hasta que acaba.

Son imágenes, las de blanco y negro, que ponen sobre el tapete, quizás, las palabras de Juan Pablo II ¨A lo largo de los siglos y generaciones, se ha visto que en el sufrimiento hay encerrado un poder particular que lleva a la persona interiormente más cerca de Jesucristo, una Gracia especial.¨ Luego le damos la vuelta a la foto, y el envés nos escupe otro sufrimiento. El de las garras del sueño de la razón sobre la carne abierta. Las palabras papales pudieran tener un efecto analgésiico para muchos. Para el resto, no es más que la nana que acuna una razón durmiente. Pesadilla, ésta, de la que quisiéramos muchos despertar de una vez por todas.

Me pregunto cuál es el precio justo a pagar por esa Gracia especial. Exactamente.