Historia de Santa Ana de Pusa.

SÁNCHEZ HUETE, J. C. (2008). La forja de una historia: Club Deportivo Cultural Santa Ana (Páginas 18 a 22).

Sobre nuestro pueblo

Hace ya unos años, allá por los ochenta, cuando el final del siglo XX aún quedaba lejos, quiso el destino tuviera acceso a unos papeles del archivo de la parroquia de Santa Ana de Pusa, nuestra localidad.
Conservo una copia de un legajo, mecanografiado, con muchas faltas de ortografía, pero que rezuma historia de la rancia y buena: retazos de una época de nuestro pueblo.
Y quiero, en homenaje a tantos y tantos santaneros -de nacimiento, de adopción y de confesión- rendir culto a su memoria transcribiendo un relato corto sobre los pobladores que, por estos pagos, dejaron sudores, trabajos y su vida allá por el siglo XVIII; como veremos, no siempre para su exclusivo provecho, pues era menester dar tributo a su señor y a la Iglesia.
No es la historia de nuestros días, sino otra bien distinta, pero vale la pena, mi querido lector, se entretenga rememorándola. Porque sin esa denominación, la de Santa Ana, este relato sobre una efemérides deportiva de veinticinco años, hubiera sido otra por capricho del destino y, nuestro desempeño, también.
Transcribimos el texto tal y como lo encontramos. ¡Tiene más sabor!

Su descripción en el siglo XVIII.

Lugar en la jurisdición (sic ) de San Martín de Pusa, perteneciente al señorío del marqués de Malpica, al que le pagan los derechos de alcabala por valor de 800 rls.
Extensión: A todos los aires tres cuartos de leg, de circunferencia tres legs, y media. A fines del siglo XVIII tenía ___ leg de jurisdición (sic).
Arroyo: a la derecha del caserío corre el arroyo Pusa, que proviene de la sierra del Chorro y Pusillas. Tiene un puente de ladrillo.
Población, viviendas: se censan 60 vecinos, 234 habitantes . El caserío se compone de cincuenta viviendas, todas habitadas. Los solares entán (sic) cargados con el tributo señorial de una gallina por casa, o sea 4 rls por vivienda. Padecen tercianas . Nacen al año de 8 a 10 personas y fallecen de 5 a 7.
Sociedad: Es una comunidad de labriegos con algún artesano. La estamentanión (sic) es la siguiente: Un teniente de cura, función ejercida por un carmelita descalzo: cirujano con un situado de 150 ducados, escribano, sacristán, dozavero dezmero , estanquero del tabaco, arriero carretero, herrero, quince labradores, cuarenta y siete jornaleros, con 3 reales, y tres pobres de solemnidad .
La tierra y los cultivos: Secano viñas y corta porción de olivos aparte montes, pastos y tierra inculta. El secano para labrantío se cultiva año y vez; los plantios (sic) están a linio. Miden por fanega de quinientos estadales , en esta unidad caben quinientas cepas. En la fa. labrantía se siembran una y media fa. de trigo, dos de cebada, una de garbanzos o de centeno. El término se reparte en dos mil quinientas fas; de ellas cincuenta de vino, una y media de olivas, cuatrocientas cincuenta montosas e inútiles; setecientas cincuenta de mediana calidad, el resto de inferior. Las olivas, en número de ochenta y cinco, están puestas en suelo inferiores.
Producción agrícola: En una fa., de marco recogen nueve de trigo, dieciséis de cebada, seis de garbanzo. Ocho de habas, cinco de alberjas, seis de centeno en seco. También hay herrenes, en donde se corta el centeno verde para forraje. La fa. de viñedo produce catorce as . de vino, la de olivar cinco de aceite.
Ganadería: Se registran cuatrocientas cabezas de lanar, ciento cincuenta de cabrío y curenta (sic) colmenas.
Valor y beneficio de los productos: La fa. de trigo se vende a 18 rls, la de cebada a 9, la de garbanzos a 30, la de centeno a 12, la de habas al (sic) 5, la de algarrobas a 10, la de alberjas a 12, la a. de vino a 7 rls. La fa. de herrén sembrada de centeno para forraje, vale 120 rles. Cada a. de lana supone 3 ducados de utilidad.
Industria: Dos molinos harineros, en el Pusa, renta de cuarenta a cincuenta fas. de trigo respetivemente (sic). Un tejar con 150 rles de utilidad.
Tributos: El diezmo supone doscientas cincuenta fgas. de trigo noventa de cebada, dieciocho de centeno, siete de garbanzos, cuatro de algarrobas, dos de alverjas, lo mismo de habas, por el diezmo del vino y del ganado lanar 1.300 rles, la primicia vale fgas. de trigo, cebada y centeno, el voto de Santiago veinte fgas. de trigo. El impuesto del dozavo se paga el feudal y supone ciento cincuenta fgas. de trigo, sesenta de cebada, ocho de centeno, tres de garbanzos. Otros impuestos civiles: Por servicios ordimarios (sic) y extraordinarios 515 rles; por cientos 36, por millones 942.
Bienes de propios y erbitrios (sic): Una habitación que sirve casa Ayuntamiento y otra adjunta para carnicería; en cima (sic) de ellas está el almacén depósito del trigo. Una fragua. Las propiedades rústicas se cifran en veinticinco fgas, de sembradura en tierras de inferior calidad los arbitrios se reducen a la venta de la hoja del viñedo que vale 500 rles; con lo que pagan a los guardas temporeros que en su tiempo guardan las viñas; si sobre algo se incrementan los ingresos para el presupuesto concejil.
Gastos concejiles: Entre otros, se paga el predicador de la Cuaresma 110 rles.
Servicios públicos Taberna-carnicería-Abacería, todo renta 40 rles.


En el paraje conocido por el Canchar (sic), en el señorío de Valdepusa se fundó hacia el 1.524 (sic) un caserío llamado Santa Ana de Bienvenida. El señor de de (sic) Valdepusa, marical (sic) Payo Barroso de Rivera, deseando repoblar su Estado y así mejor explotarle, se puso en relación con unos vecinos de Magán, para que se estableciran (sic) en el lugar mencionado. sus (sic) fundadores, según la relación de 1.578 (sic), fueron Diego García de López y Blas Muñoz. El feudal les concedió, carta-puebla, dad (sic) el 16 de octubre de 1.526 (sic), solares para edificar sus casas pajizas, par en cinco años levantarlas de ladrillo, tejándolas convenientemente; gravó con una gallina o su equivalente en reales cada una de las viviendas.
Al mismo tiempo les dio tierras, que estarían gravadas con el impuesto del dozavo, que afectaría tanto a las cosechas como al ganado.
Este lugar de Santa Ana pasaría a depender de San Martín de Pusa.
En cuanto al nombre de nuestro lugar, diremos que el culto a Santa Ana, procedente de Italia, se extiende por Castilla en el siglo XII. En la relación de 1.578 (sic) se dice que se llamó así porque ese nombre se dio a la pequeña y pobre iglesia, leventada (sic) con las limosnas del vecindario. Parece que el nombre primitivo fué (sic) El Canchar, paraje localizado a la salida de un valle en la falda de los cerros Manolito y Rochal. Ya antes de la fundación del poblado existía en las inmediaciones una ermita dedicada a Nuestra Señora de Bienvenida, por lo que el pueblo tomó ese apellido en atención la fama y antigüedad de esa imagen y ermita. Así continuaba llamándose en el siglo XIII.
Es el último de los pueblos fundados en Valdepusa.
Fue conocido su territorio por los hispano-romano-visigodos y musulmanes. Los allazgos (sic) arqueológicos asi (sic) lo testimonian; concretamente en este caso, hay un topónimo de origen árabe: Arroyo de Almadraques, que respalda ese doblamiento anterior: Almadra es lo mismo que manto, manta colchón de cama; sería por tanta (sic) el arroyo de la Manteja, o de la manta pequeña; al ser el que final un diminutivo-despectivo, usado mucho por los mozárabes.
En el 1.578 (sic) Santa Ana de Bienvenida era lugar de 80 vecinos, que viven en chozas de paja, dependientes de la villa de San Martin (sic) de Pusa. Es tierra fría, sana, montosa y áspera; abundante en leñas y pobre en aguas; de poca labranza porque es también poca la tierra para labrar.
En el año 1.594 (sic) tiene ya nuestro lugar 115 vecinos.
En el 1.646 (sic) se reducen a 34, en esta cifra se incluyen las viudas .
A finales del siglo XVIII era aneja su iglesia de la parroquia de San Martin (sic) de Pusa.