Foro- Ciudad.com

Oropesa - Toledo

Poblacion:
España > Toledo > Oropesa
20-12-09 17:20 #4224366
Por:No Registrado
MIS RECUERDOS DE OROPESA
Soy Oropesano de 1960, vivo en Madrid, mis padres salieron De Oropesa cuando yo tenía 3 años, y visitaban su pueblo y el mio todos los veranos, para las fiestas y en alguna celebración o suceso familiar.

Hasta que no cumplí los 6 o 7 años, no fuí consciente de la realidad de mi pueblo OROPESA y empecé a quererlo sin darme cuenta y en la distancia,

No teniamos coche y el transporte era el tren o el autobus de linea, recuerdo los viajes por aquella vieja carretera de extremadura en aquel autobus que cruzaba todos los pueblos en un recorrido que para un niño resultaba apasionante, en aquellos años 60; o aquel tren lento y traqueteante, en aquellos primeros años con máquina de caldera a vapor y carbón con aquellos bancos e interiores de madera, con aquellas maletas de cartón.

Pero sin duda la imagen, para mí más emocionante, era cuando estabamos llegando, sobre todo, la silueta de nuestro castillo, y finalmente la subida de la cuesta y la entrada a la entrañable plaza donde algunas veces había familiares esperando.

Recuerdo de niño que cuando pasabamos de Talavera, si me encontraba en el lado izquierdo, me pegaba al cristal del tren o del autocar y me quedaba minutos mirando al orizonte a la espera de ver aquella silueta para poder decir "Ya llagamos a nuestro pueblo".

Esa emoción la hemos vivido muchos Oropesanos que vivimos lejos de nuestro pueblo por diferentes motivos, yo hoy en el año 2.009, sigo viviendo en Madrid, y cuando regreso a mi pueblo, me sigo emocionando y cuando salgo de él sigo pensando: !HASTA SIEMPRE OROPESA!.

......CONTINUARÁ.
Puntos:
22-12-09 21:21 #4237555 -> 4224366
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
que bonitas palablas yo tanbien say del pueblo en el 62 y vivio en Madrid un saludo de una paisana Riendote
Puntos:
22-01-10 21:11 #4455656 -> 4237555
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA

Relato 2
Mis recuerdos de Oropesa
Julio, finales años 60

La llegada a la plaza en autocar era el centro de las miradas, en aquella época, carente de incidencias los que llegábamos sentíamos las miradas de todos, yo con casi diez años me sentía incómodo pues no estaba tan acostumbrado a ser observado, de algunos bares de la plaza salían con el “chato de vino” en la mano para ver a “los madrileños”.

Mis padres enseguida saludaban a sus conocidos y de lejos alguno saludaba a gritos y todo esto para mí era curioso pues yo no conocía a nadie, aunque sabía que pronto me encontraría con mis tíos y mis primos y empezaría el “besuqueo”, algo que me incomodaba bastante.

El mes de Julio en Oropesa siempre me ha parecido caluroso, aunque la llegada a media mañana era agradable.

Los olores a ganado, a estiércol y los continuos saludos cuando subíamos hacia Peñitas, a las casas de mis abuelas, cargados de bolsas y paquetes es algo que para los que vivimos aquella Oropesa nos marcó el orgullo de querer y ser del pueblo.

Para mí, que miraba con ojos de querer conocer, era un mundo nuevo, era una forma de vida fascinante, observaba a mis padres y les notaba en su ambiente con su gente y en su tierra y les repetía aquella pregunta de “¿venís pa mucho?” y ya desde el primer momento, en los primeros diálogos y bromas cordiales, entre diferentes frases, esa exclamación que salía una y otra vez “anda bolo” y que en Madrid no se decía.

Me sorprendía ver el suelo lleno de cagadas de todo tipo de ganado sobre alguna calle adoquinada y sobre las más numerosas de tierra y ver a personas acarreando agua en tinajas de barro, botijos o cubos de cinc y observaba a viejecitas con su pañuelo negro en la cabeza, barriendo las puertas de sus casas después de esparcir unas gotas de agua en el suelo polvoriento.

De vez en cuando y subiendo la cuesta, pasaba delante de algún portalón enorme de madera, se escuchaba el mugido de alguna vaca o el relinchar de algún caballo y el olor a ganado se hacía más intenso.

Y así, se iniciaban las primeros momentos cargados de sensaciones de una visita que durará varios días en un verano de finales de los 60 en mi pueblo Oropesa.

……….CONTINUARÁ
Puntos:
07-02-10 13:32 #4587823 -> 4455656
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Relato 3
Mis recuerdos de Oropesa
Julio, finales años 60


Los primeros saludos a las familias se convertía en un recorrido por la mayor parte de las calles de Oropesa. Toda la familia de mi madre y de mi padre, habían nacido en el pueblo, eran numerosos hermanos, algo normal en generaciones nacidas antes y despues de la guerra del 36, por lo que las distintas visitas se prolongaban durante dos o tres días.

A mí, como niño, me resultaba algo pesado, pero para mí, lo más emocionante, era recorrer las casas de mis tíos en compañía de mis primos descubriendo mundos fascinantes.

Era normal que en sus casas hubiera leña y fuego para hacer la comida con sus chimeneas que lanzaban un olor a hoguera que me resultaba agradable y me pasaba largo tiempo mirando las ascuas del fuego.

En el interior de las casas se colgaban chorizos y morcillas o ajos además de otros objetos que me sorprendían; la humildad del mobiliario con sus mesas de madera y sus sillas con esparto, o esos muebles de color pastel donde se guardaban platos y vasos o la cerámica colgada de la pared adornando con colores e imágenes fantásticas.

Por los pasillos o en algún rincón, tinajas con tapones de corcho y sobre alguna repisa, el botijo; ese botijo que tanto me costaba elevar para que de el saliera ese chorro de agua fresca, que en un primer momento, generalmente me entraba en la nariz o en el ojo, hasta que torpemente lo conseguía llevar hasta la boca donde difícilmente lograba tragar ante la risa de todos los que me rodeaban.

En Madrid también se usaba botijo y para mí no era un elemento desconocido, pero no era tan habitual su uso como en el pueblo y se notaba la falta de práctica durante los primeros días.

En esas primeras visitas, todo eran carantoñas y agasajos, recuerdo que aunque no sobraba la comida y se pasaban penurias, en cualquier visita mis tías sacaban rápidamente un plato de magdalenas y perronillas; nunca olvidaré aquellos sabores fabulosos de harina de verdad, huevos de verdad, manteca auténtica con sus ralladuras de limón y naranja que se veían entre la masa. Recuerdo encantado aquellos sabores que se fueron perdiendo varios años después y aquellos productos que se hacían sin pensar en conservantes ni colorantes (las magdalenas se ponían duras pasados dos o tres días), y aún así estaban estupendas. Mi más cariñoso recuerdo a D. Teodoro que trabajaba en la panificadora y me dio momentos de ensoñación con sus magdalenas.

Pero las sorpresas y los bellos momentos de aquel niño nacido en Oropesa continuaban minuto a minuto.

…….. CONTINUARÁ.
Puntos:
07-02-10 13:41 #4587897 -> 4587823
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
gracias por los recuedos !madre mia las peruniñas y las madalenas ¡ ya no tienen el mismo sabor ¿en que parte de madrid vives un saludo
Puntos:
14-02-10 14:52 #4661287 -> 4587897
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
A maiaoo

Me alegro que estas narraciones te traigan buenos recuerdos, espero que como a tí, a muchos otros le sirvan para retroceder agradáblemente a aquella época.
Estos relatos son muy fieles a mí realidad a y mis recuerdos,y espero que gusten a personas que compartieron aquella historia de Oropesa y conserven momentos parecidos y sensibilidad para valorar el pasado.

Un saludo
Volando con alas.
Puntos:
14-02-10 14:56 #4661297 -> 4661287
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Relato 4
Mis recuerdos de Oropesa
Julio, finales años 60


Pero de los momentos vividos, yo recuerdo la excitación que sentía al verme rodeado de gallinas y pollos, que se me acercaban quizás buscando de mis manos algo de comida en esos patios o corrales que casi todas las casas tenían y que proporcionaban unos alimentos directos, escasos, pero magníficos. Aprendí rápidamente a respetar al gallo, ese gallo que en alguna ocasión me dio algún susto y al que no dejaba de controlar con el rabillo del ojo, Esos gallos de Oropesa que por las mañanas anunciaban por todos los rincones, la llegada del amanecer de un nuevo día en el que aquellos Oropesanos, ya estaban en pié desde antes del alba preparándose para iniciar su duro trabajo.

También recuerdo dentro de sus jaulas aquellas liebres y conejos, animales que, con su timidez y temblor natural me resultaban frágiles y bellos. Cuantas veces me quedaba impresionado cuando alguno de mis tíos cogía algún conejo de las patas traseras, poniéndolo boca abajo, asestándole un golpe seco en la nuca y posteriormente despellejándolo, hoy día entiendo el valor que me aportó aquel aprendizaje de lo duro de la vida real y de la interrelación entre los animales de granja y las personas.

Palomas, Cochinos, ovejas, cabras, vacas, asnos o mulas, completaban la fauna con la que en aquellos años era muy fácil toparse, al igual que era fácil observar por muchas calles rastros cuantiosos de excrementos de estos animales en el trasiego desde los corrales a los prados de las afueras de Oropesa por las mañanas y de regreso a los establos por las tardes, con la compañía de moscas y tábanos; esos tábanos a los que personalmente empecé a odiar.

Recuerdo como a falta de aseos, donde realizar las necesidades fisiológicas, los corrales, los prados, y algunos patios se convertían en los espacios visitados para tal fin. A veces, me mandaban al corral y me ponía en cuclillas, sobre una lata, y desde mi perspectiva a ras de suelo, observaba a mí alrededor moverse gallinas y pollos en un entorno que hoy me provoca una sonrisa melancólica.


CONTINUARÁ.
Puntos:
20-02-10 21:18 #4708207 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA

Julio, finales años 60
Relato 5
Mis recuerdos de Oropesa


El silencio en las siestas de julio, durante el calor intenso es en Oropesa especial, el viento no es el incidente habitual en esta comarca de solana intensa y veranos aplanadores, pasadas las 14:00 horas, entre las calles se busca la sombra y entrar a las frescas casas de gruesas paredes muchas de ellas encaladas para hacer más soportable el intenso sol.

Lo cierto es que la siesta ya era una tradición que recuerdo, después de comer pocas personas o animales se dejaban ver y la casi inexistencia de motos, coches, televisores o aparatos de radio, convertían al silencio en algo natural.

Pero poco a poco, se alargaban las sombras de las casas, los primeros ecos de voces en las vacías calles, nos iban desperezando y se iniciaban tardes de visitas y paseos.

Era el gran momento, nuestras Oropesanas buscaban en la sombra de la calle el asiento de piedra o sacaban esas sillas de patas y respaldo de palo torneado de color marrón o negro y asiento bajo de esparto y empezaba el arte de los bordados.

Maravillas que de niño no alcanzaba a comprender y cuyo valor me llegó al alma cuando mi madre me entregó el mío, sin yo saber nada, como parte de mi ajuar. Ajuares que crearon grandes ilusiones en tantas jóvenes, que ya en su adolescencia, compartían corrillos de costureras con sus madres y sus abuelas.

¿Cuantos bordados tenemos guardados?, reliquias de aquellas manos y de aquellos ojos que no paraban de contar con la aguja. Tardes de pocas palabras y de mucho encorvar el cuello para sacar una pequeña ayuda que aportaran unas pesetas a las familias.

A veces, me sentaba en esas piedras limpias y observaba el colorido de aquellas figuras que aparecían del entrar y salir de agujas, entre unos manteles de telas fuertes que se completaban tras muchas tardes de trabajo; artesanía que las manos de las mujeres de nuestro pueblo, aportaron durante mucho tiempo a la fama de La Gartera. Recuerdo aquellos carteles que colgaban en algunas casas “Broderies Tipiques”, como reclamo hacia ese turista que se dejaba caer por la zona buscando ese arte heredado.

Me parecían mujeres de pocas palabras, abnegadas, sin mostrar queja ni desaliento, esperando recibir una pequeña brisa que las refrescara de esas tardes calurosas, solo levantando la vista ante la llegada o el paso de alguien conocido con el que simplemente se establecía un saludo austero.

Hoy recuerdo aquellos momentos y les doy un valor tremendo, desde estos relatos quiero homenajear a todas aquellas damas, que dejaron sin ser conscientes un legado, que de vez en cuando sale de los cajones, que por suerte he recibido, del que tengo el orgullo de enseñar con el valor emocional que representa el sacrificio de unas manos humildes, las de mi madre, a la que, siendo niño, miraba sentada en la silla con la mantelería en su regazo en aquellos veranos de Oropesa.


CONTINUARÁ….
Puntos:
20-02-10 22:28 #4708625 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
ME ENCANTAN TUS RELATOS DE QUE CALLES HABLAS YO RECUEDO A LA MUJERES COSIENDO EN LAS PUERTAS DE LAS CASAS .COMO SEQUE DAN VAN CUCHICHEANDO CUANDO IVA APASAR EL VERANO DESPUES DEL COLEGIO EN CASA DE MI ABUELA Y TIA
Puntos:
27-02-10 14:18 #4767268 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola mariaoo:

Me alegro de que estos textos te traigan algunos reguerdos, mi intención es que cualquier Oropesano que viva fuera o dentro de nuestro pueblo pueda recordar retazos de ese pasado del que venimos todos y que sin querer nos ha formado nuestro caracter y la forma de entender la vida desde niños.

A tu pregunta, te diré que había muchas calles pequeñas,tranquilas, de poco tránsito de animales que supongo que eran las ideales para que en las últimas horas de la tarde de aquellos veranos y en cualquier recodo donde diera la sombra, para poder observar tres o cuatro mujeres sentadas en sus sillas y bordando.

Calle Empedrada, Calle la Rona, Calle Pandero, Calle Mirasierra,y en algunos rincones de calles más transitadas como la Calle Peñitas.

Pero además, dentro de muchos patios, a la sombra de una parra o una higuera, sobre un suelo de tierra barrida, refrescado con unas gotas del escaso agua de pozos Oropesanos en compañía de algún gato que rondaba la calma de la tarde.

Una imagen que era facil de contemplar y que igual que mariaoo recuerda, seguro que cualquier adulto puede recordar.

En agardecimiento a tí mariaoo y aquellos que tienen algún interes por estos recuerdos y quieren a Oropesa, os dejo un acceso a un portal de internet que os puede gustar, es muy interesante, tarda un rato en cargar porque es muy completo, pero merece la pena:

Teclear en GOOGLE como búsqueda : "OROPESA MONUMENTAL PORTAL FUENTERREBOLLO".

Puede que alguno ya lo conozca, si no es así, espero que os guste.

Un saludo.

Puntos:
27-02-10 17:30 #4768291 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA

Julio, finales años 60
Relato 6
Mis recuerdos de Oropesa



Mi memoria tiene una especial simpatía hacia un personaje que sin pretenderlo me dejó huellas de esfuerzo y de comprensión y dedicación a la naturaleza domesticada y del que aprendí la voluntad de luchar.

La imagen de aquel agricultor sentado a lomos del asno negro, con las alforjas de esparto llenas de su carga.

Anciano con manos agrietadas tostadas por el sol y el aire, con durezas en la palma por el exceso de uso, con uñas quebradas sujetando aquella rienda a veces innecesaria.

Los pies plagados de cortes, en sandalias hechas con tiras de caucho negro, colgando desde aquellos aperos, sentado sobre la silla rellena de paja en una postura con las dos piernas de lado pero manteniendo un equilibrio seguro.

Su rostro siempre sereno con gesto serio pero sin perder detalle de su alrededor, hoy en el recuerdo no sabría decir su edad, pero no creo que bajara de los sesenta años y sin embargo, por las mañanas, por muy temprano que me levantara, cuando le visitaba ya se había marchado a trabajar.

Vivía solo, atendido de vez en cuando por algunos parientes que se preocupaban por su edad y su cabezonería de seguir luchando.

Lo que más me ha sorprendido siempre y que recuerdo hoy día es que sabía leer; era fácil encontrarle algunos restos de periódicos viejos que alguien le llevaba aunque estuvieran pasados de fecha, y me decía algo así:

“Lee mucho, de la lectura se aprende del mundo y te ayuda a ser persona”.

Veía algunos como él a lomos de asnos y mulos, con sus varas en la mano detrás de las vacas o echando de comer a los cochinos, pero también los observaba los días festivos con su digna presencia y sus ropajes cuidados y límpios para uso exclusivo de domingo a domingo con sus boinas negras y su mirar lleno de sabiduría.

Aquel anciano de nombre Manolo y su fiel asno Panterola me regalaron momentos inigualables y extraordinarios, sentado en aquella silla de montar ancha donde me veía inseguro, mirando desde una altura a la que no estaba acostumbrado aquel cuello del animal que desde arriba me parecía muy estrecho, moviéndose de un ladro al otro según caminaba transmitiéndome un miedo permanente a caerme pero con el agrado de la aventura de cabalgar a lomos de un asno entre las piedras del camino y sintiendo próximo el esfuerzo del burro con el movimiento de sus orejas y el temblor de sus patas.

En alguna ocasión tuve la gran suerte de que me dejaran dirigir el trillo sobre la parva de garbanzos, para mí uno de los momentos más divertidos de mi niñez; fueron muchas vueltas en círculo con la rienda de la mano, sintiendo el efecto que producía dirigir al asno con un simple tirar hacia un lado u otro.

Sentía la nobleza del animal y hoy comprendo el vínculo emocional entre Manolo y Panterota, tantos momentos de trabajo compartidos, es difícil de describir para mí, pero puedo imaginar el dolor que le supuso a Manolo cuando murió Panterota.

Hoy día, diría que los hombres Oropesanos de aquella época, eran serios, no muy habladores, protectores de lo suyo, enérgicos y reservados.

Claro, había de todo, como en todas partes, pero para mí y para mi memoria, aquellos hombres que se ponían en marcha con el alba hasta casi la puesta de sol y que sobrevivían a base de sacrificios y esfuerzos hasta edades avanzadas, son los que merecen el máximo honor de llamarse Caballeros Castellanos.

CONTINUARÁ:
Puntos:
27-02-10 18:00 #4768444 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola yo naci en la calle pandero .ya evisto le portal fuenterrebollo pero lo de la iglesia no se vez tu saves cono verlo .!ay la calle elconejal con su callejon el miedo que nos metian con el tio camuñas.Pe ro en que parte de madrid vives yo vivo por hortaleza un saludo de una oropesana
Puntos:
06-03-10 17:38 #4840841 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola mariaoo, aunque creo que no es importante, pero insistes, he de decir que vivo en el distrito de Vallecas.

Añadido a esto, una curiosidad que no se si conoces o conocen los Oropesanos:

¿Sabíais que en 1.957, unas cortas escenas de una vieja película se rodaron en Oropesa y utilizaron extras de nuestro pueblo?, los protagonistas eran Cary Grant, Frank Sinatra y Sophia Loren y se titula "Orguyo y Pasión". Algunos extras Oropesanos fueron disfrazados de franceses, entre ellos, mi padre.
Puntos:
06-03-10 19:20 #4841513 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA

Julio, finales años 60
Relato 08
Mis recuerdos de Oropesa



A diferencia de mi vida en Madrid, los viajes a Oropesa eran un contacto permanente con la naturaleza y con la fauna cotidiana. Cualquier momento suponía recibir emociones permanentes en un niño muy observador y que se quedaba embobado mirando durante largos minutos todas las maravillas naturales que durante todo el día me rodeaban y que en Madrid difícilmente tenía oportunidad de observar.

Un sonido que me despertaba con la fresca de las mañanas de Julio era el de las golondrinas y los vencejos, parecerá exagerado pero puedo asegurar que bajo los aleros de todas las casas había infinidad de nidos de estas aves que revoloteaban por decenas en el afán de pillar en vuelo los insectos mañaneros, dejando ecos por todas partes de sus piadas en vuelo por las silenciosas calles.

Me quedaba largos minutos viendo como entraban y salían de sus nidos iniciando un nuevo vuelo lleno de virajes rápidos y quedando hipnotizado con ese plumaje limpio y brillante en blanco y negro.

Las cigüeñas, curiosamente no me impresionaban tanto, quizá por su vuelo a más altura, no estoy muy seguro, pero fue por aquel entonces cuando un nido de grandes dimensiones estaba instalado en la torre de la plaza y que años más tarde fue retirado por la amenaza que suponía el peso peligroso, un nido que en aquellos años representaba una atracción más.

Sapos, lagartos y culebras eran fáciles de ser vistos por aquellos años sin ir muy lejos, liebres, perdices, se veían un poco más en el deambular por el campo y gavilanes, halcones, cernícalos, azores y otras rapaces pequeñas se observaban de vez en cuando buscando presas.

Infinidad de gatos y perros y los clásicos animales de sustento que con facilidad se podían observar en granjas, establos y por las calles de Oropesa.

Hoy día, reconozco que parte de la necesidad que tengo de recorrer senderos de montañas y valles españoles, afición que practico habitualmente, es buscando el reencuentro con aquellas sensaciones: respirar aire puro, buscar el sol, observar los pastos, las arboledas o experimentar la sorpresa de cruzarte con algún animal en libertad muy de vez en cuando.

Pero sin duda, la imagen que más me ha estremecido siempre es la línea de la Sierra de Gredos vista desde Oropesa. En algún viaje puntual a mi pueblo en primavera, algunos años después, he tenido la fortuna de ver desde el torreón del Castillo y bajo un cielo azul y limpio, el perfil blanco de nieve de toda la Sierra de Gredos destacando el Pico Almanzor con su perfil nevado; y en medio, el valle cubierto de tonos verdes, consiguiendo sentirme un verdadero privilegiado por unos instantes que pueden resultar rutinarios para los residentes en Oropesa, pero que para el visitante representa un momento inolvidable.

De vez en cuando me gusta hacer ruta por el circo y la laguna grande de Gredos y ascender a los portillones entre el Almanzor y los Galayos con vistas al sur buscando con emoción y satisfacción la imagen contraria, mirando hacia el valle, el río Tietar y el embalse de Rosarito y al fondo Oropesa.

Sin duda, pudo decir que gracias a aquellos momentos vividos en Oropesa finales de los 60, y la década de los 70, en mí se formó la raíz que hoy dia me obliga a buscar el contacto con lo natural y en cierto modo el rechazo a lo urbano y a la agobiante vida de las grandes ciudades.

Sigo sumando motivos para sentirme orgulloso de mi pueblo.

CONTINUARÁ…
Puntos:
06-03-10 23:21 #4843059 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola pisano perdona site molesta pero me gusta saber que hay oropesanos en madrid .si mi madre y abuela y tio/as tambien fueron extras
Puntos:
07-03-10 00:08 #4843350 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
No es molestia.

En Madrid acabaron muchos Oropesanos que emigraron desde los años 50 hasta los años 70, no sé si ahora se dará la emigración, pero para los jóvenes Oropesanos que puedan leer estos textos, he de recordar que en Oropesa, despues de la guerra Civil, como en muchos pueblos Españoles, por motivos ideológicos, por persecución política o por falta de futuro laboral, muchos buscaron suerte fuera de Oropesa.

Cuando yo era adolescente (años 80), sabía de muchos jóvenes Oropesanos que también decidieron marcharse y deseo que el pueblo sepa hacer las cosas bién para evitarlo en el futuro

En Madrid, por cercanía y por posibilidades de trabajo, se asentaron algunos, eran personas luchadoras con esperanza y ganas de salir adelante, yo llegué a Madrid con casi cinco años y recuerdo cláramente las dificultades y el sufrimiento de mis padres en los primeros años, pero con tenacidad nos sacaron adelante y en el caso de mi familia todo salió muy bién.

Madrid es una ciudad acogedora y facilita mucho la adaptación de los venidos de fuera, aunque no me considero muy urbanita, reconozco que Madrid es una ciudad donde cualquiera se siente comodo y si además se tiene la suerte de tener trabajo y salud, poco más se puede pedir.

Oropesa siempre ha tenido reconocimiento para los que se marcharon forzósamente, algunos han regresado despues de estar fuera mucho tiempo y otros estamos entre "dos aguas". He de decir, que me considero ciudadano del mundo y no me gusta establecer fronteras ni límites y me siento feliz en cualquier sitio, pero esa planicie con el promontorio donde se asienta mi pueblo representa mi origen y siempre será donde nací y de donde parte mi genética, además de darme vivencias y recuerdos muy gratificantes que fortalecen mi vínculo.

Un saludo.

Puntos:
07-03-10 00:46 #4843566 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
gracias por respoder un saludo
Puntos:
13-03-10 14:12 #4896189 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA




Julio, finales años 60
Relato 09
Mis recuerdos de Oropesa

Callejear por Oropesa a finales de los 60, y quiero decir “pasear por sus callejas” era en esos años descubrir toda la arquitectura castellana y rural.

Los grandes portalones de troncos tableados de madera que daban paso a patios y granjas en las mismas callejas del pueblo, asegurados con grandes clavos de forja, con grandes bisagras de portón de castillo con esas cerraduras de grandes dimensiones y pesadas llaves; era otro motivo de observación y asombro en mi niñez, pues tampoco era habitual verlas en Madrid.

La mayoría de las casas cubiertas de blanca cal, algunas con zócalos pintados hasta una cierta altura, de ventanas bajas y pequeñas, con puertas de tablones de madera de doble hoja horizontal que también me llamaban especialmente la atención, pues por falta de costumbre, al estar la mitad de abajo cerrada, y debido a mi estatura de niño, solía darme algún coscorrón con la otra mitad de arriba, hasta que después de varios días, le pillaba el “tranquillo”; puertas que siempre estaban entreabiertas, pues era gran valor el respeto de lo ajeno y el aviso al entrar con tono alto ¿estáis en casa?, por supuesto, la típica cortina tras la puerta, para evitar la entrada de insectos.

Tejados de teja cubierta de hierbas y musgo ya seco y áspero por estas fechas donde se cobijaban algunas lagartijas temerosas de ser vistas por alguna rapaz, pero que durante algún viaje de primavera, mostraban una capa vegetal verde en algunos casos con flores y helechos con el brillo del rocío mañanero que incluso desde mi pequeña estatura era una postal motivo de asombro.

Ya comenté en otro relato sobre las rocas graníticas pegadas a las fachadas de las blancas paredes, rocas pulidas por el descanso de infinidad de momentos y que invitaban a sentirlas sentados a la fresca de la mañana, disfrutando del silencio y la tranquilidad sosegada, interrumpida por el saludo de algún paisano; me recuerdo en algún momento sentado asolas en esas piedras, en silencio, observando las golondrinas, y hoy día, en la memoria, recibo una sensación de sosiego y puedo decir que me sentía fuera de este mundo y “volando con alas”.

En ese deambular por plazas y calles, tengo un recuero especial para el pozo de mi infancia en Oropesa, pozo de la Calle de la Rona, sobre un suave promontorio de rocas, sus cuatro lados conformados por otras tantas rocas trabajadas y pulidas para dar forma a su consistentes paredes planas; a cuyos bordes me asomaba, en aquellos años con la fortuna de que aún tenía agua y donde veía reflejada mi cara durante el típico grito para escuchar el eco y donde en algunas horas del dia se reflejaba el sol en telas de araña que se podían ver en la parte interna del pozo y extendidas de sus paredes de roca.

Era para mí asombroso la facilidad que representaba para aquellos que llegaban con cubos, lanzarlo con un pequeño giro que les permitía entrar a la superficie del agua boca abajo, solo sujetos por una cuerda y como a pulso lo elevaban sacando el agua fresca y limpia. He de decir que en Madrid, donde yo vivía, no teníamos agua corriente en las casas, pero si disponíamos de una fuente pública donde tras esperar un rato, en una fila de personas, podíamos disponer de agua sin problemas todo el año.

Los Pozos Oropesanos, a los que se acercaban durante el día diversas personas con cántaros y cubos para sacar esa agua tan necesaria y que aunque escasa por aquellos años, permitía aguantar caudal hasta bien entrado el verano, luego, pocos años después con el aumento de visitantes, me resultaba más difícil verlos con agua y se adivinaban las piedras del fondo, presagio de un problema que se venía encima dando paso a las continuas quejas, no obstante, quiero dejar estos párrafos en el recuerdo para dedicar a nuestros pozos que ofrecieron un agua bastante buena durante siglos a muchas generaciones y que permitieron la vida y la posibilidad de establecerse a nuestros antepasados.

CONTINUARÁ….
Puntos:
19-03-10 14:42 #4936163 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA

Julio, finales años 60
Relato 10
Mis recuerdos de Oropesa


Mis padres no le daban importancia a la práctica religiosa y yo no tenía la costumbre de observar a devotos y practicantes camino del templo y menos dentro de él.

Los domingos, por la mañana, el silencio de las calles se rompía con las campanas de la iglesia, tañido insistente que se mezclaba con el continuo piar de los gorriones, vencejos y golondrinas.

Desde muy temprano, empezaba el trasiego tranquilo de oropesanas y oropesanos por todas las calles con dirección hacia la iglesia; ellas con su velo negro en la cabeza sus vestimentas oscuras y sencillas y con su rosario en las manos, y en algunos casos, colgado al cuello, aquella imagen religiosa impresa que luego supe se llamaba “escapulario”; los hombres con traje limpio normalmente oscuro muy afeitados y con sus boinas de poco uso.

En el deambular hacia la iglesia, tan solo un saludo austero como ausentes por la premura en llegar a la cita dominical.

Pero sin duda, lo más sorprendente para aquel niño que alguna vez entraba en la iglesia en aquellos años, era el profundo silencio y el recogimiento de todos los asistentes. Cualquier pequeño sonido: el crujir de los bancos, los pasos de las personas, se hacían estruendosos, no hablemos del tremendo estallido que suponía un simple estornudo o tos imprevista. Ese silencio del templo siempre me ha acompañado junto con la intensa devoción de los asistentes con su participación en la liturgia, su pulcro conocimiento del rito y su respetuoso comportamiento.

Recuerdo con asombro como al finalizar la misa todos iban saliendo a la calle por la bella puerta principal de la iglesia en esa pequeña explanada a modo de balcón, ensimismados en su silencio y como las primeras frases o saludos que establecían unos con otros, se mantenían en un tono bajo, casi susurrante; hoy día pienso en ello, como una actitud de respeto de unos hacia los otros, hacia sus creencias y sus sentimientos y para tal vez, para no alterar la paz que uno mismo o que cada cual pudiera haber conseguido tras la misa.

Ciertamente, no soy un católico practicante habitual, pero he de afirmar que aquellas sensaciones de niño en la iglesia de Oropesa, impregnaron en mí algo de espiritualidad que cuando visito cualquier iglesia o catedral en cualquier viaje me provoca la contención de la palabra y me predispone a ofrecer con mi silencio mi máximo respeto a todas esas personas que en su soledad manifiestan su entrega al rito.

Hoy día el comportamiento de los fieles dominicales no es tan rígido y eso, tal vez, le resta el encanto de aquellos años en los que el peso de la fe religiosa individual se vivía de manera muy profunda para bien o para mal.

Cada cual se marchaba a su casa o a la taberna o a dar un paseo, con sus culpas o sus satisfacciones y la vida seguía un domingo más por las callejuelas de mi pueblo.



CONTINUARÁ…
Puntos:
28-03-10 18:38 #4992788 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Julio, finales años 60
Relato 11
Mis recuerdos de Oropesa

Si en los primeros días sentía miedo, la costumbre me enseñó a deambular por las sombras.

Las noches de los veranos en aquellos años eran muy especiales, con sus calles pobremente iluminadas por escasos faroles muy distantes unos de otros, el reino de las penumbras y grandes espacios oscuros a lo largo de las calles silenciosas y de poco tránsito hacía las delicias del misterio y la fantasía.

Todos los sonidos de las aves mañaneras o de los animales en los corrales desaparecían cuando entraba la noche y con la compañía de algún primo buscábamos emociones infantiles cerca de las piedras de la tapia del cementerio o por los muros del castillo.

Lo más impresionante era mirar al firmamento, cuando la vista se acostumbraba a la oscuridad total y con la tensión del miedo al máximo, quedarme mirando las estrellas era fantástico, no tenía ni idea de conceptos de astronomía pero el paisaje que recorría con mi mirada era tan nítido y bello que solo un estremecimiento final y la molestia de mi cuello por mirar largo rato hacia arriba me obligaban a bajar la vista a las rocas oscuras del suelo y a caminar con la cautela necesaria para no dar un traspiés.

Caminamos por la calle del Castillo a la calle del Paseo y de ahí al principio de la Calle del Museo y entrando en la calle de las Monjas, un resplandor intermitente se adivinaba desde lejos, según bajábamos y nos acercábamos, se escuchaba de fondo el sonido y el eco de voces.

Tras descender brevemente la Calle del Museo, a la derecha, el causante: el cine de verano de Oropesa; en más de una ocasión, con el permiso de mis padres, tuve la oportunidad de pasar a ver alguna película y recuerdo claramente la hierba del suelo, las frías sillas metálicas colocadas algo desordenadas y ese resplandor de la imagen de la pantalla que se trasladaba a los muros interiores encalados.

No solía haber mucha gente viendo la película y algunos de los que estaban en el patio de butacas “nunca mejor dicho”, no paraban de moverse de un lado para otro, hoy lo recuerdo como algo caótico en comparación con los cines de verano a los que estaba acostumbrado en Madrid.

Llegar a la plaza algo más iluminada y con los bares muy concurridos era otra cosa, los oropesanos, se congregaban en las innumerables tascas buscando, en la mayoría de los casos, el “chato de vino” algunas veces suavizado con gaseosa, pues la cerveza, en aquellos años apenas era solicitada, y para nosotros los niños la Mirinda, la Pepsicola, La Pitusa o algún otro refresco que resolvían la escasez de agua y la necesidad de azúcar.

Una partida en la máquina de bolas que había al fondo en el bar La Perla y para casa a dormir, volver a pasar por esas calles vacías y en penumbra con el cansancio de un día de emociones era el mejor remedio para bajar la excitación vivida, a veces mis padres estaban de visita en casa de algún familiar y me tocaba sentarme a esperar en la oscuridad y la soledad de la calle, y apoyando la cabeza en el muro de la pared volver a levantar la vista y buscar un nuevo estremecimiento contemplando el techo de estrellas para recibir esa grata compensación que a algunos nos transmite el firmamento estrellado, un regalo de paz y sosiego en las noches del limpio cosmos Oropesano.

CONTINUARÁ…

Puntos:
28-03-10 18:50 #4992838 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
QUE medices de los paseoslos domingos por la tarde plaza arriba plaza abajo y los puestos de chuches en los portales .yo recuerdo tanbien cuando iban por las calles los domingos vendiendo los tostones te acuerdas
Puntos:
28-03-10 21:33 #4993603 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola Mariano

Pues si, los tostones, seguro que a muchos Oropesanos les parecerá insólito, pero cuando volvíamos a Madrid, muchos nos llevábamos alimentos del pueblo; en mi familia, los paquetes se componían de dulces, embutidos de matanza, en otoño higos de las higueras oropesanas, garbanzos y como no, los tostones.

Una de las cosas que a mi juicio el comercio de nuestro pueblo no supo cuidar y que sí han sabido promocionar en otros pueblos de España, son los productos auténticos y típicos de siempre; es posible que dejara de ser negocio y que nadie se atreviera a mantener aquella forma de hacer los productos propios y era más cómodo y barato llevarlo de Talavera o de otros pueblos de la comarca aunque fuera envasado con colorantes y conservantes, pero el sabor de aquellos “torraos” o las “perronillas” o los “mantecados” o el “pan” o los “huevos de gallina de corral” o la “morcilla” o los “torreznos”, o las “gachas”, o las "migas" ¿Por qué no se ponen en los restaurantes Oropesanos?, ¿Por qué no se ponen en nuestro Parador?, es posible que sea por falta de voluntad para conservar lo tradicional o por que no es comercial y sería bueno para el presente y para el futuro mirar un poco lo de la tierra; en otros muchos pueblos sí se hace y da buén resultado.

Oropesa no solo debe destacar por sus jornadas medievales, sus fiestas patronales, sus monumentos; se debería recuperar gastronomía propia, y faltan dos o tres restaurantes amplios y típicos que apuesten por ofrecer los buenos productos que pueda dar la región y nuestro pueblo.

Aquellos paseos repetidos arriba y abajo desde Peñítas hasta la plaza y continuar por los alrededores del castillo, donde las mozas iban del brazo mostrándose muy arregladas a la conquista de aquellos mozos descarados y atrevidos que no dejaban de seguir con la mirada los andares tranquilos del paseo festivo.

Hoy con el uso del coche, todo eso ha quedado perdido y no motiva a nadie; hoy todos buscamos espacios más amplios y se han quedado en la memoria de muchas personas aquellos momentos que a nuestro modo eran especiales; fueron parte de una forma de vida y que de alguna manera, cuando pasen muchos años, los historiadores de Oropesa podrán sorprender con relatos de nuestro pueblo donde todos se vestían de domingo con lo mejor para pasear, sentarse en la plaza, tomar un vino y con unos tostones o un “liao de tabaco” para hablar de los hijos, de los novios, de la tierra, del ganado o del último fallecido.

Una historia hermosa que no deberíamos olvidar.
Puntos:
29-03-10 13:31 #4996167 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
como me gusta estos recuerdos ¿pero teas dado cuenta que nadie hace comentario alguno como si se avergonzaran de esos tiempos ? un saludo de una paisana
Puntos:
29-03-10 16:26 #4996980 -> 4661297
Por:eupidio

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
de vergüenza nada, tan solo, respeto al autor, aunque se podrían añadir
mas vivencias de entonces, yo tambien rondo su edad y soy uno de los que
se fué a la capi y volvió a su pueblo.
Puntos:
29-03-10 19:38 #4998054 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
bueno esto esta mejor ya hay mas movimiento .A porcierto queo que no efartado el respeto a nadie . ME alegro por ti por aver buerto al pueblo .
Puntos:
30-03-10 20:00 #5003737 -> 4661297
Por:Irons

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hacía mucho que no me pasaba por aquí precisamente por el poco interés de las conversaciones que por aquí se daban, pues más que de interés me parecían interesadas.

Ha sido un placer descubrir estos escritos y disfrutar añorando y recordando mi tierra lejana.

Muchísimas gracias por compartirlo paisano, ojalá y algún día pudiera ser publicado porque tiene un valor tremendo. Todos recordamos pero pocos saben plasmarlo en papel como tú lo has hecho. Mi más sincera enhorabuena.

Un saludo.
Puntos:
30-03-10 20:24 #5003906 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola como me alergo que esto enpice a interesa a mas paisanos sobre todo para la persona que lo escribre Riendote Enseñando la lengua Muy Feliz Sonriente
Puntos:
10-04-10 13:00 #5064440 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola Eupidio

Gracias por tu aportación, y por tu consideración respetuosa a mis escritos.

Tú que has vuelto al pueblo después de vivir fuera de él, seguro que tienes muchas cosas que contar sobre los cambios de forma de vida en Oropesa, sobre la evolución de esa sociedad, y seguro que tienes un buen criterio sobre el antes y el ahora.

Si así lo estimas, tus impresiones pueden venir muy bien en este foro.

Un cordial saludo de “Volando con alas”.
Puntos:
10-04-10 13:16 #5064505 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola Irons

Muchas gracias por tus comentarios.

Al igual que a ti, cuando localicé por primera vez este foro, me pareció “pobre de contenido” con todos mis respetos para los que participan en el.

Y se me ocurrió lanzar unos Recuerdos sinceros que motivaran a aquellas personas vinculadas con Oropesa a participar y dar más valor a un foro que por su difusión a nivel nacional, presentara una imagen de nuestro pueblo, de su historia y de sus gentes, pretendiendo que esa imagen sea lo más “natural” posible.

Me alegra que con tus comentarios, realces el objetivo de mis relatos, y me alegra que entre todos aportemos nuestro granito de arena para que dentro y fuera de Oropesa, todos seamos conscientes que las opiniones con alma son las que más dignifican a nuestro pueblo.

Un saludo cordial de “Volando con alas”.
Puntos:
10-04-10 13:27 #5064547 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Hola mariaoo

Me alegra leerte siempre “tan cañera”.

Pillo tus comentarios por diferentes sitios y me pareces UN SOL, no te cortas ni un pelo y reconoces con alegría que cometes faltas de ortografía “por un tubo”.

Sigue con ese ánimo, a tu manera, me pareces muy natural y eres el “puntito de lo auténtico” que necesita este foro.

Un abrazo entrañable y no cambies.

Volando con alas.
Puntos:
10-04-10 13:35 #5064592 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
gracias por tus palabras eso me hace muy feliz un abrazo .mariaoo
Puntos:
10-04-10 14:25 #5064816 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Julio, finales años 60
Relato 12
Mis recuerdos de Oropesa

La gran suerte que tuvimos todos aquellos que vivíamos a finales de los 60 de manera temporal o permanente en Oropesa, fue que sin querer contemplábamos “dos mundos”:

Desde mi estatura de niño, ver pasar aquel coloso era muy asombroso, tirado por mulas o bueyes, en ocasiones, me tenía que cobijar en una puerta o en un recodo hasta que pasaba el impresionante carro.

Primero veía venir el tiro, los animales me parecían nerviosos y cuando los miraba a los ojos sentía miedo de verdad; el yugo me sorprendía sobre la cabeza de los bueyes, me parecía pesado y sentía angustia por ver a los animales cabecear obligados el uno por los tirones del otro.

En cambio, cuando veía a mulas, asnos y otros equinos tirar de la pesada carga me parecían más libres y menos oprimidos.

Los “mástiles de madera” que venían a continuación y que tiraban de toda la estructura siempre me parecieron frágiles y en mi ingenuidad y mi inocencia no entendía como resistían tanto peso, años más tarde comprendí que el peso caía sobre las ruedas.

Pero para mí, el espectáculo aparecía con el armazón del carro y las ruedas.

Cuando era un carro de los grandes, a la altura de mi cara pasaba el eje de la ruedas lleno de grasa con la refuerzos de hierro forjado y girando los enormes radios de madera que sujetaban la gran circunferencia también de madera rematada por la lámina de latón claveteado que pegaba trompicones estruendosos contra las piedras de las calles de Oropesa.

Tenía que alzar la vista para ver los diferentes palos y varas que unidos, no recuerdo de que manera, formaban un gigantesco “cesto” del cual salían grandes “mechones” de largas hierbas que desconocía para que servían; unas veces eran verdes y otras veces amarillas, hoy puedo suponer que se trataba de alfalfa, avena, trigo, cebada, y otros productos del campo.

Según iba pasando, a veces ocupando casi todo el ancho de las callejas, se desprendía un rastro de restos de hiervas y de excrementos de los animales, pero sin duda, para mí, el observar a veces de pié al conductor en la parte delantera del carro tirando de las riendas, gritando a las reses, en un equilibrio increíble dando tumbos de un lado a otro por las rocas y las grietas de las calles Oropesanas, me dejaba boquiabierto no entendieno ¿por que no se cae?.

Algunas veces, ya estaba bien lejos, cuando me daba cuenta que seguía quieto en la puerta o en el rincón elegido de manera casual, con la sensación temerosa que semejante coloso pudiera golpearme, y salía desorientado del sitio asombrado por lo vivido.

Pero junto a este “mundo”, a los que estábamos allí, se nos abría “otro”, como ya conté mis padres nunca tuvieron automóvil; y en Oropesa ya había algunos que tenían un SEAT 600, hasta en esto, por suerte de ocasiones con familiares o conocidos de mis padres mis estancias en Oropesa me iniciaron en la aventura de conocer los alrededores de nuestro pueblo subido en esta reliquia de la nueva era, hoy soy consciente que los que vivimos ese tiempo no pensamos en que los carros que durante tantos siglos fueron el medio esencial de carga, estaban llegando a su fin y que pronto serian sustituidos quedando en los recuerdos de algunos que estábamos allí para verlo y en los museos.

CONTINUARÁ…
Puntos:
10-04-10 15:59 #5065230 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola irons me alegro poder saludarte que estas fuera de españa lo digo por que como dices tierra lejana un saludo y comerta cosa en el foros yo tencontetare vale un saludo de una paisana
Puntos:
13-04-10 17:49 #5083499 -> 4661297
Por:Irons

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
No exactamente Maríaoo. Y es que España tiene tierras más lejanas que sus países vecinos, a casi 2000 km. Tan lejos que hasta tenemos diferente franja horaria.

Volando con alas, no haciendo mucho que nos dejó el ilustre Miguel Delibes y mucho más atrás Antonio Machado, siento el mismo aliento de Castilla que nos ofrecen éstos en su legado. Tómatelo como un cumplido, pues así quiero que sea.

Un saludo paisanos.
Puntos:
17-04-10 16:00 #5111852 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Julio, finales años 60
Relato 13
Mis recuerdos de Oropesa


El niño se dejaba llevar, ya habían pasado varios días y esa entonación especial de los lugareños se había pegado, cuando hablaba ya me salía fácil eso de “anda bolo” y sin querer mis frases eran más de la tierra. También lo notaba en el tostado de mi piel, se me había pegado el colorcillo de los paseos en Julio por las calles del pueblo y sobre todo las salidas a los campos por esos caminos ordenados por las lindes de los muros irregulares de piedras colocadas por las manos de los campesinos; caminos de tierra seca entre la que afloraban rocas redondeadas de cierto tamaño en las que las lagartijas y los saltamontes no paraban de trastear.

Las zarzas en los márgenes y algunos arbustos de porte seco y sin lustre, eran fáciles de ver en recodos y zonas algo más húmedas; a veces por encima del muro de piedra observaba prados de cereal y los sembrados de melones y sobre todo de aquellas sandias de piel de varios tonos verdes no muy oscuros, con pipos negros y marrones y con una pulpa rosácea poco dulce; que en algunas ocasiones me dieron a comer recién cortada de la mata, caliente, que me provocaba con un gesto de desconcierto saboreandola con falta de entusiasmo.

Muchos olivos, bastantes higueras, algún almendro, son los árboles que recuerdo me ofrecían la sombra deseada bajo el sol tremendo de las seis o las siete de la tarde; las cigarras o chicharras como así las llamaban, junto con los grillos eran el sonido del campo.

Cuando mis padres decían que íbamos a pasar unos días de vacaciones al pueblo, no existían ni los limites geográficos ni los urbanos o municipales. Cuando eres un niño, los alrededores del pueblo no tienen límite; para mí cualquier campo o paisaje o río, por muy lejano que estuviera eran de mi pueblo.

El 18 de Julio era festivo por aquella época, y fue el día de la gran sorpresa, empezó con mucho jaleo a mi alrededor, bolsas con comida, sombreros de paja, gafas de sol en algunos adultos, el bañador bajo la ropa y algún flotador de plástico muy pequeño.

La suerte ha querido que un montón de niños pasemos a la parte trasera del SEAT 600, es por la mañana y hace bueno pero sin calor, las risas de todos nosotros y la colocación, unos sobre otros, provocan las miradas ilusionadas de nuestros padres desde fuera del coche; a alguien se le ocurre decir: “atrás van siete niños, alante dos adultos”, más risas de todos; y así, en este 600 iniciamos el paso por debajo del arco de la torre de Oropesa, cruzamos la plaza con las miradas de todos los ancianos allí congregados siguiendo nuestro recorrido, alguno levantando la mano sujetando la garrota en ademán de saludo y descendemos la cuesta para salir a “la general”.

Lógicamente no tengo ni idea a donde vamos, pero las risas iniciales se convierten en pura juerga cuando el pequeño coche empieza a dar ligeros botes y trompicones al pasar sobre los interminables baches de la carretera. Los achuchones de unos contra otros y algún coscorrón con la ventanilla nos distraen y alimentan nuestro nerviosismo, la carretera era casi un camino lleno de agujeros con los bordes raídos de grietas y donde las matas y arbustos de los laterales rozaban en algunos momentos la chapa del coche .

Entre el ajetreo, tengo tiempo de mirar hacia la derecha y ver el sol, aún bajo; y mirando hacia atrás otros dos coches donde creo que vienen montados mis padres y al fondo el castillo de Oropesa que se aleja y se hace más pequeño. El coche baja la velocidad, pues nos acercamos a un carro y tengo más tiempo para volver a mirar a la derecha donde un infinito prado de espigas amarillas que se perfila en el horizonte con un cielo de un azul limpio dando una luz clara y hermosa; adelantamos el carro y de nuevo los baches y las risas y empujones.

La gran recta que me dejaba ver los otros coches ha pasado a ser curva tras curva, se ven más árboles y hace un ratito hemos cruzado entre las casas de un pequeño pueblo.

No estoy acostumbrado a montar en coche y me noto un poquillo raro del estómago, pero el nuevo paisaje me va a distraer lo justo para aguantar hasta el final; ahora por la ventanilla a la derecha veo un río, sus aguas se mueven entre rocas redondeadas, a veces con más agua, a veces sin ella pero siempre con árboles en la orilla.

Un aviso nos hace mirar hacia delante, “ya llegamos al puente”, veo como la carretera gira a la derecha sobre un puente de piedra y tras cruzarlo, giramos esta vez hacia la izquierda y al ratito baja la velocidad; el río ahora queda en el lado izquierdo y no lo puedo ver muy bien, la arboleda parece más densa y la hierva más verde, sin darnos cuenta, todos nos hemos callado y estamos pendientes de que el coche se pare definitivamente y salir.

Después de que han llegado los otros coches, nos dejan abandonar la parte trasera del seiscientos saliendo por las dos únicas puertas que tiene, y para mí se abre un mundo nuevo; sigo pensando que estoy en mi pueblo y me parece fantástico.

La tranquilidad, el frescor de la hierva, los juncos, el rumor del agua, las largas hiervas flotantes moviéndose onduladamente con la corriente de un agua limpia donde el verde resalta con todos sus matices desde el fondo hasta la orilla.

El olor a húmedo, los trinos de los pájaros, el revoloteo de las libélulas con esas alas de colores brillantes, los sonidos suaves del agua que en esta parte pasa más calmada y con un caudal suficiente para un baño tranquilo acompañado por el croar de alguna rana y el continuo piar de los pájaros.

Me dicen “Se llama río Titar y estamos cerca de Candelada”… no di ninguna importancia a la explicación pues para mí seguía siendo el río de mi pueblo, y me parecía el sitio más bonito del mundo.

Llegó el momento de entrar al agua, y eso ya era otro tema; todos los miedos me llegaron de repente, pero la valentía de otros niños me animaron. Entrar no era fácil, el borde de hierva dificultaba ver lo que venía después y la sensación en los pies para quién no está acostumbrado al fango, no resulta agradable en un primer momento. Poco a poco la piel se acostumbra y las sensaciones y los miedos se apaciguan, de vez en cuando pisar sobre la arena resultaba más confortable, y perdido el miedo se empieza a disfrutar del chapoteo y del juego.

De repente, bajo el agua, una sorpresa y un pequeño susto, ¡algo me ha picado! el pié; me dicen que son pececillos que besan la piel, pero no me quedo muy conforme y procuro no quedarme parado mucho tiempo dentro del agua, pues me doy cuenta que cuando estoy quieto me “pican” más; el sol estaba más alto y caminando sobre una zona más arenosa, me doy cuenta de la transparencia del agua y decido hacer una sentadilla en la arena hasta que el agua me llega a los hombros y miro hacia la arena observando como unos pececillos se van aproximando a mis pies y mis piernas; el picotazo inicial pasa a ser cosquilleo y sonrío por este momento tan especial.

Unas llamadas para comer, pero antes secarse y al mirar, ya están plantados los manteles sobre la hierba, bajo la sombra de dos árboles, pues al sol ya hace calor y aunque una ligera brisa reconforta la piel, en la sombra se está de maravilla. Sobre los manteles, la tortilla de patatas, el chorizo y la morcilla de matanza, el queso, el conejo con tomate, pan de hogaza y sitio para sentarse; y fuera del mantel sobre la hierva dos botas de vino y un cubo con trozos de hielo partidos de aquellas barras de hielo para enfriar las botellas de refrescos; colgado de la rama de un árbol el botijo al que acudíamos de vez en cuando y al que ya le había “pillado el tranquillo” para no empezar con el chorro por los ojos o la nariz.

Estaba sentado en el borde del mantel con el bocadillo a medias cuando surgió una araña que me hizo saltar cayendo hacia atrás haciéndome tirar el bocadillo, todos me miraron y algunos se acercaron, tenia unos cinco centímetros de pata a pata, pero al verla sorpresivamente me pareció que era gigante; esto que para los demás fue una anécdota, a mi me acompañará toda mi vida como uno de los sustos que más me impresionaron de niño.

Después de la siesta y la “digestión obligada” otro bañito, el agua ya más agradable de temperatura pero el cuerpo más cansado y enrojecido por el aire y el sol, me tomé más tiempo para observar a las libélulas que me fascinaban y mirar detenidamente el balanceo de los juncos con la brisa de la tarde.

El regreso dentro del 600 no fue tan ajetreado, aunque íbamos en la parte trasera los mismos de la ida, el cansancio y la energía derrochada durante todo el día no nos dejaba ganas para nada, esta vez también tuve la oportunidad de mirar por la ventanilla hacia el lado contrario de por la mañana y poder ver la caída del sol con colores muy distintos; los tonos más anaranjados se proyectaban en los pastos en la carretera bacheada, ahora de cara a la gran recta que conduce a Oropesa, algunos insectos chocan en el cristal delantero del coche, las sombras se alargan y nuestro Castillo se acerca.

Durante muchos años después, esta misma imagen en muchas otras ocasiones siendo adolescente y luego adulto: el atardecer, la larga recta de la carretera, la silueta del pueblo al fondo, las largas sombras, el olor a los sembrados de la tarde que se meten por las ventanillas bajadas; siempre me han emocionado profundamente, pero aquella primera vez, con mi aventura particular “en el río de mi pueblo” no se me olvidará jamás.

Mi más sentido agradecimiento a aquellos familiares Oropesanos que nos permitieron disfrutar de tantos momentos agradables durante las excursiones en nuestra tierra con aquellos seiscientos.

CONTINUARÁ….
Puntos:
17-04-10 16:09 #5111892 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
En el párrafo .............Me dicen “Se llama río Titar y estamos cerca de Candelada”… se me ha quedado sin poner la "E" de TIETAR, al repasar la lectura me he dado cuenta y me parecía una ofensa hacia ese río maravilloso.

Que quede muy claro, RIO TIETAR.
Puntos:
17-04-10 16:16 #5111929 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Y por supuesto,el otro error se corrije, es CANDELEDA, ese pueblo maravilloso a las faldas de GREDOS, en sus gargantas algunos años después también tuve la oportunidad de disfrutar de sus limpias y transparentes aguas.
Puntos:
17-04-10 20:52 #5113318 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola volando con alas sabes que este finde estas las fiestas medievales yo no puedoir
Puntos:
17-04-10 21:05 #5113399 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola irons -pero donde estas .bueno espero que estos mensajes tegusten tedire los dias 16 -17-18 secelebran las fiestas medievales y todo elpueblo sepone muy bonito bueno puede que ,ayas visto las fotos en `pagina del pueblo un saludo de una pisana
Puntos:
23-04-10 17:03 #5154011 -> 4661297
Por:Irons

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Jeje escribo desde Canarias. Conozco los medievales ya que algún año me he podido escapar, pero no ha podido ser éste, una lástima... Ya vendrán otros.
Un saludo.
Puntos:
23-04-10 18:03 #5154472 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hola irons tedire yo tanpoco e podido ir pero este año haestado mas flojitas por la lluvia
Puntos:
23-04-10 18:20 #5154586 -> 4661297
Por:Irons

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Sí, al menos de gente. Pero ya se sabe que con los oropesanos ni la lluvia puede Sonriente
Puntos:
23-04-10 19:24 #5155004 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
hace mucho que no vas al pueblo .yo vivio en madrid y voy a hora un poco mas
Puntos:
24-04-10 16:21 #5159366 -> 4661297
Por:volando con alas

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Julio, finales años 60
Relato 14
Mis recuerdos de Oropesa

Y llegó el día, al igual que cuando llegamos, las visitas a los familiares pero esta vez para la despedida, y cada interior de cada casa diferente.

Las más humildes, pequeñas y con pocos muebles, con el hogar y las ascuas encendidas en julio para preparar la comida, con las tinajas y sus tapones de corcho, muy sombrías por las pequeñas ventanas, con alguna fotografía antigua en blanco y negro difuminada en sus trazos representando la imagen de algún antepasado, casas de techos más bajos con vigas de troncos irregulares y cilíndricos de madera vista y pintados de marrón o negro resaltando sobre la blanca cal del fondo del techo algo descascarillado, cercos sin puertas que dan a pequeñas estancias ocultas por una simple cortina de tejido de lana, algunas sin luz natural rodeadas de paredes blancas desde el suelo hasta el techo, donde algún crucifijo o alguna vieja estampa de algún santo dan sensación de austeridad de convento de clausura, camas con barrotes de latón cubiertas con colchas sencillas sobre colchones redondeados con interior de recortes de lana que había sido ahuecada con el esfuerzo del cuerpo y el golpe de la vara; cables eléctricos trenzados y colocados a lo largo de la superficie de las paredes que terminan en una llavera circular con una mariposa de madera que se giraba hacia un lado o hacia otro para encender o apagar, pero que en otros casos finalizaba en una “pera” blanca y pequeña con un pulsador para dar luz a la bombilla que cuelga del casquillo en medio del techo con el cable trenzado; un espejo viejo y cuarteado remata un vasar.

El hule de plástico sobre la pequeña mesa rustica de madera que soporta un plato de cerámica para proteger un botijo de barro de gran tamaño. Al salir y entrar de estas austeras casas, la mencionada puerta de doble hoja con la que apenas ya me doy coscorrones y miro el detalle de la cerradura de llave antigua y el pasador también de hierro de un gran tamaño que sujeta la hoja inferior.

Pero en esas visitas hay otras casas, las más acomodadas, donde sus puertas y ventanas son más grandes, donde la luz de verano entra potente, filtrada por sus delicados visillos que se mecen con la suave corriente de aire y con sus cerraduras más evolucionadas; el ladrillo visto como elemento decorativo en la chimenea sin encender pero con troncos a la espera y adornada con platos de cerámica de Talavera y cuadros de gran tamaño pintados con oleos, aquí las vigas también son vistas y pintadas sobre techo blanco inmaculado, pero están trabajadas y rematadas con sus caras canteadas ; sobre una mesa, una cesta de mimbre con romero y tomillo seco; por los suelos, macetas con geranios y colgados de aretes de las ventanas y de las paredes tiestos con pensamientos y hortensias, el patio con suelo de cerámica de barro, paredes encaladas y una parra tendida a lo largo del entramado de madera que da sombra y frescor, un pozo propio con un borde rematado de ladrillo donde además del cubo de cinc para sacar agua,una serie de tiestos lo embellecen; colgados en la pared y decorando algunos platos grandes de cobre junto a una badila también de cobre.

Las paredes del aseo engalanadas hasta media altura con azulejos cerámicos de vivos colores, brillos luminosos y figuras diversas, en un rincón una palangana de porcelana blanca culminando su soporte de varillas de hierro forjado con su jabonera y su jarra también de porcelana.

Además de las típicas sillas de madera trabajadas con sus asientos de esparto, puedo ver sillones de hierro forjado donde sus herrajes se retuercen dando formas a ramas y hojas con una base de asiento de madera acomodada con unos cojines con detalles bordados típicos, tapetes de encajes y acanalados sobre mesitas y en los respaldos de algunos sillones y mecedoras de madera.

Aquí tampoco falta el botijo, pero se rodea de jarrones y vasijas bellamente decorados en cerámica Talaverana o del Puente de Arzobispo.

Una pequeña cocina de gas con horno, un frigorífico de una puerta con su transformador de “125 a 220” al lado y una ristra de ajos acompañada de chorizos y de morcillas junto a unos pimientos secos y algo de bacalao, todo ello colgado en un apartado ventilado de la alacena.

Cuando eres niño, no eres consciente de las diferencias que representan estas formas de vida, hoy puedo valorarlo y establecer criterios, pero para mí la vivienda humilde, representa otra forma de existencia y de belleza que añoro en el plano de la sencillez y de la posibilidad de subsistir con lo estrictamente necesario sin necesidad de nada extraordinario y superfluo.

Terminaron las despedidas, es el momento de los múltiples paquetes de cajas de cartón rebuscadas entre las de galletas “Maria” o de “La lechera” o de “Norik”, atados con cuerdas de esparto o de pita; en una de ellas se protegen grandes tesoros, los mantecados, las perronillas, las magdalenas; en otra caja un conejo recién matado con chorizos, morcillas y tocino fresco; en otra caja garbanzos; y las clásicas maletas de cartón con ropa y enseres; pero para mí lo más importante que me entregaron para que lo llevara y cuidara, en una caja de zapatos con varios agujeros donde inquietos se dejaban balancear tres pollitos, a los que durante meses cuidaría con todo mi corazón, como si la vida me fuera en ello.

Y finalmente el “Autobús de línea” y salir hacia Madrid, ver alejarse la plaza resultaba triste, bajar la cuesta con un silencio melancólico, como sabiendo que se cambia de vida y de lugar y se va a añorar lo dejado, y sobre todo los primeros metros de “la general” mirando por la ventanilla con la mente puesta en los días vividos y despidiendo la silueta del castillo y de las casas sobre ese cerro mientras los ojos se humedecen y alguna lágrima resbala mientras la emoción te derrota.

Hasta siempre Oropesa.
Puntos:
24-04-10 16:43 #5159433 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
bueno hoy teas superado casi lloro ,las mismas sensaciones me pasvan a mi cuando regresaba.Bueno y haorra tan bien .la silueta de los castillos .los pensamientos hacia tus seres queridos que se quedan para sienpre
Puntos:
27-04-10 16:44 #5185907 -> 4661297
Por:Irons

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
Ciertamente, ver alejarse la silueta de los castillos sin tener claro cuándo los volverás a ver es una escena durísima para el corazón.
Maríaoo, he tenido la suerte de pasar cada verano de mi vida en Oropesa gracias a mi situación de estudiante. Todo un lujo pasar el verano completo recorriendo las calles de Oropesa en bicicleta con los amigos para despedirlo por todo lo alto con las fiestas patronales. Todo un bgaje de recuerdos que van desde lo más inocente de mi niñez a lo más canalla (en el más sano de los sentidos) de mi juventud.
Estoy en un momento de cambios y la incertidumbre crece sobre mis visitas, pero espero reservar siempre unos días de mis vacaciones para volver a la que es mi casa.
Un saludo.
Puntos:
28-04-10 22:30 #5196730 -> 4661297
Por:mariaoo

RE: MIS RECUERDOS DE OROPESA
bueno .irons esperenos vernos en las fietas .estaria vien jutarnos todo s los del foros en peñitas unsaludo
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
Recuerdos de la infancia. Por: Mcrjma 03-11-10 22:02
bucay01
2
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:07/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com