Buitres Vale, no discutamos más: el sentido de la vida es proporcionar satisfacción a los mercados. Si ello implica devenir en sus esclavos y esclavas sexuales, ahí tienen nuestra plusvalía, que es lo más parecido a una secreción venérea. Chupen ustedes nuestras partes como se chupa la cabeza de una gamba o el culo de un centollo, arrojen las cáscaras al suelo y písenlas. Que no quede una gota de plusvalía en nuestros cuerpos. Ya saben que los jugos más recónditos son también los más sabrosos, y los más afrodisíacos, no se los pierdan. Dicho esto, tampoco estaría mal rendir algún tributo a la lógica. Dado que en los convenios colectivos posteriores a la reforma estará prohibido hablar de aumentos salariales, ¿por qué no negociar pequeñas ampliaciones de la razón? Una cosa es que nos quiten la vida y otra que nos arrebaten el juicio. Juan José Millás |