Mora - Toledo

Espero que a la llegada de la presente, os encontreis bien de salud, yo bien gracias a Dios.

Os escribo estas cuatro letras para deciros que estamos bien todos, que el amo nos trata bien y no nos falta que segar, pensabamos que ibamos a acabar para Agosto, pero nos han salido otras diez fanegas del sobrino de D. Matias, parece ser que le ha fallado su cuadrilla, a nosotros nos viene bien, aunque hace mucha calor en Pantoja, bueno pues que le digas al tio Manuel que tenga una poca de pacencia, que cuando vuelva le voy a arreglar los caballetes y se los voy a jalbegar, el corral y la cuadra también, cómo todos los años, que no se preocupe que para antes de feria lo tendrá hecho, sin más se despide de vosotros Florencio.

PD. Dale un beso al niño de mi parte y cuida de que no coja una diarrea, cuidate tu también.

Pantoja 25 de Julio de 1950".

Corría el año de 1950, las cartillas de racionamiento empezaban a desaparecer, pero la vida seguía siendo dura para todos, para todos los que tenían que buscarse el sustento diario, recuerdo "vagamente" las penurias de mi padre para llevar el pan a casa, recuerdo cómo esperaba cómo agua de Mayo la llegada de la siega, para dejarse el alma entre las mieses de cebada y de trigo, a golpe de hoz con la unica protección para sus recios dedos de aquellos dediles de caña que usaba.

Si se hacia una buena siega, practicamente el año estaba salvado, poco, mejor dicho nada importaba que el agua del botijo solo ofreciera el frescor que daba la sombra que dos o tres gavillas le poporcionaban, ni que la camisa de tirilla abrochada hasta el cuello se pegara al pellejo del cuerpo, formando una segunda piel que se sustituia cada diez o doce días, si se podía...

Un saludo a todos y hasta mañana.

si alguno de nosotros tuviesemos que segar ahora ``nos pondriamos malos de acostarnos´´ ¿es mentira?

es verdad nos quejamos por todo ahora cuanto trabajaban nuestros mayores y que poco se les reconocia

Mi madre no sabía leer ni escribir, ni sabía de cuentas, desde muy pequeña se afanaba el los lavados, planchados y arreglos de diferentes tipos tales cómo zurzidos, medias mangas, culeras a los pantalones, en fin se tiraba más de media vida apalancada en el tinajón con su golpeadera frotando con jabón de Mora aquellas prendas que vestiamos, era gran debota de Santa Ana y yo la veía con mucha frecuencia rezando por lo bajito.

El que andaba en esos tiempos por Pantoja, era fuerte, duro, alegre, dicharrachero y bromista empedernido, también le gustaba el vino y en las batalllas que libraba con la media arroba, nunca le vi de perder en la pugna, poseía la virtud de dormir con total plenitud.

Sabía leer y ecribir, decía con frecuencia que fue lo unico bueno que sacó de los años que pasó en el ejercito, y a mi me enseñó y me despertó el afán por la lectura que él tenía...

Un saludo a todos y a todas.

Imitacion, de Kobete???

Se pasaban las calores del verano de lña mejor forma que se podía, en la alacena había una tinaja de barro, semienterrada con su tapa de madera cubierta con un paño siempre limpisimo, y encima del vasar una jarra de cinz o de hojalata y en la tinaja, agua fresca de la que quitaba la sed sin dañarte las tragaderas aún por mucho bebieras, al lado la zafra con su delicado tesoro, al abrirla aquel olor invadía el espacio, donde en algunas ocasiones, se decoraba con una ristra de morcillas o chorizos, cómo pago de algunas jornadas de lavado, planchado y zurzido, excedentes quizas de una biensurtida matanza.

Hubiera sido una mañana más, de no haber recibido la inesperada visita del cartero en compañía de aquel telegrama, presencia que por sí misma alteró el natural sosiego del que era portadora mi madre.

Secandose nerviosa las manos, con los ojos muy abiertos y con la respiración entrecortada, cogió en sus manos aquel papel azul y con la cabeza hundida entre los hombros, me pidió que lo leyera, eran las once de la mañana de aquel lejano 7 de Agosto.

"Florencio con fiebres altas en casa de D. Matias". No podía ser, cómo en un momento todo se venía abajo, ocho o nueve días antes estaba sano y fuerte, ¿qué había pasado?, ¿cómo era posible?.

Con todos mis respetos, sin imitaciones, un saludo y buenos días.

Borrado por su Autor.

Me encanta lo que escribe, la verdad que me impresiona, pero a veces me quedo sorprendido, con lo bien que escribe y comete faltas de ortografia...¿por qué?

Buenas noches, perdón por el retraso.

Dobló aquel papel azul y recogiendose el mandíl en la cintura, me mandó coger el número de teléfono de D. Matias que Florencio guardaba en la cómoda de su dormitorio, ni corriendo ni andando quizas trotando, nerviosa, el pañuelo con el que cubria su cabeza ahora se descolgaba sobre sus hombros anudado a su cuello, de normal se hubiera santiguado dos veces por lo menos al cruzar el espacio que ocupaba la puerta de la iglesia, aquel día sólo hubo tiempo para una, y cruzando la calle Leandro Navarro nos presentamos en la oficina de teléfonos que estaba en el actual N. 6 de la callle de Orgaz, en su primer y unico piso.

Frente a un panel lleno de cables que movía lenta, pero eficazmente, la figura de la operadora de teléfonos, con sus auriculares, "señorita, por favor, ¿me puede poner con el número 22 de Pantoja?", dijo mi madre entre fatigada y suspirando; "en estos momentos, no puede ser, estan las líneas saturadas, vuelva usted esta tarde a las seis que seguro podrá poner su conferencia".

Con la resignación que aquel tiempo imponía, salimos mi madre y yo de aquel lugar ya sin prisas, otra vez por la callle Leandro Navarro, hasta la iglesia, donde mi madre entró para reclinarse frente al altar buscando el consuelo que en aquella oficina no encontró.

Y rezó.

Buenas noches.

La temporada de siega había terminado, Florencio estaba satisfecho, había sido mejor de lo esperado, lo del sobrino de D. Matias había salido mejor de lo presupuestado, D. Matias cómo era norma en él liquidó los jornales acordados y en atención y agradecimiento por lo del sobrino, obsequió a Florencio con dos gallos, cuatro gallinas y un cerdo de unos 40 kg aproximadamente, eso sí le dijo: "el transporte de la mini granja corre por tu cuenta Florencio y el año que viene cuento contigo", "así será D. Matias".

Para Florencio que se descojonaba de risa cuando taponaba con una sera la chimenea de la quintería, al ver cómo salían tosiendo, casi intoxicados los moradores, o que disfrutaba cómo un crio cuando le quitaba la lavija a la rueda del carro y esta inesperadamente se salía, o cómo cuando aflojaba las costuras de los culos de los costales, reventandose estos cuando eran cargados esparramando toda su carga.

Esta última bromita era de lo más refinada, había utilizado los más sofisticados medios de comunicación de la época, esta broma sería para recordar, teniendo en cuenta quien la sufriría...

Ruego me sepa perdonar, y agradecería de muy buen grado las pertinentes correcciones. Quizas hubiera necesitado un poco más de atención en clases de ortografía, buenas tardes a todos.

No se preocupe usted, que escribe muy "requetebien" siga asi...

No se preocupe usted, que escribe muy "requetebien" siga asi...

Espero que no sólo escribas en el foro porque tienes buenas condiciones de escritor. Conservas el lenguaje más genuíno popular así como su conocimiento y sentimientos. Si depuras un poco más el estilo y pones más cuidado en algunas faltillas, será un verdadero gozo seguir leyéndote.

Con los dos gallos y las cuatro gallinas no hubo mucho problema, otra cosa fue dominar al marrano, le amaneó de las patas y le cruzó una cuerda entre el pecho y la papada, y le dejó gruñir al fin y al cabo era lo único que el pobre animal podía hacer en compañía de Florencio, así llegaron a la estación de Algodor donde cogió un mercancias con dirección a Mora, si tenía suerte y ningún estraperlista se cruzaba en su camino los gallos, las gallinas, el marrano y Florencio estarían en casa a eso de las seis de la tarde para dar la sorpresa a su querida esposa.

Mi madre era un manojo de nervios, iba y venía inquieta, se atusaba incesantemente el pelo anudandose el pañuelo al mentón la mirada perdida y en sus labios una constante letanía, me mandó dormir la siesta cómo siempre advirtiendome de que si no me dormía vendrían los escarmuses y el hombre del saco y el zarambombón y..., yo pues me iba a dormir más por miedo que por sueño, cuando no conseguía dormir no quitaba ojo de la rendija de la ventana a ver si veía a aquellos dichosos escaramuses que tanto me aterrorizaban en aquella época, porque al hombre del saco y a su amigo el zarambombon no le tenía tanto miedo, pero a los escaramuses si.

Muchas gracias Gaugamela, pero no escribo en otro sitio ni en otro foro, mis escritos son producto de mis vivencias, aderezadas con un poquitín de fantasía y sazonadas con alguna faltilla de ortografía que espero poder corregir con vuestra ayuda. Buenas tardes a todos.

A las cinco de la tarde entró mi madre en el cuarto para despertarme, o eso pensó ella, yo no había podido dormir la posible visita de los escaramuses me ponía más en guardia que otra cosa.

Me lavé las manos y la cara en la cofaina y mi madre me peino a flequillo cómo siempre, no quería llegar tarde para poner la conferencia y ahora ya deprisita de nuevo a la oficina de teléfonica, por supuesto en esta ocasión sí que se santiguo dos veces al cruzar la puerta de la iglesia, cuando yo pasaba por la calle Leandro Navarro no podía dejar de mirar la librería, papelería, droguería de Pepe Mónico siempre podía cambiar algún cuento o algún cuadernillo.

Cuando dieron las seis subimos a la oficina y mi madre pidió a la señorita le pusiera una conferencia con el número 22 de Pantoja, en esta ocasión no hubo impedimentos, enchufando y desenchufando unos cables, en un momento la señorita dijo:
- Coja el teléfono, ya puede hablar con Pantoja.
Mi madre sin dar muchos rodeos cogió el teléfono y con ansiedad preguntó:
- Buenas tardes, soy la mujer del Florencio que llamo para saber que tal se encuentra.
D. Matias al otro lado de la línea, respondió:
- Pues bien, o eso parecía cuando salió de casa esta mañana con los gallos, las gallinas y el cerdo, ¿a caso le ha pasado algo?.
Preguntó a su vez D. Matias, mi madre más confusa aún con esta respuesta, volvió a preguntar:
- Pero D. Matias, está mejor de las fiebres o ha empeorado, digame la verdad por favor.
D. Matias que conocía las virtudes de Florencio, cayó en la cuenta del apaño que éste habia montado y esplicó a mi madre que Florencio, había salido de Pantoja con mucha salud y bien acompañado, que perdiera cuidado y que se fuera a casa que con seguridad esto era una de las cositas que tanto gustaba a Florencio recetar.

Sí es una calle bastante peculiar, ahora pasan hasta los coches por ella..., legalmente. Buenas noches a todos

No es por nada CIENFANEGAS. Pero me dá la impresión que te gusta mucho la calle Leandro Navarro. Curiosidad simplemente no se ofenda