Mora - Toledo

OBAMA, ¿USTED TAMBIÉN LE ABANDONA?
Sr. Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica:

No se equivoque al leer este escrito de quien le escribe. No soy familiar del presidente que reza con usted. Vamos, ni de lejos. Nacimos en la misma ciudad, nos apellidamos igual pero no se me equivoque. Y no es que a uno no le gustara tener de primo a un presidente del Gobierno, pero exactamente éste no es del agrado de la familia.

Ahora bien, dicho lo anterior, déjeme que le inquiera: ¿pero cómo se le ocurre abandonarle, machote? Está el hombre que ya no puede más con la que ha liado, y va Su Excelencia y me le da un portazo en todas las narices diciendo que se le ha llenado la agenda y que no se viene a España, a presidir esa cumbre histórica e interplanetaria.

Muy mal, muy mal, Obama. Estaba toda la Zeja pendiente de hacerse fotos con Su Excelencia, se habían comprado el traje gótico de rigor, negro mohíno, y ahora les da un chasco. Muy mal.

Mientras dure en La Moncloa, nuestro presidente necesita algún cariño, debería usted de comprenderlo. Ha montado tal lío con las finanzas, que los de la Unión Europea le miran mal y andan malediciendo que si nos van a echar del club; a los futuros pensionistas nos quiere hacer trabajar dos años más, y está la gente con ganas de hacerle los perrillos; a lo tonto, cogió un país con un nueve por ciento de paro y lo tiene en un veinte, así que hay por ahí algunos que le esperan a la puerta de la discoteca para cuando salga; ya no sabe qué inventarse para desviar la atención y ni lo de quitar los crucifijos de los escudos de los pueblos le va a dar resultado; tiene a su ministro del Interior cogido por salva sea la parte por un juez de aquí a propósito de un chivatazo a Eta, y encima los talibanes tienen ahora fijación por nuestro ejército de Paz, y eso que nos fuimos de Irak cagando leches. Con todo esto sobre la mesa, va su Excelencia y me le da plantón. No, hombre, no.

Estas cosas no se hacen, Obama, dicho sea con todos los respetos. Que familiar mío no es, pero uno tiene compasión.

Pero si hasta habían comprado la mesa donde poner juntos los pies…