Mora - Toledo

Andando voy entre los viejos olivares y sintiendo voy su antigua sabiduría, duros, recios frente a las adversidades, nobles y pacificos ante la bondadosa calma.

Y siento cómo surca mi mejilla una gota desbordada, de mi mirada vieja ya y desgastada.

Cargada va de sueños y de ilusiones vanas, de muchos suspiros al cielo, clamando agua y muchas más rogando el perdón, pero siempre apostando por un: "será mejor mañana".

Esas lágrimas de dolor por la impotencia,
que el frio viento secó en las tardes de otoño,
tallaron tu rostro moracho
y de honradez los olivos regaron.