Maqueda - Toledo

En 1975 se me asignó fabricar una marioneta y ésta tenía que tener un nombre. En aquel tiempo, cursaba yo en México el tercer año para graduarme de profesor en educación elemental. Cuando llegué a mi apartamento aquel día, comencé la fabricación de mi asignación. Esta me tomó una semana de trabajo sacando todas las tardes de dos a tres horas. El día de su terminación escuché los gritos de un niño diciendo «Mami, quiero un pastelito». El niño insistía constantemente en lo mismo. Al oir estos gritos realmente me molestó, ya que salía de algún apartamento cerca y tomé la decisión de salir a tomar un resfresco. Al transcurrir más o menos una hora, regresé a terminar el proyecto, lo pinté y le coloqué cabello. Me dije, ¿ahora qué Ah, tenía que darle un nombre, lo cual no se me ocurría ninguno. En ese momento, pasó por mi mente los gritos del niño pidiéndole a su mamá un pastelito. Así que decidí llamar a mi marioneta, «Pastelito».

Pensé que solo iba a presentarlo en la clase de teatro y que todo terminaría ahí ... Pero no fue así, ya que me comenzaron a invitar para algunas presentaciones educativas y cumpleaños. Para el mes de enero del año 1979, viajé a Los Angeles, California para realizar algunos estudios para profesor de Educación Elemental. En ese mismo año, en la iglesia que visitaba, me reconcilié con el Señor Jesucristo. A través del hermano José Ángel Álvarez, puertorriqueño radicado en California, Dios me habló diciendo que «tenía un ministerio especial conmigo» y me indicó que me fuera en ayuno y oración por tres días; lo cual hice al siguiente día.

Entusiasmado me retiré espiritualmente obedeciendo lo que el Señor Jesucristo me había ordenado, ya que me dijo que el ministerio que me entregaría era grande. El lugar que uticé para mi retiro era un «camper» donde transportaban caballos. Se preparó una pequeña cama, una mesa y una lámpara en el camper. El primer día de mi retiro le pedí al Señor Jescucristo que me hablara de forma audible, pues si lo había hecho con otros, lo podía hacer conmigo. Pasó el día y llegó la noche y el Señor Jesús no me habló.

El segundo día muy temprano, orando y leyendo la Biblia, Dios me habló a través de ella; pero yo quería que fuera audiblemente. Transcurrió el día y la noche y le insistí a Dios que me hablara de la forma que yo pedía. Ese segundo día al igual que el primero no escuché lo que yo quería. Al tercer día muy temprano le pedí nuevamente al Señor Jesucristo, pero no escuché nada. Meditaba en el ministerio que el Señor Jesús me iba a dar, podría ser un evangelista o un misionero. Terminaron los tres días de retiro y no salí alegre sino triste, pues mis expectativas eran que Dios me hablara.

Claro, que desde el primer día sentí la mano del Señor Jesucristo y entendí que me había preparado, pero creía que cumpliría lo que yo quería a mi manera. Me senté en una silla mecedora y hablaba con Dios diciéndole: «Señor, me retiré como me indicaste; pero no me hablaste como yo quería». Saqué de una maleta a la marioneta «Pastelito». Realmente no entendía porque me había llevado un muñeco desde México a California. Coloqué la marioneta en mi mano y comencé a jugar con ella en mi mano y seguí hablando con Dios: «Señor, no me hablaste como quería». En ese momento escuché que el Señor me dijo: «YO HABLO A MI TIEMPO Y NO CUMPLO CAPRICHOS; ¿QUE DICE ÉXODO 4:2?». Al buscar en la palabra encontré que Dios le habló a Moisés y le dijo: «¿Qué es eso que tienes en tu mano?». Moisés contestó que tenía una vara. Pero yo tenía a Pastelito. Le dije al Señor: «Señor, es sólo un muñeco».

El Señor me dijo: «los niños necesitan de mi». Entendí que el Señor me quería trabajando con los niños. Le dije al Señor Jesús que estaba en sus manos y que hiciera conmigo lo que el quisiera. Posteriormente el Señor me siguió hablando en diferentes formas. Recuerdo que durmiendo un día, tuve un ataque del enemigo de nuestras almas y quería eliminarme. Pero el Señor me ayudó y después de esta experiencia me dijo: «Sigue adelante». Comenzaron a llegar muchos compromisos. No me conocían, pero me indicaban que habían escuchado de Pastelito y me invitaban a diferentes iglesias en California. Comencé a tener invitaciones para programas de televisión, llevando a nuestro personaje Pastelito. Miles de niños nos vieron y nos llamaban. Compartí con el evangelista Dr. Terry Morán, en su programa «Un camino mejor».

En julio de 1979, conocí a la familia Ortiz, el pastor Miguel Ortiz y su esposa Lidia, sus hijos Melinda y Obed, en un viaje que hacía para mi país México. Recuerdo que estaba recostado en la guagua, cuando conocí esta familia. Regresé a Los Ángeles en septiembre del 1979 y en el mes de octubre recibí un pasaje para viajar a New York a un congreso de ninos en la Iglesia La Sinagoga. Ahí se reunieron cientos de niños para escuchar el mensaje de la Palabra de Dios por medio de Pastelito.

Pastelito llegó a Puerto Rico por primera vez, en el mes de mayo de 1980. Regresé a New York para visitar nuevas iglesias y cumplir con compromisos de televisión. Durante ese tiempo hice viajes frecuentes entre New York y Puerto Rico. En 1980 empecé a transmitir en Puerto Rico un programa radial «Los niños son de Cristo» a través de Radio Redentor y Radio Revelación.

En 1983 regresé a la Isla del Encanto pensando que mi estadía iba a ser breve y que volvería a New York. Sin embargo, los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. Finalmente residí en Puerto Rico para llevar a cabo una serie de actividades para la niñez.

Actualmente en Puerto Rico, tenemos varios programas de radio y televisión que se transmiten a nivel mundial a través de la Cadena del Milagro en Camuy. La mayor de las bendiciones que Dios me ha dado es mi familia, mi esposa Maritza y mi hijos Rafael, Lizmarie y Marielis. Me casé en 1986 y doy gracias al Todopoderoso por la maravillosa esposa que me ha dado. Mi familia está junto a mi en el ministerio infantil: mi esposa y Marielis (hija menor) cantan para nuestro Señor Jesucristo, Rafaelito hace el personaje de payasito Tubolín y Lizmarie canta y predica. Tantas han sido las bellas bendiciones que Dios nos ha dado que ya muchos pastores y niños no me llaman Rafael Fuentes, sino Pastelito.

y a nosotros,los de maqueda,que p0yas nos importa el pastelito y su pta madre?????