16-12-08 13:00 | #1543456 |
Por:No Registrado | |
POEMAS DE GRANDES AUTORES Yo ya me despedía.... y palpitante cerca mi labio de tus labios rojos, «Hasta mañana», susurraste; yo te miré a los ojos un instante y tú cerraste sin pensar los ojos y te di el primer beso: alcé la frente iluminado por mi dicha cierta. Salí a la calle alborozadamente mientras tu te asomabas a la puerta mirándome encendida y sonriente. Volví la cara en dulce arrobamiento, y sin dejarte de mirar siquiera, salté a un tranvía en raudo movimiento; y me quedé mirándote un momento y sonriendo con el alma entera, y aún más te sonreí... Y en el tranvía a un ansioso, sarcástico y curioso, que nos miró a los dos con ironía, le dije poniéndome dichoso: -«Perdóneme, Señor esta alegría.» Amado Nervo Amado Nervo | |
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16-12-08 13:26 | #1543523 -> 1543456 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Es muy bonito, no se está acostumbrado en este foro tan hortero a leer estos poemas. Espero que de vez en cuando escribas alguno más. Gracias | |
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16-12-08 15:04 | #1543865 -> 1543523 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Por fin algo bonito y serio en este foro mierdoso.++ GRACIAS AMIGO/A QUIEN SEAS. | |
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16-12-08 15:31 | #1543943 -> 1543865 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Quítame el pan si quieres quítame el aire, pero no me quites tu risa. No me quites la rosa, la lanza que desgranas, el agua que de pronto estalla en tu alegría, la repentina ola de planta que te nace. Mi lucha es dura y vuelo con los ojos cansados a veces de haber visto la tierra que no cambia, pero al entrar tu risa sube al cielo buscándome y abre para mí todas las puertas de la vida. Amor mío, en la hora más oscura desgrana tu risa, y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle, ríe, porque tu risa será para mis manos como una espada fresca. Junto al mar en otoño, tu risa debe alzar su cascada de espuma, y en primavera, amor, quiero tu risa como la flor que yo esperaba, la flor azul, la rosa de mi patria sonora. Ríe de la noche del día, de la luna, ríete de las calles torcidas de la isla, ríete del torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría. PABLO NERUDA | |
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16-12-08 20:40 | #1545430 -> 1543943 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Cien cañones por banda viento en popa a toda vela no corta el mar sino vuela un velero bergantin Bajel pirata le llaman por su bravura el tenido en todo mar conocido del uno al otro confin De quien era? | |
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16-12-08 21:04 | #1545566 -> 1545430 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES ESTIMADO AMIGO/A ESTE POEMA ES DE JOSE DE ESPRONEDA DELGADO AUTOR EXTREMEÑO DEL ROAMANTICISMO, SE TITULA "LA CANCIÓN DEL PIRATA" Y ES EL MISMO AUTOR QUE ESCRIBIÓ "EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA" | |
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16-12-08 21:56 | #1545760 -> 1545566 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Gracias, es que me lo aprendi de pequeño en la escuela y solo me acuerdo de esas dos estrofas. saluditos. | |
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16-12-08 23:56 | #1546218 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Con la llegada de las fiestas me viene a la memoria un poema de Miguel Hernández. Espero que os guste. Las abarcas desiertas Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días, que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, Ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río, y del pie a la cabeza pasto fui del rocío. Por el cinco de enero, para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería. Y al andar la alborada removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas. Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana. Toda gente de trono, toda gente de botas se rió con encono de mis abarcas rotas. Rabié de llanto, hasta cubrir de sal mi piel, por un mundo de pasta y unos hombres de miel. Por el cinco de enero, de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía. Y hacia el seis, mis miradas hallaban en sus puertas mis abarcas heladas, mis abarcas desiertas. | |
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17-12-08 00:03 | #1546243 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Me gusta esta muy bien. Fdo. Poeta Vendeta. | |
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17-12-08 03:24 | #1546533 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Miedo es no poder mirarla y decirle "te amo". Tengo miedo de que no estés a mi lado, tengo miedo a que pueda sentir dolor porque me engañe, tengo miedo a perderte, tengo miedo de estar sin ti, tengo miedo de perder al amor de mi vida que eres tú. Miedo tengo de no tenerte, miedo tengo de perderte, miedo de suplicarte que me perdones y no perdonarme, miedo tengo de quedarme sin ti y no poder demostrarte todo el amor que por ti siento. Tengo miedo a amar y ser amado. | |
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17-12-08 08:15 | #1546584 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES PARA EL 1546218. SIMPLEMENTE FABULOSO, INMENSO. | |
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17-12-08 10:04 | #1546823 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES ¡Pues bien! yo necesito decirte que te adoro decirte que te quiero con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro, que ya no puedo tanto al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión. II Yo quiero que tu sepas que ya hace muchos días estoy enfermo y pálido de tanto no dormir; que ya se han muerto todas las esperanzas mías, que están mis noches negras, tan negras y sombrías, que ya no se ni dónde se alzaba el porvenir. III De noche, cuando pongo mis sienes en la almohada y hacia otro mundo quiero mi espíritu volver, camino mucho, mucho, y al fin de la jornada las formas de mi madre se pierden en la nada y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer. IV Comprendo que tus besos jamás han de ser míos, comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás, y te amo y en mis locos y ardientes desvaríos bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos, y en vez de amarte menos te quiero mucho más. V A veces pienso en darte mi eterna despedida, borrarte en mis recuerdos y hundirte en mi pasión mas si es en vano todo y el alma no te olvida, ¿Que quieres tu que yo haga, pedazo de mi vida? ¿Que quieres tu que yo haga con este corazón? VI Y luego que ya estaba concluido tu santuario, tu lámpara encendida, tu velo en el altar; el sol de la mañana detrás del campanario, chispeando las antorchas, humeando el incensario, y abierta allá a lo lejos la puerta del hogar... VII ¡Que hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo, los dos unidos siempre y amándonos los dos; tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos una sola alma, los dos un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Dios! VIII ¡Figúrate que hermosas las horas de esa vida! Que dulce y bello el viaje por una tierra así! Y yo soñaba en eso, mi santa prometida; y al delirar en ello con alma estremecida, pensaba yo en ser bueno por ti, no mas por ti. IX !Bien sabe Dios que ese era mi mas hermoso sueño, mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer; bien sabe Dios que en nada cifraba yo mi empeño, sino en amarte mucho bajo el hogar risueño que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer! X Esa era mi esperanza... mas ya que a sus fulgores se opone el hondo abismo que existe entre los dos, ¡Adiós por la vez última, amor de mis amores; la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; mi lira de poeta, mi juventud, adiós! Manuel Acuña | |
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17-12-08 17:17 | #1548333 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Que bonito!! | |
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17-12-08 20:03 | #1549024 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES SIEMPRE ME GUSTÓ ESTE POEMA Y LO ESCRIBO PARA QUE SE LO LEÁIS A VUESTROS HIJOS. El camello se pinchó con un cardo del camino y el mecánico Melchor le dio vino. Baltasar fue a... repostar, más allá del quinto pino... e intranquilo el gran Melchor consultaba su "Longinos". -¡No llegamos, no llegamos y el Santo Parto ha venido!. -Son las doce y tres minutos y tres reyes se han perdido. El camello cojeando, más medio muerto que vivo, va, despeluchando su felpa entre los troncos de olivos. Acercándose a Gaspar, Melchor le dijo al oído: -¡Vaya birria de camello que en Oriente te han vendido!. A la entrada de Belén al camello le dio hipo. ¡Ay qué tristeza tan grande en su belfo y en su tipo! Se iba cayendo la mirra a lo largo del camino, Baltasar lleva los cofres, Melchor empujaba al bicho. Y a las tantas ya del alba -ya cantaban pajarillos- los tres reyes se quedaron boquiabiertos e indecisos, oyendo hablar como a un Hombre a un Niño recién nacido. -No quiero oro ni incienso ni estos tesoros tan fríos, quiero al camello, le quiero, le quiero -repitió el Niño. A pie vuelven los tres reyes cabizbajos y afligidos, mientras el camello echado, le hace cosquillas al Niño. Y CON ÉL OS DESEO FELICES FIESTAS Y LE PIDO A LOS REYES UN NUEVO SENTIDO PARA ESTE FORO. Isa | |
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18-12-08 08:29 | #1550737 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Busco novia o amigos. Edu | |
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19-12-08 22:43 | #1557453 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES LA MUJER QUE YO QUIERO La mujer que yo quiero, no necesita bañarse cada noche en agua bendita. Tiene muchos defectos, dice mi madre, y demasiados huesos, dice mi padre. Pero ella es más verdad que el pan y la tierra. Mi amor es un amor de antes de la guerra. Para saberlo... La mujer que yo quiero, no necesita deshojar cada noche una margarita. La mujer que yo quiero, es fruta jugosa prendida de mi alma como si cualquier cosa. Con ella quieren dármela mis amigos, y se amargan la vida mis enemigos... Porque sin querer tú, te envuelve su arrullo, y contra su calor se pierde el orgullo y la vergüenza... La mujer que yo quiero, es fruta jugosa madurando feliz, dulce y vanidosa. La mujer que yo quiero, me ató a su yunta para sembrar la tierra de punta a punta, de un amor que nos habla con voz de sabio, y tiene de mujer la piel y los labios. Son todos suyos mis compañeros de antes... Mi perro, mi scalextric y mis amantes. Pobre Juanito... La mujer que yo quiero, me ató a su yunta. Pero, por favor, no se lo digas nunca. JOAN M. SERRAT | |
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26-12-08 22:05 | #1573988 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES a mi los poemas como que me dan igual son una chorrada. eres un-A cursi. | |
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26-12-08 23:59 | #1574307 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Puede que sea una chorrada para alguien que no lee más allá de la letra. Pero si no te gusta, ¡que le vamos a hacer!. | |
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28-12-08 03:23 | #1576729 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Paici mentira que pa efendel cualisquiel cosa deseguía sargan corrobras que efiendin tala o cuala cosa peru pa efendel las luenguas qu’andan a espichala, a arrugal el hocicu, estiral la pata, dilsi pal enhalbegau, a puntu endiñala, crial malvas etc nu se sienta a naidi o a cuasi naidi gañital ná. | |
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28-12-08 03:45 | #1576730 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Amigus, tengu una pena, un tremendu garabuñu se m'ametíu en las venas y me pidi su peculiu. Qué pueo jacel yo solu en el Bosque de L'ausencia si la sangri m'está ardiendu y me jieri una querencia. Se m'estruja el corazón mi pechu no tieni puertas. M'entra un jodío doló que la sangri me rebienta. El Bosque de los cipresis me recuerda tanta pena que me dueli el corazón y hasta el alma se me hiela. Que no quieru muertus, no. Que me desgarra l'ausencia, se me nubla la razón y m'estalla la caeza. Que no quieru muertus, no. Quieru verlus como eran, ángeles en un vagón con bocas qu'hablan y besan. ¡Muertus, no ! No quieru verlus. Que los árboles me igan si están jablandu con ellus, qué penas les atisigan. M'estoy jaciendu a la idea qu'un árbol es un amigo, de qu'Atocha es una tea, qu'está alumbrandu un caminu. ¡Que no quieru muertus, no! Qu'el alma m'está llorandu; y tamién me dueli Dios en esta pena qu'arrastru. En las ramas de esi bosque siento la voz de los muertus y con dulcura me icen qu'hable d'amor, no de duelu. ¡Pero yo no quieru, no ! Naide me causa consuelu. Quieru llorar, y no quieru, ya no sé ni lo que quieru. ¡Que no quieru muertus, no ! Quieru verlus en los trenes viajandu y sintiendu amor, un amor que sea perenne. Que no quieru muertus, no. pero ya qu'ellos l'han sío vengan a mi corazón que quieru darlis coviju. ¡Que repiquen las campanas de mi pueblu y mi Nación! ¡Que toquin llorandu a muertu que s'ha muertu mi ilusión. ¡Que no quieru muertus, no! Que llevin los asesinus el peso de la concencia y el pagu del deshonor. España ya no es la misma, en su sangri hay un doló el recuerdu de las víctimas la partío el corazón. ¡Que no quieru muertus, no ! Que yo quieru recordarlus transitandu en la Estación. ¡Creced árboles d'ausencia! ¡Llevad al cielu esta voz ! ¡Decili a las rosas muertas que viven en nuestru amor ! | |
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28-12-08 03:53 | #1576735 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Para hablarte de amor no necesito ni lápiz ni papel.Sólo quererte, saber que estás ahí, mirar y verte y viajar con tu luz al infinito. Para hablarte de amor no necesito que la luna nos mire frente a frente, pero sí que su luz, eternamente, acompañe a mi fe, digo y repito. | |
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28-12-08 04:04 | #1576738 -> 1545760 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES "Un impulso febril y turbulento te apartó de la espiga y de la encina, y dejaste la parda disciplina que te impuso tu humilde nacimiento. Te fuiste a la ciudad ... ¡Qué triste acento de gente presurosa en la rutina de un humano rebaño que se hacina entre asfalto, cristales y cemento!. Y tú, tan natural y tan sencillo, semejabas un cándido cordero entre tanto bullicio y tanto brillo. La extraña sensación de forastero te otoñó tu esperanza en amarillo y siempre te sentiste un prisionero … | |
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18-12-08 15:23 | #1552205 -> 1543456 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Hola soy Edu otra vez, sigo buscando novia, por favor llamarme al 11888 | |
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29-12-08 23:20 | #1582310 -> 1552205 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Para el 1552205 ¿POR QUE NO LE DICES A TU PAREJA QUE TE ENTRETENGA MÁS?, ULTIMAMENTE TE VEO MUY ABANDONADA, PORQUE RESULTAS PESAAAAADA. | |
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30-12-08 18:25 | #1584439 -> 1582310 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES CANTO PRIMERO: LA NOCHE DE CAMPOAMOR I Habiéndome robado el albedrío un amor tan infausto como mío, ya recobrados la quietud y el seso, volvía de Paris en tren expreso; y cuando estaba ajeno de cuidado, como un pobre viajero fatigado, para pasar bien cómodo la noche muellemente acostado, al arrancar el tren subió a mi coche, seguida de una anciana, una joven hermosa, alta, rubia, delgada y muy graciosa, digna de ser morena y sevillana. II Luego, a una voz de mando por algún héroe de las artes dada, empezó el tren a trepidar, andando con un trajín de fiera encadenada. Al dejar la estación, lanzó un gemido la máquina, que libre se veía, y corriendo al principio solapada cual la sierpe que sale de su nido, ya al claro resplandor de las estrellas, por los campos, rugiendo, parecía un león con melena de centellas. III Cuando miraba atento aquel tren que corría como el viento, con sonrisa impregnada de amargura me preguntó la joven con dulzura: «¿Sois español?». Y su armonioso acento, tan armonioso y puro, que aun ahora el recordarlo sólo me embelesa, «Soy español» la dije; «¿y vos, señora?». «Yo», dijo, «soy francesa.» «Podéis», la repliqué con arrogancia, «la hermosura alabar de vuestro suelo, pues creo, como hay Dios, que es vuestra Francia un país tan hermoso como el cielo.» «Verdad que es el país de mis amores, el país del ingenio y de la guerra; pero en cambio», me dijo, «es vuestra tierra la patria del honor y de las flores: no os podéis figurar cuánto me extraña que, al ver sus resplandores, el sol de vuestra España no tenga, como el de Asia, adoradores.» Y después de halagarnos obsequiosos del patrio amor el puro sentimiento, entrambos nos quedamos silenciosos como heridos de un mismo pensamiento. IV Caminar entre sombras es lo mismo que dar vueltas por sendas mal seguras en el fondo sin fondo de un abismo. Juntando a la verdad mil conjeturas, veía allá a lo lejos, desde el coche, agitarse sin fin cosas oscuras, y en torno, cien especies de negruras tomadas de cien partes de la noche. ¡Calor de fragua a un lado, al otro frío!... ¡Lamentos de la máquina espantosos que agregan el terror y el desvarío a todos estos limbos misteriosos!... ¡Las rocas, que parecen esqueletos!... ¡Las nubes con extrañas abrasadas!... ¡Luces tristes! ¡Tinieblas alumbradas!... ¡El horror que hace grandes los objetos!... ¡Claridad espectral de la neblina! ¡Juegos de llama y humo indescriptibles!... ¡Unos grupos de bruma blanquecina esparcidos por dedos invisibles! ¡Masas informes..., límites inciertos!... ¡Montes que se hunden! ¡Árboles que crecen!... ¡Horizontes lejanos que parecen vagas costas del reino de los muertos ¡Sombra, humareda, confusión y nieblas!... ¡Acá lo turbio..., allá lo indiscernible..., y entre el humo del tren y las tinieblas, aquí una cosa negra, allí otra horrible! V ¡Cosa rara! Entretanto, al lado de mujer tan seductora no podía dormir, siendo yo un santo que duerme, cuando no ama, a cualquier hora. Mil veces intenté quedar dormido, mas fue inútil empeño: admiraba a la joven, y es sabido que a mí la admiración me quita el sueño. Yo estaba inquieto, y ella, sin echar sobre mí mirada alguna, abrió la ventanilla de su lado y, como un ser prendado de la luna, miró al cielo azulado; preguntó, por hablar, qué hora sería, y al ver correr cada fugaz estrella, «Ved un alma que pasa», me decía. VI «¿Vais muy lejos?», con voz ya conmovida le pregunté a mi joven compañera. «Muy lejos», contestó; «¡voy decidida a morir a un lugar de la frontera!» Y se quedó pensando en lo futuro, su mirada en el aire distraída cual se mira en la noche un sitio oscuro donde fue una visión desvanecida. «¿No os habrás divertido», la repliqué galante, «la ciudad seductora en donde todo amante deja recuerdos y se trae olvido?» «¿Lo traéis vos?», me dijo con tristeza. «Todo en Paris lo hace olvidar, señora», le contesté, «la moda y la riqueza. Yo me vine a Paris desesperado, por no ver en Madrid a cierta ingrata.» «Pues yo vine», exclamó, «y hallé casado a un hombre ingrato a quién amé soltero.» «Tengo un rencor», le dije, «que me mata.» «Yo una pena», me dijo, «que me muero.» Y al recuerdo infeliz de aquel ingrato, siendo su mente espejo de mi mente, quedándose en silencio un grande rato pasó una larga historia por su frente. VII Como el tren no corría, que volaba, era tan vivo el viento, era tan frío, que el aire parecía que cortaba: así el lector no extrañará que, tierno, cuidase de su bien más que del mío, pues hacía un gran frío, tan gran frío, que echó al lobo del bosque aquel invierno. Y cuando ella, doliente, con el cuerpo aterido, «Tengo frío», me dijo dulcemente con voz que, más que voz, era un balido, me acerqué a contemplar su hermosa frente, y os juro, por el cielo, que, a aquel reflejo de la luz escaso, la joven parecía hecha de raso, de nácar, de jazmín y terciopelo; y creyendo invadidos por el hielo aquellos pies tan lindos, desdoblando mi manta zamorana, que tenía más borlas, verde y grana que todos los cerezos y los guindos que en Zamora se crían, cual si fuese una madre cuidadosa, con la cabeza ya vertiginosa, la tapé aquellos pies, que bien podrían ocultarse en el cáliz de la rosa. VIII ¡De la sombra y el fuego al claroscuro brotaban perspectivas espantosas, y me hacía el efecto de un conjuro al reverberar en cada muro de las sombras las danzas misteriosas!... ¡La joven que acostada traslucía con su aspecto ideal, su aire sencillo, y que, más que mujer, me parecía un ángel de Rafael o de Murillo! ¡Sus manos por las venas serpenteadas que la fiebre abultaba y encendía, hermosas manos, que a tener cruzadas por la oración habitual tendía... ¡sus ojos, siempre abiertos, aunque a oscuras, mirando al mundo de las cosas puras! ¡su blanca faz de palidez cubierta! ¡Aquel cuerpo a que daban sus posturas la celestial fijeza de una muerta!... Las fajas tenebrosas del techo, que irradiaba tristemente aquella luz de cueva submarina; y esa continua sucesión de cosas que así en el corazón como en la mente acaban por formar una neblina!... ¡Del tren expreso la infernal balumba!... ¡La claridad de cueva que salía del techo de aquel coche, que tenía la forma de la tapa de una tumba!... ¡La visión triste y bella de sublime concierto de todo aquel horrible desconcierto, me hacía traslucir en torno de ella algo vivo rondando un algo muerto! IX De pronto, atronadora, entre un humo que surcan llamaradas, despide la feroz locomotora un torrente de notas aflautadas, para anunciar, al despertar la aurora, una estación que en feria convertía el vulgo con su eterna gritería, la cual, susurradora y esplendente, con las luces del gas brillaba enfrente; y al llegar, un gemido lanzando prolongado y lastimero, el tren en la estación entró seguido cual si entrase un reptil a su agujero. CANTO SEGUNDO: EL DÍA I Y continuando la infeliz historia, que aún vaga como un sueño en mi memoria, veo al fin, a la luz de la alborada, que el rubio de oro de su pelo brilla cual la paja de trigo calcinada por agosto en los campos de Castilla. Y con semblante cariñoso y serio, y una expresión del todo religiosa, como llevando a cabo algún misterio, después de un «¡Ay, Dios mío!» me dijo, señalando un cementerio: «¡Los que duermen allí no tienen frío!» II El humo, en ondulante movimiento, dividiéndose a un lado y a otro lado, se tiende por el viento cual la crin de un caballo desbocado. ayer era otra fauna, hoy otra flora; verdura y aridez, calor y frío; andar tantos kilómetros por hora causa al alma el mareo del vacío; pues salvando el abismo, el llano, el monte. con un ciego correr que al rayo excede, en loco desvarío sucede un horizonte a otro horizonte y una estación a otra estación sucede. III Más ciego cada vez por su hermosura de la mujer aquella, al fin la hablé con la mayor ternura, a pesar de mis muchos desengaños; porque al viajar en tren con una bella va, aunque un poco al azar y a la ventura, muy deprisa el amor a los treinta años. Y «¿Adónde vais ahora?», pregunté a la viajera. «Marcho, olvidada por mi amor primero», me respondió sincera, «a esperar el olvido un año entero.» «Pero, ¿y después?», le pregunté, «señora?» «Después», me contestó, «¡lo que Dios quiera!» IV Y porque así sus penas distraía, las mías le conté con alegría y un cuento amontoné sobre otro cuento, mientras ella, abstrayéndose, veía las gradaciones de color que hacía la luz descomponiéndose en el viento. Y haciendo yo castillos en el aire, o, como dicen ellos, en España, la referí, no sé si con donaire, cuentos de Homero y de Maricastaña. En mis cuadros risueños, pintando mucho amor y mucha pena, como el que tiene la cabeza llena de heroínas francesas y de ensueños, había cada llama capaz de poner fuego al mundo entero; y no faltaba nunca un caballero que, por gustar solícito a su dama, la sirviese, siendo héroe, de escudero. Y ya de un nuevo amor en los umbrales, cual si fuese el aliento nuestro idioma, más bien que con la voz, con las señales, esta verdad tan grande como un templo la convertí en axioma: que para dos que se aman tiernamente, ella y yo, por ejemplo, es cosa ya olvidada por sabida que un árbol, una piedra y una fuente pueden ser el edén de nuestra vida. V Como en amor es credo, o artículo de fe que yo proclamo, que en este mundo de pasión y olvido, o se oye conjugar el verbo te amo, o la vida mejor no importa un bledo; aunque entonces, como hombre arrepentido, al ver una mujer me daba miedo, más bien desesperado que atrevido, «Y ¿un nuevo amor», le pregunté amoroso, «no os haría olvidar viejos amores?» Mas ella, sin dar tregua a sus dolores, contestó con acento cariñoso: «La tierra está cansada de dar flores; necesito algún año de reposo.» VI Marcha el tren tan seguido, tan seguido, como aquel que patina por el hielo, y en confusión extraña, parecen, confundidos tierra y cielo, monte la nube, y nube la montaña, pues cruza de horizonte en horizonte por la cumbre y el llano, ya la cresta granítica de un monte, ya la elástica turba del pantano; ya entrando por el hueco de algún túnel que horada las montañas, a cada horrible grito que lanzando va el tren, responde el eco, y hace vibrar los muros de granito, estremeciendo al mundo en sus entrañas; y dejando aquí un pozo, allí una sierra, nubes arriba, movimiento abajo, en laberinto tal, cuesta trabajo creer en la existencia de la tierra. VII Las cosas que miramos se vuelven hacia atrás en el instante que nosotros pasamos; y, conforme va el tren hacia adelante, parece que desandan lo que andamos; y a sus puestos volviéndose, huyen y huyen en raudo movimiento los postes del telégrafo, clavados en fila a los costados del camino, y, como gota a gota, fluyen, fluyen, uno, dos, tres y cuatro, veinte y ciento, y formando confuso y ceniciento el humo con luz un remolino, no distinguen los ojos deslumbrados si aquello es sueño, tromba o torbellino. VIII ¡Oh mil veces bendita la inmensa fuerza de la mente humana que así el ramblizo como el monte allana, y al mundo echando su nivel, lo mismo los picos de las rocas decapita que levanta la tierra, formando un terraplén sobre un abismo que llena con pedazos de una sierra! ¡Dignas son, vive dios, estas hazañas, no conocidas antes, del poderoso anhelo de los grandes gigantes que, en su ambición, para escalar el cielo un tiempo amontonaron las montañas! IX Corría en tanto el tren con tal premura que el monte abandonó por la ladera, la colina dejó por la llanura, y la llanura, en fin, por la ribera; y al descender a un llano, sitio infeliz de la estación postrera, le dije con amor: «¿Sería en vano que amaros pretendiera? ¿Sería como un niño que quisiera alcanzar a la luna con la mano?» Y contestó con lívido semblante: «No sé lo que seré más adelante, cuando ya soy vuestra mejor amiga. Yo me llamo Constancia y soy constante; ¿qué más queréis», me preguntó, «que os diga?». Y, bajando el andén, de angustia llena, con prudencia fingió que distraía su inconsolable pena con la gente que entraba y que salía, pues la estación del pueblo parecía la loca dispersión de una colmena. X Y con dolor profundo, mirándome a la faz, desencajada cual mira a su doctor un moribundo, siguió: «Yo os juro, cual mujer honrada, que el hombre que me dio con tanto celo un poco de valor contra el engaño, o aquí me encontrará dentro de un año, o allí...», me dijo, señalando el cielo. Y enjugando después con el pañuelo algo de espuma de color de rosa que asomaba a sus labios amarillos, el tren (cual la serpiente que, escamosa, queriendo hacer que marcha, y no marchando, ni marcha ni reposa) mueve y remueve, ondeando y más ondeando, de su cuerpo flexible los anillos; y al tiempo en que ella y yo, la mano alzando, volvimos, saludando, la cabeza, la máquina un incendio vomitando, grande en su horror y horrible en su belleza, el tren llevó hacia sí pieza por pieza, vibró con furia y lo arrastró silbando. CANTO TERCERO: EL CREPÚSCULO I Cuando un año después, hora por hora, hacia Francia volvía echando alegre sobre el cuerpo mío mi manta de alamares de Zamora, porque a un tiempo sentía, como el año anterior, día por día, mucho amor, mucho viento y mucho frío, al minuto final del año entero a la cita acudí cual caballero que va alumbrando por su buena estrella; mas al llegar a la estación aquella que no quiero nombrar, porque no quiero, una tos de ataúd sonó a mi lado, que salía del pecho de una anciana con cara de dolor y negro traje. Me vio, gimió, lloró, corrió a mi lado, y echándome un papel por la ventana: «Tomad», me dijo, «y continuad el viaje». y cual si fuese una hechicera vana que después de un conjuro, en la alta noche quedase entre la sombra confundida, la mujer, más que vieja, envejecida, de mi presencia huyó con ligereza cual niebla entre la luz desvanecida, al punto en que, llegando con presteza echó por la ventana de mi coche esta carta tan llena de tristeza, que he leído más veces en mi vida que cabellos contiene mi cabeza. II «Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros, cuenta os dará de la memoria mía. Aquel fantasma soy que, por gustaros, juró estar viva a vuestro lado un día. »Cuando lleve esta carta a vuestro oído el eco de mi amor y mis dolores, el cuerpo en que mi espíritu ha vivido ya durmiendo estará bajo las flores. »Por no dar fin a la ventura mía, la escribo larga... casi interminable... ¡Mi agonía es la bárbara agonía del que quiere evitar lo inevitable! »Hundiéndose al morir sobre mi frente el palacio ideal de mi quimera, de todo mi pasado, solamente esta pena que os doy borrar quisiera. »Me rebelo a morir, pero es preciso... ¡El triste vive y el dichoso muere!... ¡Cuando quise morir, dios no lo quiso; hoy que quiero vivir, Dios no lo quiere! »¡Os amo, sí! Dejadme que habladora me repita esta voz tan repetida; que las cosas más íntimas ahora se escapan de mis labios con mi vida. »Hasta furiosa, a mí que ya no existo, la idea de los celos me importuna; ¡juradme que esos ojos que me han visto nunca el rostro verán de otra ninguna! »Y si aquella mujer de aquella historia vuelve a formar de nuevo vuestro encanto, aunque os ame, gemid en mi memoria; ¡yo os hubiera también amado tanto!... »Mas tal vez allá arriba nos veremos, después de esta existencia pasajera, cuando los dos, como en le tren, lleguemos de vuestra vida a la estación postrera. »¡Ya me siento morir!... El cielo os guarde. Cuidad, siempre que nazca o muera el día, de mirar al lucero de la tarde, esa estrella que siempre ha sido mía. »Pues yo desde ella os estaré mirando; y como el bien con la virtud se labra, para verme mejor, yo haré, rezando, que Dios de par en par el cielo os abra. »¡Nunca olvidéis a esta infeliz amante que os cita, cuando os deja, para el cielo! ¡Si es verdad que me amásteis un instante, llorad, porque eso sirve de consuelo!... »¡Oh Padre de las almas pecadoras! ¡Conceded el perdón al alma mía! ¡Amé mucho, Señor, y muchas horas; mas sufrí por más tiempo todavía! »¡Adiós, adiós! Como hablo delirando, no sé decir lo que deciros quiero. Yo sólo sé de mí que estoy llorando, que sufro, que os amaba y que me muero.» III Al ver de esta manera trocado el curso de mi vida entera en un sueño tan breve, de pronto se quedó, de negro que era, mi cabello más blanco que la nieve. De dolor traspasado por la más grande herida que a un corazón jamás ha destrozado en la inmensa batalla de la vida, ahogado de tristeza, a la anciana busqué desesperado; mas fue esperanza vana, pues, lo mismo que un ciego, deslumbrado, ni pude ver la anciana, ni respirar del aire la pureza, por más que abrí cien veces la ventana decidido a tirarme de cabeza. Cuando, por fin, sintiéndome agobiado de mi desdicha al peso y encerrado en el coche maldecía como si fuese en el infierno preso, al año de venir, día por día, con mi grande inquietud y poco seso, sin alma y como inútil mercancía, me volvió hasta Paris el tren expreso. | |
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13-01-09 00:05 | #1627327 -> 1584439 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados. Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos... ¡Vive hoy! ¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy! ¡No te dejes morir lentamente! ¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ! PABLO NERUDA | |
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13-01-09 14:44 | #1629069 -> 1627327 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES SON TRES DIFERENTES A MI ME GUSTA ESPECIALEMENTE EL TERCERO " La belleza no es ua cualidad de las cosas mismas, sino que se da en la mente que las contempla, y por ello cada mete, percibe una belleza diferente." Dices que tienes corazón, y solo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón... es una máquina que al compás que se mueve hace ruido. "A escondidas amo ahora, lo que amaba libremente, y el que lo que tieno no valora, lo va perdiendo fácilmente. Y ese amor que era alegría ahora es todo sufrimiento, yo te extraño cada día sin apartarte de mi pensamiento. ¿Dónde estás vida mía, dónde estás que no te siento, dónde se han quedado los días en los que tu cuerpo era mi cuerpo? | |
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13-01-09 22:20 | #1631816 -> 1629069 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, Despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate. Si Dios me obsequiara un trozo de vida, Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que les ofrecería a la luna. Regaría con lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalo... Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están, al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, Sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo. POEMA DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ | |
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14-01-09 01:08 | #1632641 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES ROMANCE DE LA LOBA PARDA Estando yo en la mi choza pintando la mi cayada, las cabrillas altas iban y la luna rebajada; mal barruntan las ovejas, no paran en la majada. Vide venir siete lobos por una oscura cañada. Venían echando suertes cuál entrará a la majada; le tocó a una loba vieja, patituerta, cana y parda, que tenía los colmillos como punta de navaja. Dio tres vueltas al redil y no pudo sacar nada; a la otra vuelta que dio, sacó la borrega blanca, hija de la oveja churra, nieta de la orejisana, la que tenían mis amos para el domingo de Pascua. —¡Aquí, mis siete cachorros, aquí, perra trujillana, aquí, perro el de los hierros, a correr la loba parda! Si me cobráis la borrega, cenaréis leche y hogaza; y si no me la cobráis, cenaréis de mi cayada. Los perros tras de la loba las uñas se esmigajaban; siete leguas la corrieron por unas sierras muy agrias. Al subir un cotarrito la loba ya va cansada: —Tomad, perros, la borrega, sana y buena como estaba. —No queremos la borrega, de tu boca alobadada, que queremos tu pelleja pa' el pastor una zamarra; el rabo para correas, para atacarse las bragas; de la cabeza un zurrón, para meter las cucharas; las tripas para vihuelas para que bailen las damas. Anónimo -------------------------------------------------------------------------------- | |
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14-01-09 01:34 | #1632662 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES De quince a veinte es niña; buena moza de veinte a veinticinco, y por la cuenta gentil mujer de veinticinco a treinta, ¡dichoso aquel que en tal edad las goza! De treinta a treinta y cinco no alboroza, mas se puede comer con salpimienta. Pero de treinta y cinco hasta cuarenta, anda en vísperas ya de una coroza. A los cuarenta y cinco es bachillera, gansea, pide y juega del vocablo. Cumplidos los cincuenta da en santera. A los cincuenta y cinco hecha retablo, niña, moza, mujer, vieja, hechicera, bruja y santera, se la lleva el diablo. Anónimo | |
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14-01-09 01:53 | #1632675 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES ORIENTAL Dueña de la negra toca, la del morado monjil, por un beso de tu boca diera a Granada Boabdil. Diera la lanza mejor del Zenete más bizarro, y con su fresco verdor toda una orilla del Darro. Diera la fiesta de toros, y si fueran en sus manos, con la zambra de los moros el valor de los cristianos. Diera alfombras orientales, y armaduras y pebetes, y diera... ¡que tanto vales!, hasta cuarenta jinetes. Porque tus ojos son bellos, porque la luz de la aurora sube al Oriente desde ellos, y el mundo su lumbre dora. Tus labios son un rubí, partido por gala en dos... Le arrancaron para ti de la corona de Dios. De tus labios, la sonrisa, la paz de tu lengua mana... leve, aérea, como brisa de purpurina mañana. ¡Oh, qué hermosa nazarena para un harén oriental, suelta la negra melena sobre el cuello de cristal, en lecho de terciopelo, entre una nube de aroma, y envuelta en el blanco velo de las hijas de Mahoma! Ven a Córdoba, cristiana, sultana serás allí, y el sultán será, ¡oh sultana!, un esclavo para ti. Te dará tanta riqueza, tanta gala tunecina, que ha de juzgar tu belleza para pagarle, mezquina. Dueña de la negra toca, por un beso de tu boca diera un reino Boabdil; y yo por ello, cristiana, te diera de buena gana mil cielos, si fueran mil. JOSE ZORRILLA | |
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14-01-09 03:26 | #1632707 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES DICE LA NIÑA «Las madres las hicieron miles de Blancanieves, cientos de Cenicientas y alguna Rapunzel; y por eso son lindas y de pisadas leves, y tienen la frescura de la col en la piel. »Las madres las hicieron... o rubias o morenas, sus cabellos oscuros —alféizar de ventana— o con trenzas de oro; pero siempre tan llenas de besos en los labios, de noche y de mañana. »Las madres las hicieron las buenas hadas juntas con la varita puesta sobre sus corazones, por eso nos contestan difíciles preguntas y todo lo adivinan, y a todo dan razones. Las madres las hicieron de esta manera, así, con la varita mágica: ¡como te han hecho a ti!» | |
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14-01-09 22:17 | #1636463 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES ISLA IGNORADA Soy como esa isla que ignorada Late acunada por árboles jugosos -en el centro de un mar que no me entiende, rodeada de NADA, sola solo-. Hay aves en mi isla relucientes Y pintadas por ángeles pintores, Hay fieras que me miran dulcemente, Y venenosas flores. Hay arroyos poetas Y voces interiores De volcanes dormidos. Quizá haya algún tesoro Muy dentro de mi entraña. ¡Quién sabe si yo tengo diamante en mi montaña, o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! Los árboles del bosque de mi isla Sois vosotros, mis versos. ¡Qué bien sonáis a veces si el gran músico viento os toca cuando viene del mar que me rodea A esta isla que soy, si alguien llega, Que se encuentre con algo es mi deseo -manantiales de versos encendidos y cascadas de paz es lo que tengo-. Un nombre que me sube por el alma Y no quiere que llore mis secretos; Y soy tierra feliz -que tengo el arte De ser dichosa y pobre al mismo tiempo-. Para mí es un placer ser ignorada, Isla ignorada del océano eterno. En el centro del mundo sin un libro, SÉ TODO, porque vino un misionero Y me dejó una Cruz para la vida -para la muerte me dejó un misterio-. GLORIA FUERTES | |
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15-01-09 01:27 | #1637300 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Letrillas satíricas Que dé la viuda un gemido por la muerte del marido, ya lo veo; pero que ella no se ría si otro se ofrece en el día, no lo creo. Que Clori me diga a mí «Sólo he de quererte a ti», ya lo veo; pero que siquiera a ciento no haga el mismo cumplimiento, no lo creo. Que los maridos celosos, sean más guardias que esposos, ya lo veo; pero que estén las malvadas, por más guardias, más guardadas, no lo creo. Que al ver de la boda el traje, la doncella el rostro baje, ya lo veo; pero que al mismo momento no levante el pensamiento, no lo creo. Que Celia tome el marido por sus padres escogido, ya lo veo; pero que en el mismo instante ella no escoja el amante, no lo creo. Que se ponga con primor Flora en el pecho una flor, ya lo veo; pero que astucia no sea para que otra flor se vea, no lo creo. Que en el templo de Cupido el incienso es permitido, ya lo veo; pero que el incienso baste, sin que algún oro se gaste, no lo creo. Que el marido a su mujer permita todo placer, ya lo veo; pero que tan ciego sea, que lo que vemos no vea, no lo creo. Que al marido de su madre todo niño llame padre, ya lo veo; pero que él, por más cariño, pueda llamar hijo al niño, no lo creo. Que Quevedo criticó con más sátira que yo, ya lo veo; pero que mi musa calle porque más materia no halle, no lo creo. | |
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15-01-09 01:47 | #1637317 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Que un sabio de mal humor llame locura al amor, ya lo veo; pero que no se enloquezca cuando otro humor prevalezca, no lo creo. Que una doncella guardada esté del mundo apartada, ya lo veo; pero que no muera ella por salir de ser doncella, no lo creo. Que un filósofo muy grave diga que de amor no sabe, ya lo veo; pero que no mienta el sabio con el pecho y con el labio, no lo creo. Que una moza admita un viejo por marido o por cortejo, ya lo veo; mas que el viejo en confusiones no dé por cuernos doblones, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. | |
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15-01-09 01:57 | #1637329 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Catorce años tengo, ayer los cumplí, que fue el primer día del florido abril; y chicas y chicos me suelen decir: «¿Por qué no te casan, Mariquilla, di?». De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Y a fe, madre mía, que allá en el jardín, estando a mis solas, despacio me vi en el espejito que me dio en Madrid las ferias pasadas el mi primo Luis. De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Mireme y mireme cien veces y mil, y dije llorando: «¡Ay pobre de mí!, ¿por qué se malogra mi dulce reír y tierna mirada?». ¡Ay niña infeliz! De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Y luego en mi pecho una voz oí, cual cosa de encanto, que empezó a decir: «¿La niña soltera de qué ha de servir? La vieja casada aun es más feliz». De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Si por ese mundo no quisiereis ir buscándome un novio, dejádmelo a mí, que yo hallaré tantos que pueda elegir, y de nuestra calle yo no he de salir. De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Al lado vive uno como un serafín, que la misma misa que yo suele oír. Si voy sola, llega muy cerca de mí; y se pone lejos si también venís. De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Me mira, le miro. Si me vio le vi, se pone más rojo que el mismo carmín. Y si esto le pasa al pobre, decid: «¿Qué queréis, mi madre, que me pase a mí?» De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto vereisme morir. Enfrente vive otro, taimado y sutil, que suele de paso mirarme y reír. Y disimulado se viene tras mí, y a ver dónde llego me suele seguir. De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. Otro hay que pasea con aire gentil la calle cien veces, y aunque diga mil, y a nuestra criada la suele decir: «Bonita es tu ama, ¿te habla de mí?». De amores me muero, mi madre, acudid, si no llegáis pronto, vereisme morir. | |
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15-01-09 13:15 | #1638393 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES A MI PADRE A Dios doy gracias porque seas mi padre. Por tus reproches y consejos. Por el bien que me enseñaste y de mi ser siempre cuidaste. Por ser padre bondadoso, lleno de paz y sabiduría. Porque amas la verdad. Justicia y rectitud en demasía. Por ser mi padre amado y enseñarme la caridad. Sentimientos nobles te cubren. No conoces la maldad. Caballero noble y parco, me enseñaste a luchar. Aspirando siempre a lo más alto y a mis sueños no renunciar. Por aborrecer todo lo malo. Por tus celestiales valores. Por guiarme de la mano en senderos llenos de flores. Por tus palabras de aliento en mis momentos más tristes. Por tus silencios elocuentes que me calman dulcemente. Por tu mirada sabia y profunda. Por tu expresión tan serena. Por tu paciencia y tesón. Torbellino de cosas buenas. Por ser hombre testarudo aferrado a tu convicción. Por mantener en alto tus ideales sin perder la calma o razón. Por instruirme en la vida y enseñarme a no mentir. Por preocuparte por mis problemas y recompensa no pedir. Por enseñarme nobles valores: el amor, rectitud y compasión, justicia, desinterés, trabajo, caridad, verdad y el perdón. Por todos tus desvelos. Por tu amor paternal. Hombres como tú hay pocos. Eres un padre ideal. Por cumplir con tus deberes. porque nunca me fallaste. Porque contigo contar siempre puedo. Hoy y siempre mi amor te entrego. Porque siempre estás ahí, tendiéndome tu cálido abrazo. Por ser modelo en mi vida. Por siempre creer en mí. Por todo esto padre, te aprecio, y a Dios de nuevo agradezco por en mi vida tenerte a tí. | |
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16-01-09 01:34 | #1642072 -> 1631816 |
Por:No Registrado | |
RE: POEMAS DE GRANDES AUTORES Hombres necios que acusÁis... Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si la incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo. | |
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