Amparo Muñoz, in memoriam. Ha muerto Amparo Muñoz, esa mujer cuya mirada era turbulenta y frágil, pero a la vez diáfana y contundente, como la vida misma, como la muerte misma. Amparo Muñoz: toda una bellísima carta de amor (no correspondido) dirigida a la vida. Me han contado que el poeta Cesare Pavese estaba recordando a Amparo Muñoz (que aún no había nacido) cuando, en una noche de marzo de 1950, escribió este poema. Seguramente fuese verdad. VERRÀ LA MORTE E AVRÀ I TUOI OCHHI (VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS) Verrà la morte e avrà i tuoi occhi questa morte che ci accompagna dal mattino alla sera, insonne, sorda, come un vecchio rimorso o un vizio assurdo. I tuoi occhi saranno una vana parola, un grido taciuto, un silenzio. Cosí li vedi ogni mattina quando su te sola ti pieghi nello specchio. O cara speranza, quel giorno sapremo anche noi che sei la vita e sei il nulla. Per tutti la morte ha uno sguardo. Verrà la morte e avrà i tuoi occhi. Sarà come smettere un vizio, come vedere nello specchio riemergere un viso morto, come ascoltare un labbro chiuso. Scenderemo nel gorgo muti. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un absurdo defecto. Tus ojos serán una palabra vana, un grito callado, un silencio. Así los ves cada mañana cuando sola te inclinas ante el espejo. Oh, querida esperanza, ese día también nosotros sabremos que eres la vida y eres la nada. Para todos tiene la muerte una mirada. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como dejar un vicio, como ver en el espejo surgir un rostro muerto, como escuchar un labio cerrado. Descenderemos al abismo mudos. |