La Puebla de Montalbán - Toledo

Me cuenta un amigo que el Instituto Vasco de la Mujer concede anualmente un premio a la igualdad. En el año 2009 le ha otorgado dicho premio (dotado con 14.400 euros) a la asociación guipuzcoana “Lilaton Taldea” por haber organizado una carrera popular exclusivamente para mujeres.

Mucho me temo que la ministra Bibana Aído habría montado en cólera si se hubiera premiado la organización de una carrera popular en la que sólo pudieran participar hombres: sus quejas y gritos se habrían oído más allá de los confines de nuestra galaxia.

Resulta esperpéntico que la organización de una carrera deportiva en la que sólo pueden participar mujeres sea merecedora del premio a la igualdad que concede el Instituto Vasco de la Mujer. No creo que ésa sea la forma correcta de defender y propiciar la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Y no creo que las sufragistas estuvieran muy de acuerdo con este nuevo y grotesco concepto de la igualdad que tiene el mentado Instituto vasco.

Estimado (me da no se qué llamarte Orejas del lobo, pero en fín, mi nick tampoco es muy poético...)
Lo dejaré en simplemente estimado, ¿te parece?
A ver que me centro...

Leyendo este tipo de noticias se puede caer en la fácil tentación de creer que ésta es una simple manera de justificar algunos gastos, o sea, como hay que cuadrar presupuestos, pues vamos a gastar en lo que sea.
Podríamos dar premios también a la mujeres que mejor hagan la compra, o a los hombres que antes encuentren la varilla del aceite del coche.
Pongo estos ejemplos que únicamente pretenden ser ilustrativos.
Me consta que los hombres eligen muy bien las rodajas de salmón y muchas mujeres saben que el aceite del coche hay que cambiarlo.

Los extremos nunca son buenos, en ningún ámbito y desde luego algunas decisiones, manifestaciones y opiniones a veces, por pretender ser más originales que las de nadie, caen en lo grotesco.