"Canción del adiós que se presiente". "Canción del adiós que se presiente". "Claudia Lars" Nos está decretado separarnos. Tal vez sea mañana... He vivido a tu lado muchos días sin ser lo que deseabas. Has cogido en tus manos, suavemente, mi tibia mano huraña; has tejido en tu pecho nido quieto donde caben mis alas. Para librar mi ruta de peligros fuiste apartando zarzas; con tu filo de luz abriste puertas en mi noche cerrada. Me has mirado de frente, con serena pupila de confianza; me has dicho la palabra de ternura sencilla y cotidiana. Me regalaste la fragancia leve de flor inmaculada y esa leve fragancia del ensueño casi no era fragancia... Nos está decretado separarnos... Ya la pena lejana en recónditas voces de amargura anuncia su llegada. Sin embargo... sospecho que me escondes la retorcida llama, que se yergue obstinada en tu silencio y que valiente apagas. Sé que en tus labios duerme el beso largo que vence y arrebata; en tu cuerpo de arcángel está preso el dragón de las ansias. Y en mi sangre, también, late el impulso que hay en las viejas razas. ¡Madura estoy como la fruta dulce que se inclina en la rama! Pero la dicha inmensa de querernos nos ha sido vedada. Después vendría la infinita angustia que colma y no se acaba. Nos está decretado separarnos. La vida nos reclama el valor del adiós... ¡Están más juntas las almas solitarias! Escogeré, por eso, rumbos nuevos que el horizonte alcanzan; me llevaré el dolor de haberte hallado y de darte la espalda. Otras te ofrecerán, pleno y cumplido, el goce que soñabas; en frágiles espejos de quimera me has de ver reflejada. Tu anhelo ha de buscarme en toda forma y yo seré fantasma; me has de sentir, como inquietud perenne, clavada en tu esperanza. Cuando creas que me hundo en el olvido estaré más cercana: amor que por amor deja el deleite es eterno en el alma. Nos está decretado separarnos y mi adiós se adelanta... ¡Fulge en mi corazón tu nombre claro en un prisma de lágrimas!
|