La presión alemana puede con el presidente del BCE, Hace una semana el presidente del BCE decía que haría lo necesario para terminar con la vergonzosa especulación de los mercados que oprimen a España e Italia. Llegado el día, este señor, donde dijo digo, ahora dice diego. Ya no podemos fiarnos ni de estas personas que presumiblemente y por el puesto que ocupan, debieran de ser coherentes con lo que dicen. Si no puedes mantener una promesa, no la hagas; así no perderás la credibilidad que al menos para mí este señor ha perdido. Desgraciadamente yo he dejado de creer en estos presuntos sabios, y en sus intenciones de imparcialidad en sus decisiones. No creo en esta Europa donde cada uno arrima el ascua a su sardina y donde no hay mecanismos que solucionen situaciones críticas de países miembros en graves apuros si no da el visto bueno la Alemania. Soy consciente de que quizás nos merecemos lo que nos pasa por la mala gestión de los gobiernos de turno y la inacción de los españoles, pero no se dan cuenta estas personas que mandan en Europa, que con sus decisiones, (que yo creo interesadas) a los que verdaderamente hacen sufrir, es a los ciudadanos de a pie, al los obreros que no llega a fin de mes, si es que tiene la suerte de trabajar, a los que son ayudados casi por caridad. No se da cuenta Alemania que ellos también fueron fuertemente ayudados y que han tenido 50 años para llegar hasta donde están. ¿Por qué no dan tiempo igual que ellos lo han tenido a los países ahora con problemas? ¿Actuarían igual si con sus decisiones ellos personalmente sufrieran las consecuencias? ¿Tardarían tanto tiempo en tomar y ejecutar decisiones que solucionaran los problemas? Hay una pregunta que siempre me hago. ¿Ha desaparecido el dinero? ¿Se ha esfumado? ¿O, es que los mandamases del mundo han permitido que lo que antes era de la mayoría, ahora es solo de unos pocos entre los que se encuentran los mandamases? Voy a pecar de iluso, pero ya creo que esto puede y tiene que cambiar. ¿Cómo? La respuesta, está en nosotros, sobre todo en los jóvenes. Un saludo. Justo Morón |