Cronica de las fiestas Tras la traca final, ¿Quién puede ser imparcial?, a la hora de calificar, a este alcalde tan peculiar. Estamos sus detractores, sacándole los colores, y sus defensores, ciegos ante sus errores. Este "zapatero" remendón, discípulo de la improvisación, jamás se sentirá culpable, su excusa es la deuda palpable. O la falta de tiempo para los cambios, ha tenido que ajustar sus horarios, solucionar el tema de los salarios, y, sobre todo, contentar a uno de sus adversarios. O el sabotaje de los socialistas, según ellos somos unos artistas, infiltramos nuestros sofisticados agentes, en todos los actos de nuestros oponentes, lo mismo las banderillas robamos, que las carrozas pinchamos, es el boicot total, o su paranoia mental, pues se cree el ladrón, que todos son de su condición. Hasta cuando vivirán del victimismo, echando la culpa al socialismo, yo no quiero ser impaciente, pero intuyo el talante de este dirigente. El primer fracaso, la comida de mayores, ya expliqué los pormenores, pero por si acaso, me contaron que no le hicieron ni caso, todos saludaban a la anterior corporación, por más que buscaba gente de su afiliación, obtuvo un apoyo escaso, bien sea por su natural antipatía, o porque los mayores carecen de hipocresía. La segunda actuación, comienza con el pregón, de padrino Pepe el de "El Bohio", de testigos todo el gentío. Parecía una marioneta, balanceándose de lado a lado, con un movimiento acompasado, que mareaba al más pintado, mejor hubiera estado, sentado en una banqueta. Su traje ajustado, la columna arqueada, la mirada perdida, dirección Iglesia de Santa María, se veía que se aburría, el culo entresacado, barriga incipiente, para que la cebada fermente, sus gafas ultramodernas, y bien engominadas las melenas, así es "pelicasto", ¡Un angelito!. El pregonero en su intervención, nos puso en situación, este señor que tengo a mí lado, al público está poco acostumbrado, le he recetado, y a él le ha encantado, los remedios que a mí me funcionan, cuando los nervios me traicionan, un buen chorro de ginebra o ron, para pasar este marrón. No hay mucho más, seguir con este día está demás, el cocinero fue el protagonista, y el alcalde, de nuevo, el último de la lista. Al día siguiente, espectáculo pirotécnico, por consiguiente, tocaba otro espacio escénico, obra de la anterior alcaldía, decirlo no es una osadía, para disfrutarlo noche y día. Allí llegó nuestro personaje, con su altiva figura y ropaje, polo marino y vaqueros, zapatitos negros, propios de pijo con dinero, sólo le faltaba el sombrero, y el galgo, para ser como Don Quijote un hidalgo, de su Dulcinea enamorado, la lleva de tal forma agarrada, que nadie duda que la tiene embobada, más parece, y no desmerece, un quinceañero atolondrado. Se sentó en la terraza de su local habitual, donde conocen de sobra su ritual, defendiendo sus intereses con pasión, mandó disolver el botellón, para que sus amiguetes amorticen la terraza, la diversión popular rechaza. No todos pueden sentarse, usted de sus escritos no parece acordarse, ¿Como pueden los hijos de sus parados, beber con esos precios tan desorbitados?. Si todos tenemos el cielo como techo, ¿Por qué se produce este hecho?. CONTINUARA...... Saludos, de Casimiro. |