BREVE HISTORIA DE UN REINADO (Dedicado a los Illescanos) Y dexas, Pastor Santo, tu grey, en este valle hondo... oscuro... (Fray Luis de León). No intento sentar cátedra ¡Libreme Dios! ni alcanzar alguna medra; si crear del valor juicios, sin resquicios, de tu torpe trayectoria a través de mi memoria. Desde tu regia poltrona, lee a este viejo trovador, un burlador de poltronas. Emprendiste con Romualdo la campaña. Bajo su guía y respaldo urdiste una telaraña, para dar al rojo caña. Con lobeznos populares emprendiste batallares, propios de gente exaltada, sin idea democrática y de ética despejada. Dueño de la ciudad, ¡Eso te creías!. Un pájaro fénix de esos que de cenizas surgías; un mesías para salvar a Illescas. Artimañas picarescas para engañar a la gente con falacias y faroles ¡Caracoles! ¡Vaya gente!. Era el once, mes de Junio a las doce. En contra del raciocinio, diez y una abstención, once. ¡Alboroce!. La izquierda no estaba unida y, como siempre, vencida. Fuiste alcalde de la ciudad con minoría, daba igual a esta casual autoridad. Desde ese mismo momento, sus afanes, no fueron calentar asiento; se notó en sus ademanes charlatanes el ansia por un salario, pese a estar vacío el erario. Dando ejemplares lecciones, sacó de la aritmética patéticas conclusiones. Palabras como obsesión, la pusiste en tu aureola de abstracción, haciendote aún más triste. Rebuscaste los números noche y día para ultrajar la valía de tu honroso predecesor. Por poco te da un miocardio con la radio y su asesor. Tu denuncia favorita: la dejadez. De manera oral y escrita reflejaste tu insensatez ¡Que estupidez!. Denunciar aquella ausencia sin demostrar tu presencia. El paso del tiempo y hastío dieron tu airada cruzada por perdida. ¡Yo me río!. Me río de tus promesas, sempiternas. Esas que revolean presas por mis neuronas internas sin cadenas, esperando un largo exilio, pero no llega tu auxilio. Están sin pena ni gloria en tu conciencia olvidadas ¿Que es la vida sin memoria?. Si tu no tienes memoria, te recuerdo aquel momento de euforia por la fiesta. No estoy lerdo ¡Bien me acuerdo! que la empezaste con mal pie y la culminaste a traspies. Quisiste cambiar, sin precio, costumbre por la novedad. ¡La realidad te venció!. Tras las fastuosas ferias, Zapatero, ocupó nuestras memorias. Distrayendo el paradero del viajero, de crespa melena cana por la tierra toledana. Palacios, ya no era bueno y se atrevió a alzar el vuelo ¡Que revuelo! en el pleno. Regidor local, provincial diputado de la cultura insustancial de un poetastro aventajado. Desterrado del Olimpo de los dioses a tierra de semidioses, cuya única lontananza es extender la juntura de cintura por su holganza. Al final del tiempo invernal, augurando la calidez primaveral se le vio inaugurando y alardeando de su amor por la bandera y su probada sordera. Sordo al grito ciudadano sobre los superfluos gastos de estos fastos, tan ufanos. Trescientos sesenta y cinco largos días, en el Km. treinta y cinco ¡Soportando sus manías y sus alegrías!. Pastor Santo, cuanto duro es este valle hondo y oscuro en el que has dejado tu grey, bajo su recortado aro sin tu amparo y con su ley. Salud y República. |