Gálvez - Toledo

BÁRBARA AYUSO
Las zonas industriales libres de impuestos no tienen porqué situarse en paraísos fiscales ni ser sinónimo de corrupción. Así lo ha demostrado Nikoloz Gilauri en el Foro de Nueva Economía, celebrado este martes en el Hotel Ritz de Madrid. En su primera visita oficial a nuestro país, Gilauri ha declarado su pretensión de dar a conocer Georgia a España, pero lo que ha impartido es una auténtica lección de cómo implantar un liberalismo real y conseguir resultados envidiables por cualquier país occidental.

Dos meses después del fin de la guerra ruso-georgiana, la Conferencia de donantes entregó 450 millones de dólares a una devastada Georgia, con pocas papeletas de sobrevivir al conflicto bélico y a la recesión. Con esa base de apoyo financiero se asentaron las bases de la revolución liberal, que ya nos contó Glucksmann en LD.

"Como primer ministro tenía que sustituir la dependencia de las ayudas internacionales extranjeras por inversiones privadas que ayudaran a crecer al país", dice Gilauri. "Y eso sólo se consigue liberalizando la economía". Pero cuando habla de "crear un entorno en el que florezca el espíritu emprendedor" no está hablando de meros propósitos ni entelequias, sino de crear un sistema fiscal construido con el imperativo de que "el Estado no es más inteligente que el mercado", afirma el mandatario.

Para empezar, Georgia "ha disminuido los 21 tipos de impuestos que teníamos a solamente 6, planos y fáciles de administrar", una política impositiva que como cuenta el propio Gilauri "yo mismo resumí en 4 folios cuando pertenecía al Minsiterio de Finanzas. Queremos un gobierno con una huella fiscal que suponga lo menos posible".

Además, han modificado la Constitución para introducir esta "Ley de Libertad", lo que implica que "para subir los impuestos o añadir nuevos tipos tendrá que aprobarse por referéndum, lo que devuelve el poder al pueblo".

"Si el sistema de fiscalidad es tan sencillo es porque las autoridades no pretenden malinterpretar lo que dice el Código Fiscal". Nikoloz Gilauri recuerda cómo "anteriormente las autoridades fiscales abusaban de ciertos párrafos, que ahora hemos suprimido para que no vuelva a ocurrir, y no de pie a la existencia de organizaciones mafiosas". Y lo han conseguido. El Informe de 2009 de Transparencia Internacional lo caracteriza como uno de los países menos corruptos, con cotas mucho más bajas que países como Noruega.

Pero no han obviado que muy habitualmente las peores mafias se encuentran dentro de los propios gobiernos, por lo que también han blindado el sistema impositivo. "Hemos decretado que los gastos del Gobierno en relación con el PIB no pueden ser mayores al 30%, provocando que no tenga sentido aumentar los impuestos, porque no se podría beneficiar de ellos".

Ni la banca se escapa. Georgia no ha vivido ningún rescate bancario gracias a un ratio de capital que su primer ministro ha situado en torno a un 60 ó 70%, lo que multiplica por más de seis el de cualquier país europeo.

Por si fuera poco incentivo para la invesión extranjera, además ofrecen zonas industriales libres de impuestos "dirigidas a las empresas que quieran hacer de Georgia su centro neurálgico para la exportación", consiguiendo convertirse en el país con menos impuestos y menos trabas comerciales", como reconoce el Informe de Doing Bussines, que señala a Georgia como uno de los países que ofrecen más facilidades para hacer negocios.

Proyectos de futuro: una reforma sanitaria eficiente

Irremediablemente, con una política económica tan saneada, los beneficios sociales no se han hecho esperar. Nikoloz Gilauri ha expuesto el proyecto que han emprendido reiterando que "creemos en la economía liberal, y sobre estas bases hemos trazado un proyecto para privatizar el sistema sanitario".

Este plan, incluye protección sanitaria gratuita para las 900.000 personas que viven bajo el nivel de la pobreza, junto a "profesores, policías y los presos", con un seguro sanitario subvencionado por el Estado para estos sectores más vulnerables.

Para el resto de la población, se implantará el funcionamiento mediante seguros privados sanitarios, con facilidades estatales "para que quien pague un tercio del seguro, el Gobierno pagará los 2/3 restantes", asegura Gilauri. Así, han pasado de los 20.000 seguros médicos existentes en 2004 a más de un millón en la actualidad.

Menos corrupción, menos impuestos, menos regulación pública y menos necesidad de financiación de organismos extranjeros. No queda más remedio que creerse a Nikoloz Gilauri cuando afirma que "confiamos firmamente en los resultados del sistema liberal".