Escalona - Toledo

Siempre que entramos en un periodo malo, lo más normal que pasa por nuestras mentes es eludir el problema real, culpar a segundas y terceras personas de lo que nosotros mismos no somos capaces de defender, ese no es el rumbo de las cosas, no pretendamos que las cosas cambien, si siempre nos refugiamos en lo mismo, pues como ya he dicho muchas veces de lo malo de nuestras vidas también aprendemos, por ejemplo la crisis es la mejor de las cosas que nos pueden pasar actualmente, porque la crisis nos traerá progresos en nuestras vidas y metas.

Pero para ello debemos de ser creativos, pues de nuestra angustia, después nace un nuevo día, que nace de la noche más horripilante y oscura, pues gracias a la crisis nace nuestra propia inventativa, nuestros descubrimientos y sobre todo grandes estrategias, pues quien sea capaz de superar su propia crisis se superara a sí mismo, pero quien se refugie en su dolor, sus penas, sus fracasos, violenta su propio talento y le tiene más respeto a sus problemas que a las posibles soluciones, con ello nos demuestra que su verdadera crisis está dentro de su incompetencia.

Aunque la mayoría de nosotros, tenemos mucha materia en relación con la crisis cuando se comenta en la calle, casi la mayoría suele culpar de ello a terceros, casi nadie se hace una autocritica, y sería fundamental en este caso, porque solemos decir:
Que si la culpa es del gobierno, de los bancos, de los especuladores, y un sinfín mas, todo siempre menos autocriticarnos a nosotros mismos.

Deberíamos de preguntarnos:
¿Y nosotros?
¿No tenemos nada que ver?.

Cuando el sector del ladrillo estaba en pleno auge, decidimos cómpranos un apartamento sobre plano en una zona que estaba revalorizando mucho (porque en un par de años lo vendo y me saco unos miles de euros), cambiábamos nuestro dinero de caja para poder acogernos a un deposito de un 8%, cuando los tipos de interés estaban a dos o tres puntos por debajo, nos comprábamos una vivienda financiada a más del 100% y a 50 años que se nos llevaba más de la mitad de nuestro sueldo, metíamos nuestros ahorros en bolsa a ver si en un par de meses subía un 10%, o nos íbamos corriendo a comprar una acción que habíamos oído que iba a ser un pelotazo, o lo invertíamos en un fondo esperando revalorizaciones de dos cifras, nos hemos comprado un coche que no podíamos pagar apoyándonos en nuestro préstamo de la caja, o nos hemos ido de vacaciones al Caribe, o que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades apurando el límite de nuestras tarjetas de crédito.

Ahora es muy fácil el echarnos mano a la cabeza y, reprochamos a la entidad financiera su especulación, no amigos no, hemos sido nosotros con nuestras decisiones y nuestra avaricia los que hemos alimentado a la economía financiera por encima de la economía real de nuestras posibilidades, la hemos empujado hacia unos límites que nunca deberíamos haber superado.
Porque ahora es muy fácil el hacerse los suecos: (eso han sido las cajas que son unas avariciosas), (eso han sido los especuladores en bolsa, que han invertido a crédito), (han sido los constructores, que inflaron en demasía la burbuja del ladrillo), (eso es culpa del gobierno, que no han sabido controlar bien el tema) (eso han sido los que han invertido sin controlar el riesgo).

No amigos no, aquí hemos cometido todos el mismo error, despreciando los riesgos que con ello conllevaba, nos empezamos a dar cuenta cuando no podíamos pagar los créditos, de nuestra evolución poco favorable, quedarnos sin trabajo, enfermar, etc…, nos sentimos atraídos por la rentabilidad y un ritmo de vida más alto de lo que en realidad podíamos permitirnos, dejando a un lado todo tipo de precauciones, como sería el gastar más de lo que ganábamos, porque deberíamos de haber pensado que nadie da rentabilidad sin riesgo, no hay ningún activo que revalorice eternamente, en fin que es lo mismo de lo que acusamos a los demás.

Pero no por ello es menos cierto que todos los bancos, cajas, gobiernos, y la sociedad en su conjunto, han sido o mejor dicho hemos sido cómplices de toda esta trama o ruina, ya que con estas aspiraciones animábamos a todos a entrar en esta espiral sin fondo del consumo, avaricia, deuda y el desprecio de los riesgos, confiábamos en poder estirar la maroma mas y mas, sin que llegara resquebrajarse, por lo que tendríamos que haber tenido en cuenta que siempre las últimas decisiones no las tomaban ellos, si no que las tomábamos nosotros.

El único y realmente inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones definitivas. Pero volviendo al principio de mi mensaje hay que tener en cuenta, que sin crisis no hay desafíos, y sin desafíos la vida es una mera rutina, una lenta agonía, una muerte lenta, ya que sin crisis no hay meritos para tener en cuenta y es donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia, dialogar sobre la crisis es promoverla y callarse es entrar en un estado de máximo conformismo.
En vez de esto es mejor trabajar duro, planteémonos en acabar de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla, de hacernos los suecos.

Gracias por leerme
luismgon