Escalona - Toledo

Quién de nosotros en más de una ocasión no se ha sentido solo, a pesar de estar rodeados de la familia, gente, etc., creo que la mayoría me contestarían una respuesta afirmativa, ya que en la mayoría de las ocasiones nuestra mente nos hace sentirnos solos, como si el chip de nuestro cerebro se quedara en blanco, para estos casos lo mejor de todo es desconectarse, coger un buen libro y con música agradable meterte de lleno en la aventura del conocimiento del autor que hayamos elegido, para cargar nuestras pilas.

Pero muchos de nosotros no optamos por esta elección, y como resultado nuestra soledad nos va absorbiendo momento a momento, segundo a segundo, hasta tal punto que cogemos pavor a nuestra soledad, en cambio otros también optamos por plantarle guerra a dicha soledad, ya sea a través del fondo de nuestro conocimiento, de quemar ese rescoldo que nos lleva a sentirnos solos, aunque en realidad lo que necesitamos es concienciarnos de que a veces esta soledad nos es tan necesaria como el mismo aire que respiramos.

Nuestra soledad se hace más evidente, casi en la mayoría de los casos cuando ya va cayendo la tarde, cuando la noche va ocupando su sitio y es ella la que como una silenciosa consejera, nos invita a que nuestra soledad sea más evidente.
Es aquí cuando nuestra mente empieza a trabajar y nos lleva a emprender un viaje a nuestro mundo particular, ese mundo que vamos forjándonos nosotros mismos, ese mundo que vamos dándole colores a nuestro antojo, y nos va metiendo de lleno en notar un sentido de ánimo diferente, ya que si no andamos con la mente lúcida nos puede llevar a un infierno negro, también nos puede trasladar a un momento sublime de felicidad, sean como sean estas sensaciones tan intensas nos llevan irremediablemente a conectar con nosotros mismos.

Muchos de nosotros somos capaces hasta de encerrarnos en nuestro propio globo, y nos hace sentir un viaje a nuestro propio universo, el de nuestros pensamientos, nuestra forma de plantearnos la vida, los recuerdos de nuestra juventud e incluso de nuestra niñez, pero estos sentimientos los podemos manejar a nuestro antojo y elegir aquel que más nos interese e ir hacia ellos, sin que nadie nos corrija y nos diga que nos estamos equivocando. Yo creo que llegando a este punto, y dependiendo del tipo de soledad que estemos padeciendo en ese momento puede incluso ayudarnos a mejorar de cara a nuestras metas y nuestro futuro, pues a pesar de todo a veces sentir la soledad es bueno.

Y creo que esta sería la cara amable de la buena soledad, porque en realidad la estamos buscando cuando necesitamos querernos a nosotros mismos, esta es la que nos dará energía para retomar fuerzas, para después poder compartir con los demás, pero cuidado, porque al igual que las monedas tienen dos caras, la soledad también las tiene, por ello debemos de estar muy seguros que tipo de soledad queremos y con cuál de ellas queremos trabajar, ya que la soledad negativa, nos quitara el sueño, nos sentiremos olvidadizos, abandonados, tristes y melancólicos.

Pero al final, nos hará comprender que la única que no está sola, es la propia soledad, ya que de una forma o de otra siempre ira con nosotros, ahora solo depende de cómo seamos capaces de trabajarnos nuestra propia soledad.

Gracias por leerme
luismgon