relativizando es curioso analizar el camino de unas letras. las palabras salen del calor, de la lumbre de unos dedos con alma que se abren al pecho y las vísceras, y llegan frías, sin emoción, con prisas a unos ojos que pretenden encontrar algo que no les de mucho que pensar y una respuesta rauda, automática. una vez correlindes se quejó de la rapidez con la que se leían los posts, y tiene toda la razón. no se si es culpa del remitente o del remitido, pero el calor que el creador da a sus palabras se vanaliza y se pierde, y en muchos caso, incluso se obvia. en el fondo, nuestro intelecto se para a escuchar solo lo que queremos oir,y nuestra acelerada rutina nos deja hueco para intervenciones de practicidad, de dedo fácil e intervención rápida,exhaladas pero no inspiradas. la verdad es un concepto inexistente en nuestros días, pues el camino hacia ella quedó embarrado y anegado por demagogias y egolatrías. machado mostró una infinita humildad al solicitar acompañamiento en su senda por encontrar la verdad, al deshacerse de prejuicios y descartarse como poseedor de su verdad, en pro de una verdad común. y en el transcurrir del río que describió manrique, y que inevitablemente desembocará en el mar,las personas hemos abandonado el objetivo de buscar la verdad. no hay preguntas, ni siquiera un relativismo comprensivo en el que asome una duda. el individualismo de nuestra era se enfrenta al frenetismo de la competencia, en la que el objetivo final dejó de ser encontrar la verdad, para defender verdades individuales. y es que, al fin y al cabo, el camino es demasiado corto como para concluir sabiendo que no se sabe nada. la verdad irreflexiva, dogmática, genética o cultural, se impone en nuestros valores. no aprendemos a aprender, pero nos enseñan a enseñar. y al final del camino, nuestra obsesión fue la de defender nuestra verdad, la cual nunca tuvo la oportunidad de ser refutada, cuestionada o alterada por nosotros mismos. y cuando una sociedad basada en el personalismo está motivada por la necesidad de enseñar, de mostrar y demostrar, más que por la de aprender y aprehender, nos condenamos al olvido, y a la imposibilidad de avanzar hacia la "verdadera" verdad. y vaya coñazo que os he metido, pero he visto una pelicula que me ha dejado este regusto escéptico.
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