El Viso de San Juan - Toledo

Transcribo de forma literal el siguiente artículo copiado de un periódoco digital:
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Sí, demasiados políticos, banqueros, especuladores insaciables de todo tipo, gurús de la economía, intermediarios, constructores, promotores, periodistas, entidades financieras descontroladas, grandes empresas, grandes fortunas y otros muchos se han ido y se van de rositas. Es decir, no están ni estarán imputados en ningún procedimiento judicial a pesar de sus mentiras, de su falta de ética, de su arrogancia, de la Ley del Suelo que permitió convertir casi todo el suelo patrio en urbanizable, de mirar hacia otro lado, de su ambición desmedida, de no combatir el fraude fiscal, de televisiones autonómicas insostenibles, de obras faraónicas innecesarias (aeropuertos y líneas de alta velocidad fracasados, ruinosos parques de atracciones, carreras de Fórmula 1, Expo del Agua…), de las urbanizaciones fantasmas, de la burbuja inmobiliaria que nadie frenó, de la devastación del litoral español y de la degradación medioambiental de muchos lugares idílicos y de hermosos pinares.

A ese respecto, el Parlamento Europeo aprobó en 2009 el informe Auken, en el que se criticaba duramente la urbanización masiva en España. Nos sacó los colores. En 2005, en España se construían más viviendas que en Francia, Alemania e Italia juntas. Hay pocas cosas tan corruptoras como una burbuja inmobiliaria. Al principio de la crisis había 45 cajas, hoy quedan media docena viables.

El despilfarro económico y las mentiras de los políticos deberían ser delito y los partidos, responsables civiles de los desmanes de sus representantes.

La Iglesia también se está yendo de rositas, dejando al margen Cáritas. Recibe unos 10.000 millones de euros al año de aportaciones públicas, además de las exenciones de impuestos, como el IBI. El 70 % del suelo habitable de Toledo, Ávila, Burgos y Santiago es propiedad de la Iglesia.

Aunque en EE.UU. no hubiese estallado la burbuja de las hipotecas basura, España, irremisiblemente, se habría visto afectada por el estallido de su burbuja inmobiliaria y por sus faraónicas inversiones públicas. En ese momento comenzamos a descubrir que éramos pobres, y lo que es peor, que nunca habíamos dejado de serlo, entre otros motivos porque no habíamos apostado por la investigación y el desarrollo, solo ladrillo y sol. Así nos va. Y nosotros, los ciudadanos, además de pagar los platos rotos, ¿tenemos alguna responsabilidad? -------------------------------------------------------------------

En linea con el título, otro artículo sobre diferentes varas de actuar:
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Si cualquier ciudadano deja de pagar un crédito hipotecario inmediatamente es incluido en una lista de morosos y se inicia un procedimiento de embargo que acaba con la pérdida del piso, de las las cantidades satisfechas y una deuda que arrastrará durante toda su vida, amén de la imposibilidad de acceder a ningún crédito por su inclusión en el registro de morosos.

Por el contrario, si una entidad bancaria (léase CCM, Bancaja o Banco de Valencia) se ve abocada al rescate financiero por parte del Banco de España, la situación es absolutamente distinta: se le inyecta el capital necesario para evitar la quiebra, se mantienen los emolumentos de los consejeros, se le "anima" a la fusión con otra entidad en mejor situación y ni siquiera se exigen responsabilidades a sus dirigentes.

El colmo de la desfachatez viene cuando estas entidades que han recibido ayudas públicas (a través del famoso FROB ), lejos de utilizar esas inyecciones de liquidez para facilitar el crédito a familias y empresarios, lo utilizan para comprar deuda pública minorando así su cuenta de resultados sin ningún riesgo.

Ya sabemos que la banca no se rige atendiendo a criterios éticos pero, por favor, tampoco hace falta que se conviertan en epígonos del esperpento.
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